Saltillo
Por
Ernesto Acosta
Publicado el jueves, 13 de febrero del 2025 a las 12:35
Saltillo, Coah.- El Obispo Hilario González García advirtió que las personas que confían en su poder, en sus riquezas y bienes materiales, terminan por perderse a sí mismos, al alejarse de la presencia de Dios.
“ ¿En quién confiar? ¿En Dios o en el hombre? La confianza del hombre, ya sea en la fuerza de sí mismo o de otro y que aparte el corazón de Dios termina por ser una maldición, es decir, un destino estéril, incapaz de disfrutar de la bendición de la vida. En cambio, bendito el hombre que confía el Señor y en El pone su confianza, pues alcanzará una fecundidad y seguridad que podrá compartir con los demás”.
La confianza en Dios es pilar para la confianza en sí mismo y en los demás, y en tiempos de incertidumbre debe ser una virtud para crecer personalmente y promover la esperanza y la buena convivencia en la sociedad.
“ En el Salmo captamos tres actitudes del hombre dichoso que confía en el Señor. La primera, no se guía por mundanos criterios; segunda, no anda en malos pasos ni se burla del otro; y tercera, ama la ley de Dios y se goza en cumplirla”.
“ La confianza en Dios nos hace asumir criterios concordes a los valores del reino, nos invita a andar en buenos pasos y con respeto a la dignidad de los demás”.
La resurrección de Cristo abre la mente y el corazón para optar por aquellas opciones y proyectos que nos hacen resucitar con El. Si las personas no creen firmemente que Cristo resucitó, vana es la fe, indicó.
“ Si no podemos vivir conforme a esta verdad, nuestra fe y nuestra confianza serán de este mundo y tarde que temprano nos apartaremos del Señor. Seremos, como dice el Salmo, un cardo en la estepa viviendo en la aridez”.
En su mensaje semanal, señaló que son dichosos quienes, aunque pobres, tienen la confianza de poseer el reino de Dios; aunque hambrientos, tienen la confianza de ser saciados por Dios; y aunque sufren, tienen la confianza de que serán consolados y aliviados por el Señor.
“ En cambio, quienes han confiado solamente en sí mismos, en riqueza, en su saciedad, en su bienestar, apartando su corazón del Señor, terminan por perderse. Vivamos integrando en nuestra vida la confianza en Dios con la confianza personal y en los demás. Que sea la caridad lo que dirige nuestra vida y seamos dichosos confiando en el Señor”, concluyó.
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