Saltillo|Monclova|Piedras Negras|Acuña|Carbonífera|TorreónEdición Impresa
Libra pena de muerte agresor que mató a 23 personas en Walmart de Texas, incluidos 9 mexicanos Buscará Trump eliminar las ciudades santuario Golpea EU a China, restringe exportación de chips Hallan fosa clandestina en patio de vivienda en Colima Trump minimiza filtración de planes militares Libra pena de muerte agresor que mató a 23 personas en Walmart de Texas, incluidos 9 mexicanosBuscará Trump eliminar las ciudades santuarioGolpea EU a China, restringe exportación de chipsHallan fosa clandestina en patio de vivienda en ColimaTrump minimiza filtración de planes militares

Zócalo

|

     

Opinión

|

Información

< Opinión

 

Coahuila

Deja la queja

Por Susana Cepeda Islas

Hace 2 dias

Hace algunas semanas me encontraba en una reunión; la plática estaba muy interesante y amena hasta que una de las personas desvió la conversación de manera drástica e inició un apasionado discurso sobre lo mal que la trataban sus hijos. Se escuchaba claramente que su descendencia se comportaba como tiranos y crueles; en ese momento se le quebró la voz e inmediatamente se convirtió en una víctima, me dio la impresión que estaba empeñada en que expresáramos palabras para compadecerla a causa del sufrimiento que le provocaba tal situación en esos momentos. Me sentí mal al escuchar ese discurso, lo que me llevó a recapacitar hasta dónde somos nosotros los que provocamos ese tipo de situaciones.

En ese escenario lo único que se me ocurrió preguntarle fue: ¿Qué haces para evitar esa situación? Nunca respondió, pero otra persona le contestó que eso no era nada, que su marido la trataba peor y lanzó una larga lista de ejemplos. La reunión tomó otro sentido, se convirtió en el muro de los lamentos, en una competencia de quejas, se empeñaban en demostrar quién sufría más, esto me llevó a reflexionar ¿Qué es más fácil? ¿Hacernos las víctimas? Para que todos nos vean como pobres seres que sufren o tomar las riendas de la situación y buscar alternativas de solución.

No cabe duda de que quejarnos constantemente es expresar malestar, o también se hace con la intención de criticar algún evento o persona, porque se tiene la idea de que eso que sucede no es normal para nosotros no es como lo deseamos. Cuando las cosas no suceden acorde con nuestras expectativas, ya sea lo imaginemos o anhelamos, y en la realidad sucede de otra forma, inmediatamente tomamos el papel de víctima, lo peligroso sucede cuando la queja es constante en nuestra vida nos convertimos en una persona quejumbrosa.

Las personas quejumbrosas tienen como intensión principal expresar su dolor, pena y sentimiento o manifestar su disgusto e inconformidad ante una situación; mire usted, según la religión católica afirma que quejarse es una demostración de descontento hacia Dios, considero que algunas personas se quejan para buscar validación, liberar tensión o simplemente desahogarse para transmitir su malestar emocional. Estar constantemente en el desazón o el malestar nos lleva a tener un estilo de vida negativo, pesimista, debido a que permanece dentro de nosotros un constante sentimiento de malestar, porque nos concebimos dañados o frustrados.

Cuando este sentimiento es frecuente se convierte en una acción para buscar la compasión de los demás y para tener su atención, esto nos hace sentir bien. Por ende, las personas quejumbrosas suelen resistirse al cambio. Las consecuencias son: genera estrés, emociones negativas, insatisfacción y desgaste emocional, físicamente cuando estamos en esa frecuencia liberamos cortisol, que es la hormona del estrés, afectando la energía. No comprendemos que quejarse empeora la situación, si estamos en constante queja la vida nos dará más cosas para quejarnos, es un hecho que quejarse no la mejora sino al contrario.

El Dalai Lama aconseja: “Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar basura, que no sea tu mente”. Debido a que los quejumbrosos tienen como objetivo que todo cambie, nunca ellos. Le aseguro que no quejarse mejorará considerablemente su estado de ánimo, sus relaciones interpersonales, tendrá ideas y emociones positivas, además el organismo producirá hormonas de la felicidad como las endorfinas, serotoninas, dopaminas y oxitocinas. Por eso le aconsejo dejar la queja y actuar para cambiar.

Notas Relacionadas

Se cae nombramiento de Alberto Leyva como delegado del Infonavit en Coahuila

Hace 3 horas

¿Qué esconde “Robán”?

Hace 5 horas

Castigo a terroristas

Hace 5 horas

Más sobre esta sección Más en Coahuila

Hace 5 horas

¿Qué esconde “Robán”?

Hace 5 horas

Castigo a terroristas

Hace 22 horas

Cierre de filas