Coahuila.- Según el Sistema Integral de Información Ambiental del Estado de Coahuila, nuestra entidad es parte de cuatro regiones hidrológicas: Bravo-Conchos, Mapimí, El Salado y Nazas-Aguanaval, “donde se localizan 17 cuencas hidrológicas y 43 subcuencas”.

Entre las subcuencas, el sistema ofrece un listado de los ríos y arroyos con que cuenta la entidad, muchos de los cuales son afluentes del Río Bravo, para un total de 26; pero al buscar la misma información en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la lista aumenta a 30, y de ellos, solo coinciden en nombre un total de 8.

¿Cuáles ríos hay en Coahuila?

Estos son: Río Salado, Río Bravo, Río Sabinas, Río Nazas, Río Aguanaval, Río San Antonio, Río San Diego y Río San Rodrigo; por lo que como se puede observar, la información sobre las afluentes no es coincidente en ambos casos.

No obstante, el hecho es que en Coahuila existen y hay registro oficial de ríos que significan una importante reserva de vida para la entidad, en la cual, la “hidrología superficial está definida principalmente por cauces intermitentes y efímeros, teniendo muy pocos cauces perennes como el Río Bravo, Río Sabinas, entre otros”, señala el Sistema.

Esto se debe primordialmente a los patrones climáticos que prevalecen en la entidad “y a los escasos manantiales con un gasto suficiente para mantener un caudal perenne”.

Y es que además de ser pocos, estos cuerpos de agua se encuentran amenazados por muchos agentes externos, lo que según María Alejandra Carrera Máynez, directora de Conservación del Patrimonio Natural de la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila, es una realidad no solo en los ríos y arroyos de la entidad sino en todo el mundo.

“ Es uno de los ecosistemas que son más vulnerables y que están siendo más alterados por lo que hacen las personas, por afectaciones con el cambio climático; los cuerpos de agua, los arroyos tienen muchos problemas a nivel mundial, por lo tanto se les tiene que poner mucha atención”.

“Son alrededor de 10 ríos los que tenemos, pero depende de la clasificación si le llaman río o arroyo”, apuntó, al añadir que entre las principales alteraciones que se les provocan está la construcción de presas “que tenemos que trabajar para que provean un caudal ecológico”, lo que significa mantener un flujo y un volumen de agua que permita vivir a las especies que dependen de él.

“ La segunda es que alteramos muchísimo su cauce, quitamos su vegetación o queremos construir a las orillas de los cuerpos de agua y después si viene una inundación, pues nos afecta muchísimo”; también está la extracción de material pétreo que altera sus cauces y finalmente lo que se vierte a los cuerpos de agua, “en realidad todas son ilegales porque no se permite, pero descargas de industria o de ciudades, de aguas negras; los ríos están diseñados para tratar de minimizar los daños y de ir mejorando, pero les damos una cantidad de impactos que no pueden con ellas”.

A ello se suman 10 años de sequía en Coahuila, por lo que reconoció que revertir un impacto negativo “es de lo más complicado, es mejor invertir en conservación que en restauración.

Digamos que es pronto para dar un dato contundente, pero el primer muestreo no sacó datos malos en los cuerpos de agua, pero es el primer momento para hacer esfuerzos de conservación, no esperarnos a que estén verdaderamente mal”.

Nace ‘Ríos Vivos’

Así, recientemente, la Secretaría del Medio Ambiente en la entidad anunció el programa Ríos Vivos, en donde se inició un análisis de la situación actual de seis ríos y arroyos en nuestro estado: El Arroyo Las Vacas, El Arroyo Los Chorros, el Río Aguanaval, el Río Sabinas, el Río Candela, el Río Nazas y el Río San Rodrigo.

El objetivo es que la sociedad se involucre y mantener un monitoreo “que nos dé una línea base para empezar a saber cómo estamos y luego como vamos”; indicó Carrera Máynez.

No se trata de un programa nuevo: en el 2014 y el 2016 la Secretaría de Medio Ambiente de Coahuila llevó a cabo un proyecto binacional para conservación del Arroyo Las Vacas en Ciudad Acuña, en colaboración con la Comisión de Calidad Ambiental de Texas.

“ Texas tiene un programa que se llama Ríos Limpios, con una red de monitoreo muy impresionante de sus ríos y arroyos, pero se enfocan específicamente en calidad de agua, y nosotros quisimos hacer un programa hermano”; así nació Ríos Vivos, que no solo incluye la calidad de agua, sino las condiciones ambientales de vegetación y vida animal.

“ Se hizo un decreto estatal de una sección del Arroyo Las Vacas y ahora es una categoría de Área Protegida que se llama Monumento Natural arroyo Las Vacas, también decretamos un área protegida voluntaria a las orillas del río San Diego y así hemos tratado de empezar a buscar opciones”.

Según la funcionaria estatal, se trata de un tema más de índices “que nos digan más o menos como estamos y que lo podemos hacer personal de la Secretaría, pero también personas en campo, la idea es que poco a poco podamos ir capacitando gente, buscar la participación”.

Lo primero fue diseñar un programa de pasantías para recibir estudiantes de la Universidad de Texas en Austin “que vinieran los veranos a ayudarnos a desarrollar el programa”, en 2021 se recibieron tres pasantes con los que se definieron los parámetros de calidad del agua, cómo hacer la vinculación con voluntarios y cómo generar las bases de datos.

Se hicieron borradores de manuales y formularios, en el 2022 vino otra estudiante “y con ella metimos los parámetros de calidad ambiental; y el año pasado (2023) vino una última estudiante que nos ayudó a ver cómo trabajar la base de datos”.

En 2024 el programa arrancó con parámetros como la calidad del bosque de ribera, es decir, la vegetación que está alrededor, la calidad del agua, los índices de biodiversidad “y los temas de impactos”; se desarrollaron gradientes de color “entre más te acercas al azul mejor están las condiciones, entre más te vas al rojo peor están las condiciones”.

Se compró un segundo equipo de calidad de agua para poder trabajar en campo y existe la posibilidad de que la Comisión de Calidad Ambiental de Texas donde 4 equipos más.

“ Justo cuando ya íbamos a arrancar, tuvimos un acercamiento con el personal del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza y ellos están ahorita trabajando un programa que se llama Ríos e hicieron una plataforma monitor que fue lo que nosotros tratamos de hacer”.

Ya que sus parámetros eran muy similares, se inició a migrar usando su plataforma “nos prestaron, ellos la diseñaron entre la UNAM, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y el Fondo Mexicano”.

Para utilizarla es necesario darse de alta y capacitar a quienes van registrando sus datos en campo, que se van guardando para después hacer comparaciones de manera automática.

“ Ya tuvimos dos talleres de capacitación, estamos trabajando con el Municipio de Acuña y con el Tecnológico de Acuña, haciendo los muestreos en Sabinas con el personal del área protegida y estudiantes o jóvenes de la comunidad de los Mascogos y queremos incluir a la Kikapú; en Candela se trabaja con el municipio, en Los Chorros con el personal del área protegida de Zapalinamé y en el Aguanaval con el Área Protegida de Jimulco, un grupo de mujeres “y también personal de CIQA”.

La plataforma cuenta con un mapa con puntos de muestreo que conforme se acerca, se van abriendo “se les llama campañas”, y se van comparando mes a mes tomando como base la mejor condición del mes anterior.

Importancia del monitoreo

En cuanto a la importancia de los puntos de monitoreo, explicó que el arroyo Las Vacas es una afluente del Río Bravo, pertenece al tratado de aguas nacionales “y tiene un monumento natural y el Parque Nacional; esto se está combinado con áreas protegidas del río Sabinas que además es un sitio Ramsar que son humedales prioritarios a nivel mundial”, este se encuentra en la superficie más grande de protección de recursos naturales en el Estado: Don Martín, que inicia en El Nacimiento de los Kikapú y pasa por la comunidad de los Mascogos.

El río Aguanaval está en el suroeste del Estado, asociado a la reserva municipal Sierra y Cañón de Jimulco; “ahí trabajamos con la comunidad de mujeres del Barreal de Guadalupe”; Candela fue solicitado por el municipio: “tienen castores, y ahora es qué vamos a hacer para garantizar que estén en buenas condiciones, se queden y prosperen”.

Los Chorros, “tiene la Carpita de Saltillo y a pesar de que es un arroyo que tiene muchos impactos porque está pegado a la carretera y está muy alterado, la población de la Carpita de Saltillo aparentemente está más o menos bien. El único problema es que está en un lugar muy chiquitito, que con un derrame o algo, a la población le puede ir muy mal”.

El río San Rodrigo es “un área que se tiene que trabajar porque la Comisión Nacional del Agua ha dado muchos permisos para extracción de material pétreo y lo han ido degradando muchísimo, entre que detienen el agua en la presa aguas arriba y luego abajo extraen la piedra”.

El arroyo Las Vacas mantiene el impacto que le da la propia ciudad en la parte baja, “donde están las casas construidas en las márgenes”, aunque se han encontrado peces, aves y tortugas por lo que “todavía guarda una buena biodiversidad”; el río Sabinas “a un lado tiene la extracción de carbón, tiene las ciudades, sabemos que en años pasados ha habido descargas de cosas industriales”.

¿Qué sigue?

Lo que sigue es la adecuación y publicación de manuales, capacitación y equipamiento de los voluntarios para que puedan salir al campo solos, y que todos los datos se vayan registrando en colaboración con el Fondo Mexicano y con la Comisión de Calidad Ambiental de Texas, además de enlazarse “con la Comisión Nacional del Agua para pensar en cómo tener un sistema de alarma o detección de problemas, para que si algo en el muestreo sale, inmediatamente acudir a las instancias que tienen que atenderlo para hacer algo al respecto”.

Se requiere, dijo, buscar aliados para ver cómo empezar a mejorar los cuerpos de agua y sus condiciones.

Por ley, quién da los permisos de la extracción de material pétreo en los ríos es la Comisión Nacional del Agua o la Semarnat, la primera define cuánto volumen de agua llevan o sueltan las presas; “esa jurisdicción es Federal, pero queremos aportar, uno de los temas son los humedales prioritarios en donde la ley dice que la CONAGUA es responsable de la conservación; no siempre se lleva a cabo como quisiéramos que sucediera, por eso nuestra voluntad de acercarnos”; cabe mencionar que se buscó una entrevista con la representación en Coahuila de la CONAGUA, pero no fue posible conseguirla debido al período de asueto de diciembre.

La entrevistada destacó que el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza está desarrollando una estrategia nacional para conservación y restauración de ríos “nos están invitando a participar y eso sí daría las políticas claras de qué se tiene que hacer a favor de la conservación y de la restauración, ahí es donde creo que hay ya una incidencia en política pública”.

Esta puede lograrse a través de la plataforma monitor que está respaldada a nivel nacional por instituciones “entonces los datos que vayamos sacando nos dan el sustento para poder decir cómo están nuestros cuerpos de agua y qué necesitamos, nuestro objetivo es invitar a las comunidades a visibilizar sus cuerpos de agua, a quererlos, adoptarlos, hacer acciones a favor; por supuesto que vamos a buscar la coordinación con la Federación y estoy segura de que la vamos a poder lograr, pero también hay mucho que se puede hacer desde nuestro entorno”.

También está reafirmando los esfuerzos de colaboración con organizaciones nacionales e internacional “nos divide una línea política, pero es un territorio común y los esfuerzos a favor que hagan ellos y que hagamos nosotros nos van a beneficiar mutuamente”, y aunque en ese sentido existe la Comisión Internacional de Límites de Aguas (CILA) encargada de revisar los acuerdos internacionales, en el caso del Estado “nosotros hacemos cosas de colaboración técnica básicamente”.