Saltillo
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Grupo Zócalo
Publicado el domingo, 6 de abril del 2025 a las 06:17
Salvador Martínez | Saltillo, Coah.- En un rincón olvidado de la memoria colectiva, donde el tiempo parece haberse detenido, se encuentra el fascinante mundo del coleccionismo. Este no es sólo un pasatiempo, sino una pasión que abarca generaciones, creando lazos entre personas que, con sus ojos curiosos, buscan las joyas de un pasado que sigue vivo en las vitrinas y estantes de sus hogares.
Era de la modernidad
El coleccionismo ha tenido una impresionante evolución, pasando de ser una actividad de nicho a un fenómeno global. Lo que en décadas pasadas era un hobby reservado a un grupo selecto de aficionados, hoy se ha convertido en una de las formas más reconocidas de preservar la historia y, a la par, generar ganancias. Con el avance de la tecnología, especialmente la de internet, los coleccionistas tienen acceso a un mercado global, y las piezas que antes estaban fuera de su alcance ahora pueden estar a apenas a un click de distancia. Sin embargo, este mercado ha modificado la manera en que se valoran los artículos coleccionables. Aquellos que alguna vez fueron considerados simples recuerdos ahora se consideran inversiones potenciales que pueden duplicar su valor con el paso de los años.
Si bien muchos coleccionistas prefieren las piezas tradicionales, aquellos que buscan obtener ganancias también han empezado a ver el valor detrás de objetos de mayor rareza o limitados. La era digital ha dado lugar a un mercado de subastas online donde se pueden ver figuras de acción que se venden por miles de dólares y cómics que, hace 20 años, hubieran costado sólo unos pocos pesos. Además, plataformas como Instagram, YouTube y otras redes sociales se han convertido en lugares en los que los coleccionistas comparten sus adquisiciones, abriendo puertas a una comunidad de apasionados que comparte un mismo interés.
Cristian: coleccionista con visión internacional
Cristian Saavedra es un claro ejemplo de cómo el coleccionismo ha evolucionado y se ha globalizado. Con 15 años en el negocio, Cristian ha establecido una red de contactos que le permite conseguir piezas de todo el mundo. Lo que comenzó como un hobby personal se ha convertido en una verdadera empresa de importación y venta de artículos coleccionables. Su especialidad son los juguetes de colección, muchos de ellos provenientes de Japón, un lugar donde los coleccionistas han desarrollado un mercado exclusivo de artículos raros.
Lo fascinante del proceso de adquisición de estas piezas es que Cristian tiene la capacidad de obtener productos directamente desde Japón, donde el mercado de los coleccionables tiene una especialización única. Las figuras y otros artículos son enviados a Estados Unidos, donde Cristian se encarga de recogerlos, realizar inspecciones, y prepararlos para su venta en el mercado mexicano. Las figuras sin empaque, aunque en condiciones menos que perfectas, pueden alcanzar precios impresionantes debido a su rareza. Dependiendo de la pieza, los precios varían desde los 5 pesos hasta varios miles, dependiendo de la demanda y de la historia detrás de cada objeto.
Cristian tiene una amplia variedad de artículos, desde tazos de los 90, figuras de anime, Hot Wheels, hasta peluches con más de 45 años de antigüedad. Muchos de estos productos provienen de colecciones en Japón y tienen características únicas que los convierten en piezas de gran valor. Cristian se especializa no sólo en colecciones completas, sino también en encontrar piezas raras que otros coleccionistas deseen agregar a sus vitrinas. Y es que, para él, el coleccionismo es una forma de arte. El valor de una pieza no sólo radica en su antigüedad, sino en la historia y en la emoción que le puede generar a quien la posee.
“ El coleccionismo es un arte, no se trata solo de tener piezas, sino de entender el valor que hay detrás de cada una”, comenta Cristian con la mirada fija en su última adquisición.
No hay pieza que no se pueda conseguir para Cristian. Su habilidad para navegar en el mundo del coleccionismo lo ha hecho destacar, y su éxito radica no sólo en las conexiones que ha creado, sino en su dedicación y pasión por encontrar esas piezas únicas que marcan la diferencia en las colecciones de sus clientes.
Francisco: santuario de papel y cartón
Si hay un lugar donde se respira la historia del cómic y las cartas coleccionables, es en el espacio personal de Francisco Yen. En su hogar, tiene una habitación especial dedicada únicamente a las piezas más valiosas de su colección. Para Francisco, el coleccionismo no sólo se trata de adquirir artículos, sino de preservar arte, historia y cultura. Dentro de este santuario, guarda los “santos griales” del mundo del coleccionismo: portadas de cómics con errores de impresión, ediciones limitadas, y piezas de colección relacionadas con Star Wars, Marvel y DC.
En su mueble especial, resguardadas con sumo cuidado, están sus piezas más valiosas: portadas de cómics con errores de impresión, ediciones limitadas de Star Wars, y colecciones exclusivas del universo de Marvel y DC. Para los coleccionistas, estos artículos son una verdadera reliquia, objetos que no sólo son valorados por su rareza, sino también por la historia que cuentan. Muchas de estas ediciones limitadas fueron lanzadas en tiradas reducidas, lo que las convierte en artículos muy cotizados en el mercado de coleccionistas.
Aparte de las ediciones especiales de cómics, Francisco también ha reunido más de 2,000 cómics, organizados en cajas y con un cuidado extremo. Desde ediciones clásicas de Spider-Man y Batman, hasta portadas variantes y ediciones de aniversario, su colección es una verdadera muestra del impacto cultural de las historietas a lo largo de los años. Sin embargo, lo que realmente lo distingue es su enfoque en los detalles más pequeños: portadas raras, ediciones de coleccionista y aquellas que contienen errores de impresión que las hacen únicas.
“ El mercado del coleccionismo es amplio, pero las piezas más buscadas siempre serán aquellas con algún detalle especial: una portada que salió con error, una tirada exclusiva para convenciones, o arte alternativo difícil de conseguir”, explica Francisco.
Además, Francisco tiene una fascinación por las cartas coleccionables, que también forman parte de su espacio.
Estas cartas, que originalmente salían en sobres aleatorios, han adquirido gran valor con el paso de los años. La posibilidad de encontrar una carta de edición limitada o una con un error de impresión ha hecho que este mercado crezca exponencialmente. Las cartas con estos detalles no solo aumentan su valor económico, sino que también se convierten en piezas clave dentro de la historia de los cómics.
“ El proceso de graduación de cómics y cartas puede ser para preservar, o para darle valor económico. La graduación es un proceso meticuloso, en donde los expertos evalúan la calidad de la pieza en base a criterios como la superficie, las esquinas, las grapas y el color de las páginas. En el caso de las cartas, uno de los factores clave es el centrado, un elemento que puede determinar si una carta se vuelve más valiosa o no”, menciona Francisco con una mirada pensativa.
Jonathan: una visión desde la nostalgia
Jonathan García ha sido coleccionista desde que era niño, influenciado profundamente por su familia, en especial por sus tíos, quienes fueron grandes coleccionistas en su época. Su pasión comenzó con su afición a las películas y caricaturas, en especial con Cazafantasmas, una franquicia que marcó su niñez. Desde que vio la película, Jonathan quedó cautivado por la mezcla de terror y comedia que caracterizó a Cazafantasmas.
Su colección comenzó de manera sencilla, con los regalos que recibía en Navidad, pero con el paso de los años, su pasión por coleccionar creció hasta convertirse en una verdadera obsesión. Hoy en día, Jonathan posee una colección impresionante que abarca desde más de mil 500 piezas de Cazafantasmas hasta figuras de Volver al Futuro, pasando por películas, discos de vinilo y hasta disfraces originales de las películas.
Una de las habitaciones de su casa está dedicada exclusivamente a sus más de mil 200 películas, desde el cine de oro mexicano, Star Wars, thrillers, comedias, hasta terror y películas de su banda. Jonathan intenta recrear un videorama, un lugar donde pueda disfrutar de sus títulos favoritos y mostrar a sus amigos la magnitud de su colección.
En otra habitación, su colección de Cazafantasmas y Volver al Futuro está organizada meticulosamente, con más de mil 500 piezas que incluyen figuras de acción, réplicas de objetos icónicos de las películas, e incluso memorabilia original de las películas de los 90. Lo que distingue a Jonathan como coleccionista es que su enfoque no sólo se limita a las figuras de acción, sino que también abarca otros artículos como discos de vinilo, películas originales, y otros objetos utilizados en las películas. Esto le da a su colección un carácter único, ya que no sólo se trata de figuras, sino de una serie completa de artículos relacionados que enriquecen la historia de cada una de las piezas.
El alma del coleccionista
El coleccionismo es un reflejo de la conexión emocional que tenemos con los objetos que nos rodean…
Esos pequeños trozos de historia que tienen la capacidad de transportarnos a otro tiempo, a otra época, a otro espacio.
Lo más fascinante del coleccionismo es cómo une a las personas a través de pasiones compartidas, trascendiendo generaciones. No importa si es un joven coleccionista que comienza a construir su espacio dedicado a sus figuras favoritas o un veterano con décadas acumulando joyas raras; todos tienen un hilo conductor que los conecta: el deseo de conservar lo que representa algo significativo para ellos.
A través del coleccionismo, el pasado se mantiene vivo, y el futuro también se conserva, ya que muchas de estas piezas pasarán de generación en generación, llevando consigo una tradición de aprendizaje, cuidado y valoración.
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