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Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 1 de febrero del 2025 a las 04:02
Ciudad de México.- Tomoe Gozen es la más célebre samurái japonesa, fue una capitana de guerra que comandó a ejércitos de hasta 3 mil hombres y venció a varios batallones enemigos; Nakano Takeko, desafió las normas y forjó su propio destino, como las mujeres no podrían formar parte de los ejércitos de samuráis, creó su propio ejército femenino; Jingu, la emperatriz japonesa del periodo Yayoi y llamada La conquistadora de los tres reinos de Corea, destacó por su fuerza y su técnica marcial. Todas fueron guerreras en un mundo dominado por los hombres y, por ser mujeres, fueron invisibilizadas de la historia del arte de la guerra japonesa.
Sus historias ocupan a veces apenas cuatro líneas en el Heike Monogatari o Cantar de Heike, obra clásica del siglo XIII en la que se recogen las grandes batallas de la historia de Japón; en general, sólo quedó constancia de ellas en algunas estampas que ensalzan la belleza y el exotismo de mujeres vestidas con armaduras manejando catanas. Acaso, también, quedan en las imágenes de artistas como Kuniyoshi, Hiroshige o Hokusai, que alimentan los mangas japoneses.
Sin embargo, nunca se había contado la historia de estas guerreras, entre las que también está el relato de Kaihime, una samurái entrenada por su padre y luego entregada como trofeo al enemigo, además de las historias de Ohori Tsuruhime, Yamamoto Yaeko y las Hermanas vengativas, que forman parte de una estirpe de mujeres que a lo largo de los siglos lucharon por la igualdad en una sociedad japonesa masculina muy conservadora, como afirma Benjamin Lacombe.
Para “devolverles la vida, el cuerpo, el alma y la voz”, el escritor e ilustrador francés Benjamin Lacombe (París, 1982), autor de casi 40 obras ilustradas, junto con Sébastien Perez (Beauvais, 1975), quien es autor y ha ilustrado más de 40 libros -apoyados por el historiador francés especializado en la cultura japonesa, Matthias Hayek-, escribieron Historias de mujeres samuráis (Edelvives, 2024), una obra ilustrada que se impuso el reto de dar voz y sacar del olvido a siete mujeres guerreras que fueron transgresoras, rebeldes y excepcionales para su tiempo por su búsqueda de libertad y de exigir sus derechos, y que pueden ser inspiración para este tiempo de nuevas luchas feministas.
Desde que Lacombe conoció la historia de Tomoe Gozen, la más célebre samurái japonesa, quiso escribir de esas guerreras que incluso comandaron ejércitos. El artista, que es autor de otras grandes obras ilustradas como Madama Butterfly, Frida y Carmen, a los 19 años escribió un cómic sobre el fantasma de una mujer japonesa, en aquel entonces él desconocía que la onna-bugeisha -las mujeres samuráis-, habían existido de verdad. Pero cuando fue reuniendo información comenzó a forjar esta historia.
“
Me di cuenta de que muy pocos textos recogían sus historias y fue como desenterrar a estas mujeres olvidadas”. Descubrió que a las mujeres se les prohibieron muchas cosas, como utilizar la catana y que para defender a sus pueblos sólo podían usar la nagitana, una larga asta provista de una hoja en un extremo; tampoco se les permitía asistir a clases, ni participar en el arte de la guerra, menos tenían derecho a formar parte del ejército oficial, y hay pocas fuentes históricas.
A partir de esa ausencia, Lacombe y Perez escribieron siete cuentos sobre la historia de esas siete mujeres samuráis, influenciados por las luchas feministas actuales.
A LEER:
Ya no Quiero ser Valiente
Mariana Morfin
Tusquets, 2024
208 páginas
238 pesos
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