“A petición de un grupo de 60 militares que habían servido al país en diferentes frentes de batalla, que fueron comandados por el capitán Manuel Leal, le solicitaron al gobernador del estado, general Hipólito Charles, la creación de una colonia agrícola que llevara el nombre de Capitán Leal, en honor de su fallecido comandante, en el sitio en donde hoy se ubica Ciudad Acuña, en la confluencia del río Bravo con el arroyo Las Vacas, esto se realizó el 27 de diciembre de 1877 y la viuda del capitán donó 30 lotes de su propiedad.
La diminuta población vivió sus primeros 25 años víctima de las incursiones indígenas que bajaban del vecino estado de Texas perseguidos por las tropas norteamericanas, del aislamiento con las poblaciones vecinas del estado, sus deficientes comunicaciones que eran muy difíciles e impracticables en todo tiempo, como consecuencia no les quedó otra opción que establecer nexos con la vecina población Del Río, en Texas y de otras poblaciones de Estados Unidos cercanas a la frontera.
Pronto elevó su categoría en 1860 por villa Las Vacas, que la perdió en 1884 para agregarse al municipio de Jiménez como congregación, pero el 11 de febrero de 1890, a propuesta del Lic. Constancio de la Garza, entonces secretario de Gobierno del estado, cambió su nombre a Villa Garza Galán, para complacer al entonces gobernador.
El 17 de febrero de 1894, el gobernador Francisco Arizpe y Ramos decreta que la población se agregue una vez más a la de Jiménez, en calidad de congregación.
En Las Vacas principiaron a difundirse las ideas revolucionarias de los hermanos Flores Magón y no tardaron en surgir simpatizantes e inquietos dirigentes que comenzaron a gestar en la apartada frontera un movimiento revolucionario que tenía como finalidad el derrocamiento del gobierno de Porfirio Díaz.
En plena revolución mexicana, el gobernador de Coahuila, don Venustiano Carranza, decreta el 16 de febrero de 1912, que la congregación de Las Vacas eleve su categoría a villa, nombrándola Villa Acuña, en honor al más grande de los poetas coahuilenses del siglo antepasado, como un reconocimiento, además, de los proto-revolucionarios de Las Vacas: Benjamín Canales, Encarnación Díaz Guerra y Juan José Arredondo, a quienes reconoció como pioneros del movimiento de liberación que fructificaría años después.
Pasada la revolución, Villa Acuña inicia su transformación económica, con la llegada de la industria sin chimeneas y su próspero comercio, que adquirió una pujanza sin precedentes después de la segunda guerra mundial como centro de atracción turístico y por decreto del 16 de septiembre de 1951, se decreta su ascenso a la categoría de ciudad, la cual que fue sede de la reunión que tuvieron los presidentes de México y de Estados Unidos, Adolfo López Mateos y Dwight D. Eisenhower, que trajo como consecuencia la construcción de la gran presa denominada Amistad”.
(“Las Cosas de Coahuila –colonia Capitán Leal”, columna periodística de Álvaro Canales Santos).
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