Coahuila
Por María José César
Hace 3 meses
La muerte repentina o inesperada de alguien que amamos, trastoca todas las fibras de nuestra vida y en cierta manera hay un rompimiento dentro de nosotros. Cuando una persona fallece de repente, ya sea por un ataque al corazón, un accidente, un desastre natural, o un suicidio o asesinato, surge una mezcla de sentimientos de angustia, de culpa y de enojo. Y es que en este tipo de pérdida hay un sentido adicional de pesar.
El dolor de no haber tenido el tiempo para despedirte, de sentir que no pudiste cerrarle los ojos, de haber compartido esos últimos minutos para un abrazo o esa palabra pendiente… puede causar reacciones profundas como, por ejemplo: trastorno de estrés postraumático. El duelo es esa respuesta humana normal a una pérdida y a través de este proceso podemos adaptarnos a una nueva vida en donde no estará presente físicamente nuestro ser querido. Sin embargo, la muerte repentina encierra en su duelo un desafío adicional: su carácter imprevisible nos hace sentir que estamos viviendo en una irrealidad mientras que ni siquiera tuvimos tiempo para decirle adiós o para expresarle nuestro último “te quiero”. Entonces pueden seguirnos persiguiendo esos pensamientos o esas frases sobre: “Acabo de hablar con ella, lo acabo de ver, estaba trabajando”. Y es que enfrentar eso nos lleva a generar respuestas intensas como el shock profundo, la culpa por asuntos pendientes, la desesperación, el enojo, la depresión intensa y la desesperanza frente a un mundo que no se muestra seguro. También los síntomas físicos son comunes como, por ejemplo, evasión, problemas para dormir, fatiga, cambios en el apetito e incluso afecciones cardíacas. No olvides que el duelo es un proceso cíclico por lo que todos estos síntomas pueden aparecer y desaparecer a lo largo del tiempo.
¿Cómo recoger los pedazos y reconstruirte?
1. Date permiso de hablar de ello. Toda esa cantidad de sentimientos pueden hacerte sentir que te estás volviendo “loco”. Sin embargo, sólo dándoles salida y expresando estas emociones podrás ir avanzando poco a poco en este camino de duelo. En la oscuridad de la desesperación, es posible que sientas que nadie te comprende o bien no deseas que otros te vean angustiado aislándote poco a poco para ocultar este dolor. No te aísles ni trates de ocultar este duelo con medicación, drogas y/o alcohol, ya que sólo estarás prolongando este proceso.
2. Date permiso de hacer lo necesario. Déjate ayudar, acompañar, en las labores de tu día a día. Es natural sentirte sin fuerzas. Haz sólo lo necesario y deja otras cosas para más tarde. Date permiso de recibir ayuda. Eso es ser contenido. Desde el mandado, bancos, trámites… esa ayuda puede ser un bálsamo.
3. Sácalo. Si sientes que no encuentras en tus amigos un espacio de contención o bien hay temas que no deseas hablar con ellos en este momento, busca otros recursos que te permitan expresar lo que sientes. Por ejemplo, si te han quedado asuntos pendientes para hablar con tu ser querido, escríbele una carta hablándole a esa persona, perdonándote y perdonándolo con absoluta sinceridad por los tiempos pasados.
4. No descuides tu salud. Atiéndete. Come, aunque no tengas ganas. Camina, respira…
5. Resignifica. Resignificar no implica olvidar ni seguir adelante. Siempre digo que estamos en dolor, y hay que darse el permiso de estarlo. Este es tu proceso, tu dolor. Así que es difícil hacer las paces con el dolor, el sufrimiento, y abrazarlo. Sabiendo que una parte de ti siempre permanecerá conectado a esa persona.
6. No temas pedir ayuda. Pedir ayuda es estar abierto a sentirte acompañado. Me quito las sandalias para acompañarte en tu dolor, pues es terreno sagrado, pero es necesario que encuentres ese lugar donde puedas ir armando las nuevas piezas de ti y de ese rompecabezas en el que hoy te sientes perdido. “¿Por qué me sucedió esto?”, “¿Qué hubiera sucedido si…?”, “Sin tan solo pudiera…”. Hacer las paces con los pensamientos, sentimientos, emociones… y todo lo que va apareciendo, es elaborar tu duelo.
La muerte de un ser querido es una de las experiencias que más duelen y que puede ser una experiencia traumática, prematura, injusta y equivocada que puede entretejer en nuestra mente algunos pensamientos y sentimientos obsesivos. Tómate tiempo para vivir este duelo en plenitud… comprender y expresar estos sentimientos son el primer paso para construir un nuevo vínculo significativo con el ser querido fallecido basado en esa historia compartida llena de amor y de historia.
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