La taxonomía es la ciencia que se encarga de clasificar los seres vivos de forma jerarquizada y sistemática, basándose en su semejanza y proximidad filogenética.
La filogenética es la disciplina de la biología evolutiva que estudia las relaciones de parentesco entre los grupos de seres vivos. Se basa en la construcción y evaluación de hipótesis (explicación tentativa o predicción de la relación entre dos o más variables) sobre los patrones históricos de descendencia, que se representan en árboles evolutivos llamados árboles filogenéticos.
En otras palabras, no podemos estar completamente seguros de que esas relaciones de parentesco sean totalmente ciertas, es lo que se deduce, o se supone, o se colige, o se infiere. Resumiendo, todos estos sinónimos, estas relaciones de parentesco son llanamente conjeturas, sin embargo, es mucho mejor tenerlas y determinarlas en alguna manera de clasificación, que no tener nada y estar sumidos en la confusión total. Claro que por supuesto en la taxonomía puede haber errores o conclusiones que la lógica no nos permite aceptar a ojos cerrados o en su totalidad, sin embargo, nuevamente, es necesario tener una base relativamente sólida para ser capaces de estudiar y comprender lo que nos rodea, aunque en muchas ocasiones esas “verdades a medias” dejan muchos vacíos a la deriva, así como sucede con la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, que está plagada de “eslabones perdidos” que no se han encontrado, y que tal vez nunca aparezcan.
Esto nos remite a uno de los grandes conflictos entre la religión y la ciencia, las encontradas divisiones que tienen estas dos teorías en cuanto a la creación del planeta tierra, el universo, los seres vivos y por ende el ser humano.
La versión teológica, el “creacionismo”, es una doctrina que sostiene que Dios creó el mundo y el alma humana, y que cada especie es el resultado de un acto de creación particular. Los creacionistas creen que la Tierra es joven y que las especies no han evolucionado a partir de formas más simples. El concepto de creacionismo varía entre sus seguidores. Para los creacionistas de la Tierra joven, esto incluye una interpretación bíblica literal de la narrativa acerca de la narración de la creación del Génesis (El primer libro de la Biblia) y el rechazo de la teoría científica de la evolución.
El evolucionismo es una teoría que explica cómo las especies cambian a lo largo del tiempo y dan origen a nuevas especies. Esta teoría se basa en la idea de que todos los seres vivos actuales son el resultado de cambios graduales a partir de antecesores comunes.
Ampliando más esta teoría científica, la evolución biológica es el conjunto de cambios en caracteres fenotípicos y genéticos de poblaciones biológicas a través de generaciones. Dicho proceso ha originado la diversidad de formas de vida que existen sobre la Tierra a partir de un antepasado común. Los procesos evolutivos han producido la biodiversidad en cada nivel de la organización biológica, incluyendo los de especie, población, organismos individuales y molecular (evolución molecular), moldeados por formaciones repetidas de nuevas especies (especiación), cambios dentro de las especies (anagenesis) y desaparición de especies (extinción). Los rasgos morfológicos y bioquímicos son más similares entre las especies que comparten un ancestro común más reciente y pueden usarse para reconstruir árboles filogenéticos.
Esta última frase es la que vincula a la teoría de la evolución con la taxonomía de Linneo.
Según el Evolucionismo, toda la vida en la Tierra procede de un último, o primer, antepasado común universal que existió hace aproximadamente 4 mil 350 millones de años.
En mi opinión esto también tiene vacíos lógicos y prácticos, para mi entender es difícil aceptar que todas las maravillas que existen en nuestro planeta simplemente “se hicieron, o evolucionaron” solas, por casualidad a través del tiempo, y por razones que me parecen absurdas, como por ejemplo, que el cerebro del ser humano creció y evolucionó debido a que empezamos a consumir carne, cuando es bien sabido que los chimpancés también comen carne, e incluso hacen redadas de cacería en las cuales atrapan, matan y consumen a monos mas pequeños que ellos, y no por esta razón su cerebro ha crecido o evolucionado.
La base o esencia del nacimiento de este conflicto entre la creación o la evolución, lo ha sido la lucha entre la religión y la ciencia, y sus posturas dogmáticas y absolutistas, cuando, como en casi todo lo que ocasiona un debate, debería haber un entendimiento de ambas partes y crear una teoría que armonice y conjugue lo mejor, más lógico, practico y veraz de cada una de las teorías en disputa, conformar una versión ecléctica.
De hecho, ahora, algunos religiosos aceptan que la evolución biológica ha producido la diversidad de los seres vivos a lo largo de miles de millones de años de la historia terrestre. Ha habido muchas declaraciones reconociendo que la evolución y los dogmas de una religión concreta son compatibles. Algunos científicos y teólogos han escrito elocuentemente sobre la historia del universo y la vida en este planeta, explicando que no ven conflicto entre su fe en Dios y la evidencia de la evolución.
Incluso el papa Francisco ha declarado: “Dios no es un mago, sino el creador que dio vida a todo, la evolución en la naturaleza no es incompatible con la noción de la creación, porque la evolución requiere la creación de seres que evolucionan”.
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