En el último Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria elaborado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, donde se mide y analiza la calidad de vida que tienen los internos privados de su libertad, se establece que las calificaciones que obtuvieron los Centros Penitenciarios del estado no son muy altas.
El de Reynosa sigue reprobado con una calificación de 4.80, es decir es el peor de todos, según la CNDH, el de Nuevo Laredo tiene una calificación de 6.44, el de Ciudad Victoria, 6.72 mientras que el de Altamira es el más alto con 7.58.
Entre las deficiencias que tienen la mayor parte de los penales de Tamaulipas son: en los servicios de salud, hacinamiento, insuficiencia de programas para la prevención y atención de incidentes violentos, la insuficiencia de vías para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos, no hay buenas condiciones materiales e higiene de instalaciones para alojar a las personas privadas de la libertad, inexistencia o deficientes condiciones materiales e higiene de instalaciones para la comunicación con el exterior y una insuficiencia o inexistencia de instalaciones necesarias para el funcionamiento del centro.
Lo anterior puede derivar que Tamaulipas sea el tercer estado con la mayor población que registró tendencias suicidas en el 2023, con un total de 84 personas ya diagnosticadas, por encima de otras entidades vecinas como Nuevo León, que tiene 66 y ocupa el cuarto lugar.
Los estados que ocupan los primeros lugares son Baja California con 271 personas con riesgo de quitarse la vida, y la Ciudad de México con 147.
En Tamaulipas la mayor parte de la población recluida en los penales son varones, de los cuales 72 tienen tendencias suicidas, mientras que 12 son mujeres, en la mayor parte de los casos las autoridades penitenciarias indicaron que tomaban medicamentos.
El diagnóstico establece que en el 2023 hubo 80 suicidios, en cinco de ellos las víctimas pertenecían a grupos prioritarios: dos adultos mayores (Sonora y Tamaulipas), una persona con discapacidad psicosocial (Estado de México), una persona indígena (Sinaloa) y un sujeto a protección (Yucatán) todos presentaban depresión y/o padecimientos psicológicos y fue por el método de ahorcamiento.
Tamaulipas ocupa el sexto lugar entre los estados con mayor población penitenciaria que se quitó la vida, con un total de 5 defunciones,empatado con Puebla, luego está Tabasco con seis casos, Sonora con 7, Sinaloa con 11 y la Ciudad de México con 11.
El desempleo, deudas y relaciones de pareja, son detonantes que impulsan a las personas a caer en las adicciones, que van desde el consumo desmedido de alcohol hasta drogas.
Estos trastornos adictivos tienen un pase seguro a la destrucción que no sólo afecta a la persona consumidora, sino también a su familia y entorno social.
En Altamira, a pesar de las campañas contra las adicciones encabezadas por las autoridades de Salud pública, no disminuye la cifra de pacientes adictos con pensamientos suicidas, reveló Carlos Juárez del Ángel, jefe de la Jurisdicción Sanitaria 12.
“ Nosotros tenemos aproximadamente al mes de 2 a 3 intentos de suicidios, los cuales son atendidos por nuestros médicos psicológicos en el Centro de Atención Primaria a Adicciones de la Uneme y son referidos al hospital psiquiátrico, según sea el caso”.
La necesidad de consumir bebidas embriagantes, pero sobre todo estupefacientes genera un cúmulo de emociones que van creciendo como una bola de nieve rodando, manteniendo a los afectados en un cuadro de estrés que posteriormente se convierte en ansiedad.
“ Nosotros no bajamos la guardia, llevamos pláticas en distintas secundarias, preparatorias y también universidades ya que los pacientes que llegan a la clínica tienen entre 15 a 18 años de edad”.