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Nuestro México es un enorme y bellísimo mosaico multicolor.  En cada festividad, ya sea cultural, cívica, religiosa, la organización de la gente es impresionante.  Desfiles, carros alegóricos, representaciones, vestuario, en fin, una serie de acontecimientos que forman parte de nuestras hermosas tradiciones. 

México, en cada evento de nuestro amado país, su gente pone el alma al crear las maravillas que gozamos, que disfrutamos.  Nuestros excelentes artesanos dan vida a cada festejo; su creatividad es realmente grandiosa.

Una de ellas, muy significativa es la del 15 de septiembre, fecha dedicada a conmemorar el “Grito de Dolores”.

Patriotismo, amor a la Patria ¿dónde han quedado? ¿acaso en el pasado cuando estudiábamos la primaria? ¿cuándo fuimos cambiando?  Le podría asegurar que no hace mucho tiempo, pero sí demasiado rápido. 

¿Qué nos ha pasado y qué país pretendemos dejar a los niños y jóvenes?

Lo ocurrido recientemente en el Senado no debería sorprender a nadie.  Quien traiciona una vez lo seguirá haciendo las veces que le plazca y se lo permitan. ¡Por supuesto que sí!

Cambiar de partido, para el ambicioso quizás sea la mejor opción, por eso saltan como chapulines de un lado a otro.  Lo mismo les da agitar la bandera partidista con los colores de uno que de otro grupo.

Y se vuelven despreciables porque se exhiben como lo que son, gente sin convicciones, sin amor a la patria.  porque al final de cuentas no es un grupo político el que está mal sino quienes lo integran, quienes lo manejan y ponen sus propios intereses y ambición por encima del bien colectivo.

Desafortunadamente un sector de la clase política ha mostrado su peor rostro que es ni más ni menos, el de la ambición.  Y por ambición se actúa sin ética, sin principios y la persona se presenta como lo que es realmente: cobarde y traidora. 

No importa si es hombre o mujer; hoy en día, lo mismo da.  La traición está en todas partes y no corresponde a determinado género.  No hay convicción política y si la hay no está en una mayoría que se comporta con vileza de principio a fin.

México es nuestra patria, nuestra nación a la que hay que defender de vivales que se están apropiando de las instituciones para destruirlas.

Para eso, nosotros los ciudadanos elegimos a nuestros representantes durante las elecciones. Para que voten con conciencia no con el hígado o para complacer al individuo que hace todo, menos gobernar.

Quien nos represente en la Cámara de Diputados y en el Senado deberían ser aquellas personas que al menos hayan leído la Constitución, que no sientan que llegan a levantar la mano tal y como se lo ordenan. 

Esos individuos deberían ser sancionados por traicionar la confianza de los ciudadanos que votaron en las urnas por ellos, ya sea por convicción o por error.

El ciudadano está en todo su derecho de reclamar a quien en la boleta aparezca en un partido y se cambie a otro ya en su cargo.  Eso se llama chapulineo y para que mejor se entienda, han cometido fraude, además de corrupción.

Aunque pretendan ser honestos, no se les cree.  En las acciones turbias, por ejemplo, compra del voto bajo diferentes presiones, al grado de cambiar repentinamente de partido, debería ser considerado el mal representante como lo que es, un despreciable traidor además de un vulgar cínico.

Pretenden sentirse ofendidos cuando son ellos los que denigran el cargo, al partido que los cobijó y al país.

Y lo hicieron por haber cedido al chantaje, el que se fragua desde el poder para doblar a los corruptos para no ser exhibidos.  Aunque de nada sirve pretender ocultar lo que está a la vista de todos: la riqueza insultante que los delata.

Eso es lo que han hecho dos veracruzanos -padre e hijo- que se han convertido en una vergüenza para un estado hermoso, con gente leal y trabajadora.  Vendieron su dignidad y creen haber comprado su tranquilidad, bueno, lo que dure, porque nada es eterno.  El voto de la traición quedará para la historia.

Que disfruten su traición y saboreen el aparente triunfo en un partido al que antes repudiaban y en el que hoy han terminado arrodillados.  

Nosotros, sigamos como lo que somos, mexicanos que amamos nuestro país, que votamos con conciencia por un México de libertades, de respeto. Gritemos desde lo más profundo de nuestro corazón y con mucho orgullo ¡VIVA MEXICO! Honremos a nuestros Héroes; nuestros Símbolos Patrios y con fervor cantemos nuestro bello Himno Nacional.

Que ningún traidor nos quite la alegría de vivir y disfrutar nuestras Fiestas Patrias, mientras podamos hacerlo.  No olvidemos que hay regiones en nuestro México que no podrán asistir a la tradicional ceremonia del Grito, por culpa de la violencia desatada por bandas criminales.