“Si lograste engañar a una persona no quiere decir que sea tonta, quiere decir que confiaba en ti mas de lo que merecías”.
Ch. Bukowski

El 19 de febrero de 2006, la mina ocho de Pasta de Conchos sufrió un una explosión por acumulación de gas metano; 65 mineros murieron a consecuencia.

Grupo México, la empresa propietaria de la mina, se comprometió a mantener las labores de recuperación de los cuerpos, pues no había posibilidades que estuvieran con vida debido a las altas temperaturas del estallido. El 4 de abril de 2007, luego del rescate de los cuerpos de dos mineros, a quienes se identificó como Manuel Peña Saucedo y Felipe De Jesus Torres Reyna, la Secretaría del Trabajo, a cargo de Javier Lozano Alarcón, suspendió las labores de rescate argumentando a través de un dictamen del Foro, Consultivo Científico Y Tecnológico A.C.

En dicho documento se construyó la verdad histórica de la explosión. En ella, hubo ausencia de peritos en minería y se basó en uno solo elaborado por Donald McBride. Con la llegada de la cuarta transformación, el presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a la entrega de los restos a los familiares, mientras que los medios de derecha insistían en la tan cacareada inviabilidad y augurando que no ocurriría el rescate y que era un desperdicio la inversión de 75 millones de dólares para ello. Durante todo este tiempo han señalado que se alimentaba la esperanza quimérica de las familias y que con ello se profundizaba el dolor de los afectados. La voluntad de los deudos y el compromiso del Gobierno de la República, mantuvieron la esperanza y las labores de rescate. Por fin este año y este mes sabemos que no hubo explosión, que es una mentira, que siempre fue una mentira. Además de cambiar las actas de defunción, una vez que el personal del Instituto Nacional de Medicina Genómica dé los resultados, estos irán también a las carpetas de investigación abiertas por la Fiscalía de la República para encontrar responsabilidades de la empresa Grupo México, del perito que contrató y del exsecretario Javier Lozano Alarcón, quien canceló los trabajos de rescate con base a esa instrucción.

Casi nunca conocemos por completo la verdad; como una mentira verdadera, hoy cambiamos el interés por la esperanza y en ella dejamos cada leve porción de humanidad sobre el manifiesto de un hallazgo porque a veces uno tan pequeño puede sanar todas las mentiras del mundo.