Esta semana fue muy dura para el partido en el poder, la Sala Superior del Tribunal Electoral de la Federación (TEPJF) canceló de manera definitiva las candidaturas de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero y de Raúl Morón Orozco a la gubernatura de Michoacán. Sin embargo yo considero que la otra determinación tomada por la misma Sala, la de evitar la sobrerrepresentación en el Congreso, es un tema mucho más importante y más de fondo para la vida democrática de nuestro país.

Me explico, todos sabemos que nuestro país funciona a través de la división de poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El poder legislativo en particular se compone de la Cámara de Senadores, integrada por 128 legisladores y la Cámara de Diputados, integrada por 500 representantes populares, 300 electos por mayoría relativa y 200 de manera proporcional a los votos obtenidos por los partidos políticos, los famosos diputados plurinominales.

Estos diputados, que llegan a su escaño sin haber hecho una campaña formal, han sido duramente criticados por muchos actores políticos ya que dicen que no se ganaron en las urnas su derecho a representarnos. Sin embargo, yo creo que vale la pena profundizar un poco más en este tema.

Esta figura, surge allá por 1977, cuando el entonces Secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, promovió una reforma electoral a fin de permitir que las expresiones políticas de los partidos de minoría tuvieran cabida en el Congreso. En un inicio fueron 100 para posteriormente tener los 200 que actualmente se eligen.

La maestra Irma, que además de ser la mejor maestra de mi querido Nava es mi mamá, de niña solía explicarme este tipo de temas con peras y manzanas, así que desde entonces para mi es más fácil entenderlo de esa manera.

Supongamos que existe una nación, llamémosla Fifilandia, que tiene 100 habitantes con derecho a votar y en donde se eligen 10 representantes populares. Existen cuatro opciones: los guindas, los rojos, los azules y los amarillos. Supongamos también que el partido de moda en ese momento son los guindas y que tienen el 40% de la preferencia en todos los distritos en donde se va a elegir a un representante; los rojos tienen el 20%, los azules otro 20% y los amarillos el restante 20%.

En esta nación, de no haber representación proporcional, los guindas ganarían 10 escaños y tendrían el 100% de los espacios para la toma de decisiones. Es decir, el 40% de los votantes tendría el 100% de representación y el restante 60% de corrientes ideológicas o formas de pensar no tendrían un solo espacio.

Si en esa nación existieran 6 espacios plurinominales se pasaría de tener 10 espacios a tener 16; los guindas tendrían sus 10 ganados en las urnas, pero los rojos, amarillos y azules tendrían 2 cada uno, que representarían a las minorías que no ganaron. Pero si a eso agregamos, que para una decisión importante se requiere que 12 de los 16 integrantes estén de acuerdo para poder aprobarla, estaríamos forzando al partido de mayoría a tomar en cuenta a los de minoría para llegar a un acuerdo que tome en cuenta más puntos de vista.

De manera general, así funciona actualmente la cámara de diputados en nuestro país, tenemos 300 diputados que se eligen en las urnas y 200 plurinominales que se eligen de las propuestas de los partidos en 5 circunscripciones regionales.

La idea general de esto es que ningún partido tenga control del 60% de los espacios y es por ello que se topa a que los representantes que cada partido podrá tener de manera proporcional no sea mayor al 8% adicional a lo que obtuvieron en las urnas. De igual manera se establece que ningún partido podrá tener más de 300 diputados en total, lo anterior con el fin de tomar en cuenta otras corrientes políticas en las reformas constitucionales.

Regresando a Fifilandia, en esa nación las leyes prohíben tener más de 10 representantes populares en total. Sin embargo, al líder de los guindas no le gusta tener que ponerse de acuerdo con nadie que no sea los guindas y se le ocurre un plan para poder tener a los 12 representantes. El sabe que en las próximas elecciones puede ganar 8 lugares, con los plurinominales solamente podría subir a 10, pero si le pide a sus amigos guindas que por esta ocasión, algunos se pinten de morado y a otros de rosa y que compitan aliados, así puede llegar a tener más espacios.

¿Qué fue lo que hizo el líder de los guindas? Jugaron todos juntos, en una “coalición”, pero al llegar a la Cámara le pidió a 4 de los 8 que se declararan guindas, a dos que se declararan morados y a los últimos dos rosas. De esta manera, los guindas tuvieron acceso a dos más por la vía plurionominal, los morados a uno más y los rosas a otro. En total, 8 de mayoría y cuatro de representación proporcional, es decir 12 en total. Los otros partidos, se quedaron con los cuatro restantes. A partir de ese momento, el líder de los guindas pudo tomar decisiones a su antojo, “consultando” únicamente a la gente de su confianza.

Esto mismo sucedió en México en 2018, la coalición de Morena obtuvo 16% de representantes por la vía plurinominal en lugar del 8% que marca la ley, etiquetando a sus diputados en el PES o el PT a fin de acceder a esos espacios.

La resolución del Tribunal en este sentido fue muy simple y muy clara, los candidatos podrán participar por las siglas de la coalición que mejor les parezca, pero al momento de calcular los plurinominales se tomará en cuenta la “afiliación efectiva”, es decir, la que tenía el candidato al momento de ser registrado.

De esta manera se evitará la sobrerrepresentación y se mantendrá el espíritu de la Ley Electoral de no tener mayoría calificada al momento de tomar las decisiones trascendentales para nuestro país.

Bien por el Tribunal, bien por la democracia de nuestro país, bien por México.