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| “Dose” descubrió que su interés iba más allá del trabajo en la calle, así que optó por comenzar un trabajo más concentrado en las obras de taller.

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Concentra Manuel ‘Dose’ su aerosol en los detalles; Inaugura su primera exposición

  Por Christian García

Publicado el sábado, 1 de mayo del 2021 a las 05:22


Presenta en Oniria Resto-Bar una serie de piezas en canvas

Saltillo, Coah.- Durante años Manuel “Dose”, se dedicó a rayar sus cuadernos, de ahí pasó a las paredes y realizó murales, siempre cuidando “la calidad y el estilo” de su trabajo y del control del aerosol. La rapidez de la calle le mostró, poco a poco, otra necesidad para él: hacer una pieza detallada. Así, dejó la adrenalina callejera para centrarse en sus piezas dentro de un taller artístico que confluyó en una serie de piezas que ayer se expusieron, por primera vez, en Oniria Resto-Bar en la muestra 2E en Canvas.

Así, al entrar a las salas del lugar, el visitante puede encontrarse con cuadros que a primera vista parecen replicar una letra en diferentes colores, pero cuando se le presta atención puede descubrirse un trazo diferente y una armonía cromática que pasa a convertir las dispersas obras en un pieza más grande y, más aún, explaya una influencia del grafiti en ella.

Para “Dose”, pasar de las grandes piezas que plasmó en algún momento sobre paredes a las medianas imágenes de un spot definido, le dio la oportunidad de explorar “el detalle. Saber dónde hacer un trazo diferente, un brillo o un estilo distinto. Porque cuando le agarras el amor (al grafiti) y te clavas con él, lo que quieres es dejar algo más elaborado. La calle está chida, pero esto es lo que más me llena ahora”, apuntó.

Para el creador, dejar la calle y centrarse en sus piezas fue “una transición natural”, porque lo que lo motiva ahora es demostrarle a la gente que “cuando va en la combi y ve las piezas o en la calle, piensa que es un rayadero. Yo quiero que vean que no es así, que muchos tenemos técnica y que es un arte, un arte urbano”.

Al interior
El grafiti poco a poco ha llamado la atención de diferentes recintos culturales de la ciudad, que han permitido una intervención en ellos –El Cerdo de Babel y el Teatro García Carrillo, por ejemplo–, aunque los grandes muros callejeros continúan como el lugar predilecto para el sonido del aerosol al ser agitado. Así, colectivos como Tripulaczion se permiten vivir de este oficio, en el que conviven con muchos creadores académicos.

Para el autor de 2E, esto ayuda a que “la gente lo vea y lo acepte, porque se muestra el estilo y su calidad”, eso permite que se vea como “esto ha evolucionado bastante, aunque creo que sí ha habido mucho pique entre lo artistas para reconocerse entre uno y otro la técnica que se tiene, pero internamente todos saben que esto ha evolucionado un buen.

Eso ha ayudado a que se presenten murales más grandes en puentes, campañas políticas, incluso. Creo que esto ya ha sido más tomado en cuenta, porque la gente ya habla de ello. Entonces sí creo que cuando el arte urbano empieza a mover el sentimiento de las personas y a separar y unir, ya se le está dando valor”, apuntó.

Efímero
Aún así, “Dose” sabe que el grafiti callejero conlleva también un diálogo que se presenta ante una sociedad que, si bien ya ha dejado atrás un poco la idea del vandalismo, continúa cerrada ante la expresión que poco a poco ha pasado a relacionarse con el muralismo urbano.

Así, la idea de lo efímero que puede ser una obra en la calle, no lo será en una pieza de su estudio, aunque eso no ha evitado que muestre la fragilidad de una pinta, por medio de “las piezas en el aire”. Técnica que consiste en atar plástico de emplayar entre dos sostenes que pueden ser árboles, postes, tubos o varillas. Ahí se plasmará una imagen que puede tardarse horas en ser terminada y segundos en destruirse, en ocasiones por las mismas manos del autor.

Las piezas en el aire son para hacer la pintura, mostrarla y luego tirarla. Entonces la gente dice ‘oye, ¿y tu pieza?’, y cuando se enteran que la corté y la tiré, les digo que lo mío no es ganar dinero con ello, sino más bien decir ‘mira mi trabajo, esto es lo que hago.

Estos son mis trazos y mira cómo el grafiti tiene una infinidad de formas para hacerlo’.

Así la gente se da cuenta de que el grafiti tiene un ciclo de vida mucho más corto, porque estamos en una sociedad que no tiene la idea de verlo y tenerlo ahí. Creo que muchos artistas queremos darle el valor que esto merece”, concluyó el tatuador.

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