Saltillo, Coah.- Se empieza con un cigarrillo, luego una copa, pero ya no es suficiente, se necesita “algo más fuerte”, como una droga mejor conocida como cristal, o cemento, psicotrópicos, entre otros, donde a simple vista es el inicio de una adicción, pero no es así, pues también puede ser el final de una vida.

Al pisar fondo, muchos tienen un momento de lucidez, y a pesar de que ya lo perdieron todo, tienen el deseo de retirarse de cualquier tipo de adicción, por ello, y literalmente, después de probarlo todo, acuden a centros de rehabilitación, como es lo es la Casa de Restauración Mesón del Cielo, donde la Biblia y la disciplina son fundamentales.

LA MISMA SOCIEDAD LA DEMANDA

Luego de experimentar la urgente necesidad de apoyar a la comunidad en esta área tan sensible como son las adicciones, Lino Sepúlveda, director de este centro de restauración, explicó que en 2001 nace Mesón del Cielo, que tiene un programa encaminado a restaurar las vidas de jóvenes, señoritas, adultos, que hayan vivido ese horror por las adicciones, depresiones, intentos de suicidio, entre otros.

“A través del tiempo hemos notado que ha ido creciendo en la sociedad esta necesidad, y se está experimentado que en los matrimonios disfuncionales, hasta la gente de menor edad, el número de gente adicta está creciendo”.

En ese sentido, comentó que últimamente les están pidiendo apoyo con adolescentes de 12 o 13 años; sin embargo, no cuentan con las condiciones necesarias para tenerlos, pues deben estar bajo el cuidado de sus padres, pero en este centro aceptan mujeres a partir de los 14 años, y hombres desde los 15.

De 2001 a la fecha, alrededor 3 mil personas han sido atendidas, y tras su experiencia han visto que en los últimos tres años ha aumentado la atención a jóvenes con problemas de drogas y alcoholismo.

EL SECRETO DE UNA RECUPERACIÓN

Según explicó Lino Sepúlveda, el programa está basado en una forma de disciplina, sacarlos del contexto en el que viven, traerlos de esa vida caótica a una con horarios para dormir, bañarse, comer, actividades deportivas y culturales, entre otras.

Los programas están basados en principios éticos y morales de la Biblia, que son enseñanzas fincadas en los principios morales que enseña la Biblia. “Reitero, esto con disciplina y orden, muchos nunca han hecho de comer, no saben incluso lavar la ropa y aquí tienen que aprender ajustarse a un horario que está normando durante el día.

“Como toda enseñanza, va de menos a más, de lo sencillo a lo complejo, y comenzamos viendo enseñanzas de la Biblia, que nos enseña que cuando nosotros vivimos en justicia, habrá paz, habrá gozo, entonces poco a poco lo vamos llevando, hay ese entendimiento, que el orden de Dios traerá paz a nuestras vidas”.

El tratamiento es por seis meses, y por la promoción que se hace, vienen de diferentes partes como de la Ciudad de México, del sureste del país, así como del Pacifico, Sinaloa, del mismo Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas e incluso Estados Unidos.

“Nos hemos dado cuenta que gran parte de los problemas que se viven, del fruto que está haciendo que los muchachos se droguen, anden tomando, estén en problemas de adicciones fuertes, no solamente en cuestiones de alcohol sino en muchas áreas de su vida, son por problemas emocionales, son por problemas en el alma, y gran parte de las enseñanzas que se dan.

“Incluso, hay un subprograma que está diseñado para traer libertad en el alma, y que quienes fueron marcados desde bebés o niños, situaciones que incluso ni ellos mismos se acuerdan, pero los marcaron. Aquí se ha visto que es un lugar en el que por la mano de Dios, esas heridas sanan y por consecuencia entra la gente a vivir un orden y una paz interna, que sólo ellos puedan cambiar su manera y su estilo de vivir”.

Incluso dentro de las enseñanzas, según explicó, hay retiros en los que se apartan a ciertos muchachos y sólo a ellos se les dan ciertas pláticas, pero esto depende de la gravedad de su adicción.

LAS ADICCIONES NO DISTINGUEN

A Mesón del Cielo acude todo tipo de personas, desde un taquero hasta un cheff, desde un limpiavidrios hasta un abogado, desde familias acomodadas y muy unidas, hasta familias totalmente deshechas.

“Hay gente que se ha recogido, que ha salido de los basureros, incluso tenemos identificados algunos de los que han salido y ahorita están trabajando de forma independiente, hay gente de todo tipo, pero un común denominador es la falta de sujetarse a una autoridad, es decir, como no hubo una autoridad, crecen con los valores invertidos, entonces vienen con una baja autoestima, y aquí con estas enseñanzas se revaloran”.

Al momento de tocar fondo se dan cuenta que necesitan ayuda, mucha de las personas que acude a este sitio son personas que se dieron cuenta que ya no pueden dejar las drogas o el alcohol, no tratan y no quieren, pero para estar en esta casa de restauración se debe estar seguro de que realmente ya tocó fondo para que la gente pueda acatar las reglas, pues si nunca en su vida tuvo a alguien que la mande, cae en shock, por eso muchos de los que quisieron intentarlo se fueron, pues nunca tuvieron a alguien que les diera una orden.

Por lo regular, admiten a personas desde los 14 años, y hasta 65 años; deben ser capaces de aguantar el ritmo de esta casa, pues no hay siesta. “Por eso muchos se van en la primera semana, porque hay un choque tremendo, pues, por ejemplo, se tiene que levantar a las 5:00 de la mañana y se debe bañar en cinco minutos, cuando antes se levantaba a la hora que quería, si quería trabajar lo hacía, y ahora no.

“Aquí no hay preferencias, todos duermen en un dormitorio, no hay puerta, pero aquí aprenden a tener tolerancia, y eso es muy importante porque eso ayuda a que después sea gente de bien”.

Y es que por semana alrededor de cinco personas son las que acuden, sólo la cuarta parte termina su tratamiento de seis meses. Actualmente atienden alrededor de 75 personas; sin embrago, destacó que hay casos donde las personas terminan su tratamiento y se quedan en esta casa como voluntario, y en ese caso son alrededor de 30 los que ya terminaron.

El tratamiento es gratuito, pues esta asociación se sostiene de aportaciones voluntarias de los familiares o amigos de quienes están en rehabilitación.

TESTIMONIO

José Luis, originario de Puebla, aún recuerda que son 30 años de adicción, pero desde hace 20 años se separó de su familia a causa de las drogas, y fueron los mismos años que pasó en las calles. Primero empezó a fumar, luego experimentó con cemento, psicotrópicos, pastillas, cocaína, crack, y eso fue lo que lo destruyó totalmente; él era casado, tenía una familia, trabajo, pero a causa de las drogas, lo perdió todo.

Las drogas lo llevaron a un punto en que su familia lo rechazó totalmente, la misma sociedad, e incluso fue perseguido por la justicia, pues no sólo se comienza una adicción, también se empieza a delinquir. “Entre los amigos, pues todos andamos igual, dice la Palabra de Dios que ‘Ciego no puede llevar a otro ciego, ambos caerán en el mismo hoyo’, y pues si entre nosotros mismos nos andamos hasta matando por un pedazo de droga, o por alcohol, entonces llega un momento en que se queda uno solo, sin saber para dónde ir.

“Yo varias veces intenté matarme, fueron así 20 años, me quedaba a dormir en casas abandonadas, debajo de un puente, en los jardines, ya sin familia, pero le doy gracias a Dios porque me trajo a este lugar”.

NUEVA VIDA

Fue un matrimonio originario de Reynosa, quienes prácticamente fueron sus ángeles de la guarda, pues ellos lo llevaron precisamente a Mesón del Cielo, y quienes también lo están apoyando económicamente.

“Ya había estado en varios lugares como AA o Drogadictos Anónimos, pero de ahí salí peor, salí bien traumado, ahí me golpearon, me amarraron, y no me sirvió. Recuerdo que mi madre me llevaba al psicólogo, con brujos, pero no me sirvió, y yo en este lugar no soy maltratado.

“Las adicciones y el alcohol se te puede quitar en unos seis meses, o el deseo en el cuerpo de la droga se puede quitar amarrando o aislándolo a uno, pero ese no es el problema, el problema es interno, aquí lo que me han enseñado es a comprender eso, que lo interno fue lo que me llevó a la droga”.

Platicó que fue esta pareja de Reynosa, a la que ayudaba con las compras y les lavaba su auto, quien hace dos meses y medio lo llevó a esta casa de rehabilitación, por lo cual está agradecido y es parte de su motivación para salir adelante.

Sin embargo, y la más importante de sus motivaciones, son sus dos hijas, a quienes no ve desde hace 20 años, ahora ya tienen más de 26 años y están casadas, lo sabe porque el pasado 10 de mayo habló con una de sus hermanas y se lo comunicó, y aunque su familia lo culpa de la muerte de su madre por su adicción, su más grande sueño es que una vez que se rehabilite al 100% lograr reconciliarse con su familia, con sus hijas, pues incluso su forma de pensar ha cambiado.

Hoy en día desea ser un hombre de bien, trabajar, libre de adicciones, y sabe que lo va a lograr.