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Coahuila

Consecuencias fatales

Por Gerardo Aguado

Hace 2 años

Debido a su diversidad geográfica, México se ubica dentro de los 30 países más expuestos a desastres de naturales, tales como terremotos, erupciones volcánicas, maremotos, huracanes, incendios, inundaciones, deslaves y sequías entre otros; tal condición aunada al crecimiento de la población que reside en las zonas de alto riesgo, siempre ha elevado aún más el peligro latente de que ocurran desastres de gran magnitud.

Es por esa razón que se creó el Fondo para Desastres Naturales, sin embargo en 2020 desapareció; ¿el pretexto? AMLO dijo que… ¡efectivamente!, “era un programa plagado de corrupción”.

El mandato original del Fonden que fue creado durante el Gobierno de Ernesto Zedillo, en 1996, para ayudar a las poblaciones afectadas por fenómenos naturales, quedó extinto por abrogación, su objetivo era asegurar la disponibilidad de recursos inmediatamente después de la ocurrencia de un desastre natural para financiar la reconstrucción de infraestructura pública y vivienda de la población de escasos recursos, sin comprometer los presupuestos existentes ni los programas públicos aprobados.

En principio, el Fonden fue creado como un Programa Presupuestario del Ramo 23, Provisiones Salariales y Económicas, del Presupuesto de Egresos de la Federación y no fue sino hasta 1999, cuando se emitieron sus primeras Reglas de Operación.

Para obtener recursos del Fonden, las dependencias y entidades del Gobierno federal o de los estados de la República, debían mostrar que la magnitud de los daños excedía sus capacidades financieras y presentar una solicitud mediante la cual detallaban las necesidades de reconstrucción y sus costos estimados.

Cabe señalar que los municipios no recibían el apoyo directo, pues los gobiernos de las entidades federativas eran quienes presentaban las solicitudes para restaurar activos municipales.

Por supuesto que durante sus casi 24 años de operación, el Fondo de Desastres Naturales no estuvo exento de señalamientos en torno al manejo de sus recursos y el destino final de estos, sin embargo considero que este instrumento financiero requería una transformación profunda no su total extinción.

Estaba más que claro que habría riesgos al momento de desaparecerlo, ya que el Gobierno federal no contaría con los recursos inmediatos para atender consecuencias catastróficas por fenómenos naturales.

Toda esta introducción vale la pena recordarla, porque desgraciadamente la realidad nos alcanzó en Coahuila y en tan solo dos semanas, 11 incendios forestales consumieron más de mil 350 hectáreas de bosque, matorral y pastizal. En lo que va del año, el fuego acabó con 2 mil 600 hectáreas, en 24 eventos. Y no hay el suficiente recurso para sofocarlo de manera eficaz.

Hay incendios activos en el rancho El Cielo, en Zaragoza; en el predio El Cíbolo, de Acuña; en el cerro Santa Rosa, del ejido Cuauhtémoc, en Saltillo, con más de 500 hectáreas de matorral y arbolado adulto consumidas; en este sitio, el fuego sigue fuera de control y desde el jueves se aplican descargas de químico retardante desde un avión DC-10 contratado por el Gobierno estatal.

En el paraje Llano Largo, del Cañón San Lorenzo, en la sierra Zapalinamé, donde se encuentran los acuíferos que abastecen de agua a Saltillo, también fue víctima del fuego, pero su intensidad se redujo con las lluvias de los últimos días. Este siniestro ha consumido poco más de 85 hectáreas de matorral y arbolado adulto. Las otras conflagraciones se encuentran en El Cedrito, en Acuña; predio Buenaventura, en Ocampo; sierra La Madera, entre Ocampo y Cuatro Ciénegas y en el rancho El Mimbre, de General Cepeda.

Estos incendios ponen en evidencia, una vez más, que el Gobierno federal dejó a la deriva a todos aquellos mexicanos castigados ante la fuerza de la naturaleza, sin recursos presupuestales ni fondos para desastres naturales.

A la mitad del sexenio, el propio Lopez Obrador se echó la soga al cuello, al quedar sin recursos para ayudar a la gente en caso de desastres naturales y ello, además de que desnuda la falta de empatía y solidaridad con la población afectada, daña de forma irreversible –y eso sí le preocupa– su imagen y popularidad.

En menos de dos años han exprimido los fondos públicos de los fideicomisos y en particular del Fonden, con el argumento “de que era la caja chica del Gobierno en turno”, y está bien, vamos a concederle la razón, ¿pero era necesario desaparecerlo? Por supuesto que no.

Al final del día, lo que parece es que el cuento de la corrupción en un fondo noble como el Fonden, fue una gran mentira plagada de perversidad para justificar el uso de ese dinero que, de algún modo, paliaba la desgracia de la gente sumida en la desgracia.

 

Gerardo Abraham Aguado Gómez es miembro de Acción Nacional desde 2008. Exdiputado local en la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.

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