Arte
Por Agencia Reforma
Publicado el lunes, 10 de octubre del 2022 a las 03:32
Ciudad de México.- Cuando enseñaba cine en Cuba, David Baksht hacía dos ejercicios: primero, mostraba una imagen y pedía a los alumnos decirle los sonidos que la rodeaban; después, ponía música o ruidos y debían describir la escena que cada uno imaginara con ellos.
Los resultados siempre eran muy diferentes y reflejaba que lo auditivo es tan vital como lo que se ve en pantalla, algo que ha guiado por cerca de 50 años su trayectoria como sonidista, que será homenajeada mañana con el Ariel de Oro, en la gala número 64, que tendrá lugar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
“ Las imágenes mentales que te produce el sonido son muchísimas, generalmente es de apreciación, cada quien interpreta. El sonido te cambia, aparte de adornar una imagen que no existe, le puede dar toda la dimensión que quieras”, explicó Baksht en entrevista.
“ Con el sonido puedes producir otras imágenes auditivas que abren las imágenes mentales y eso es fantástico, puedes inventar todo lo que se te ocurra y se te antoje. Entras al cine y te pones creativo, no es sólo grabar sonido, sino usarlo”.
Baksht estudió electrónica y música, dos pasiones que tenía, las cuales conjuntó para montar un estudio de grabación donde tocaba guitarra con sus amigos.
Con sus conocimientos trabajó en la grabación de 300 discos y presume que la mitad de la discografía de Óscar Chávez pasó por él, igual que la sonorización de varios conciertos. Eso lo convirtió en hombre de confianza de folcloristas como Ángel Parra.
Su primera vez en los Estudios Churubusco fue para grabar música de la película El Topo (1970), de Alejandro Jodorowsky, así como La Mansión de la Locura (1973), de Juan López Moctezuma.
La experiencia lo llevó a montar con amigos una empresa especializada en audio para cine, donde pudo integrarse debido a su interés en actualizarse y afrontar retos.
“ Estaban cambiando del analógico a digital, teníamos muchas cosas que aprender y adaptar. La primera película en la que me contrataron para hacer todo el sonido directo fue La Mujer y el Tuerto, de Arturo Ripstein.
“ La convivencia es la que más te va abriendo los caminos que quieres seguir caminando, si te preguntan si se puede hacer algo y dices siempre que sí porque te gusta resolver todo. Así llegamos hasta ahorita”, dijo.
También trabajó con Jorge Fons en El Callejón de los Milagros, que le dio una de sus cinco nominaciones al Ariel. Las otras cuatro fueron por Principio y Fin, Dos Crímenes, Un Embrujo y Cobrador, In God We Trust. Ninguna la ganó.
Cobrador, de 2006, es su último crédito registrado, pero Baksht no se ha alejado del cine, pues colaboró con Paul Leduc en proyectos que no salieron a público o fueron directamente a TV UNAM.
“ Ahora estoy en Churubusco con todo lo que es sonido y alguna otra cosa, eso ya me lo permite la parte de ingeniería que estudié al principio. Mis conocimientos de grabación los uso junto con la tecnología para que Churubusco siga caminando.
“ No estoy encargado de nada en específico, pero ando todo el tiempo en la sala THX, en la de música y la de doblaje, viendo que todofuncione. Ahí me topo con todos los muchachos y me preguntan qué pienso, si está bien, si lo corregimos o qué onda”, compartió
Su apellido también es legado, pues es padre de Jaime Baksht, uno de los tres sonidistas mexicanos que recibieron el Oscar en 2021 por El Sonido del Metal.
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