Eckhart Tolle, nacido el 16 de febrero de 1948, es un guía espiritual y escritor alemán, reconocido por libros como El Poder del Ahora y Un Nuevo Mundo, Ahora. En 2008 el New York Times lo calificó como “el autor espiritual más popular”.

Estudió en las Universidad de Londres y de Cambridge. Por circunstancias que no aclara, empezó a padecer largos periodos de depresión, estando a punto del suicidio en varias ocasiones, abandonó su tesis doctoral en la Universidad de Londres, y pasó varios años de “vagabundo”, viviendo sólo de limosnas y durmiendo en los parques públicos de Londres. Una noche, después de cumplir 29 años, relata que recibió una revelación que hizo que su mente llegara a una conclusión: “No puedo seguir viviendo conmigo mismo”. Esto dio lugar a que se hiciera una pregunta, “si no puedo vivir conmigo mismo, debe haber dos: el ‘Yo’, y el ‘Mi Mismo’, que es con el que yo no puedo vivir, quizá, pensé, sólo uno de los dos es real”. En ese momento, Tolle experimentó una transformación espiritual (descrita en su primer libro) que marcó el principio de su labor como consejero y maestro espiritual. Además de varios libros muy exitosos, Tolle es autor de decenas de frases que se relacionan con su tema fundamental: “El aquí y el ahora”.

¿Pero qué tiene que ver toda esta introducción de la columna, con el título de la misma, Coahuila, isla, buque, o bote salvavidas?

Que Coahuila y los coahuilenses debemos pensar, planear, decidir y actuar como debemos comportarnos en el “aquí y ahora” , aprender a vivir con el “Yo” y el “Mi Mismo” de un estado dentro de una República federal, en este nuevo México que se desdobla y polariza aún más “surrealista” que antes de las elecciones del 2 de junio. Desde el 1 de diciembre de 2018, cuando tomó posesión el artífice de lo que sucedió el 2 de junio, en lugar de dedicarse a gobernar y luchar en todos sentidos y en todas las áreas para construir un mejor país, decidió mejor arruinarlo para poder debilitarlo y apoderarse completamente de él, y con los aparentes resultados que ha dado a conocer “su INE”, casi, casi lo logra, a excepción de algunas islas o botes salvavidas como Coahuila y Aguascalientes, y tal vez algunos pocos más. Al pasar de los días se descubren irregularidades y anomalías en miles de casillas y los números “no cuadran”, literalmente fueron unas “elecciones surrealistas”. Pero independientemente de lo que suceda en el resto del país, debemos concentrarnos y prepararnos para lo que, bajo estas circunstancias, o aun otras peores, pudiera suceder en nuestra tierra, Coahuila, en el “aquí y ahora”. En algunas otras columnas he destacado la trascendencia de nuestro estado y de sus habitantes en la historia nacional, cuna de la revolución y de grandes revolucionarios en todos los aspectos, militares y civiles. Y ahora, en este extraño e incierto México convulsionado, nuevamente Coahuila se encuentra inmerso en una tormenta imperfecta, flotando entre océanos con aguas turbulentas, agitadas, violentas y confusas. Si nos convertimos en una isla, como su nombre lo indica, estaremos aislados. Coahuila es muy grande como para ser solamente un pequeño bote salvavidas, que se escapa del naufragio de un país que triste y lamentablemente se seguirá hundiendo cada día más y más en todos los aspectos.

¿Entonces cuál debe ser nuestro destino? Coahuila debe ser el buque insignia de todos aquellos que jamás nos rendiremos en la lucha por defender los principios y valores de nuestra democracia mexicana, debe ser un ejemplo nacional en seguridad, salud, empleo, justicia y equidad. Factores en los que ya están conformados grandes resultados, sin embargo, debemos resistir los posibles embates de olas traicioneras, que pretendan hundir a nuestro sano buque en el mar de un peor caos, que a cada instante irremediablemente se avecina.

Objetivamente y sin halagos, felicito a don Miguel Riquelme, por ser senador en lugar de embajador, y por navegar en nuestro buque coahuilense hasta dejarlo a salvo y cubierto en un buen puerto. Asimismo, auguro al nuevo capitán, el gobernador Manolo Jiménez, que, con trabajo y sabia diplomacia, sabrá adecuarse a las nuevas circunstancias y lograr una independencia política y financiera para conquistar nuevos y mejores objetivos y logros, siempre navegando pa’delante.

Felicito a mi hermano Román Cepeda por su reelección en Torreón; a nuestro alcalde atleta Javier Díaz, por su gran triunfo en Saltillo; a mi estimado hermano Fernando Orozco Lara, por permanecer firme en Parras; al diputado Jericó Abramo por su copiosa votación, y debido a que me tocó, gracias a mi hermano Francisco Tobías, estar muy cercano a la campaña electoral en Múzquiz, felicito por su triunfo con mucho afecto a la nueva alcaldesa Laura Jiménez, a su esposo “El Gachupin”, y en general a todos los servidores públicos que realmente quieren luchar democrática y ciudadanamente por el pueblo coahuilense.

Haciendo eco de esta frase de Eckhart Tolle: “Tú eres el maestro de este momento. Eres el creador de tu propia realidad”. Avizoro que nuestros gobernantes coahuilenses serán capaces y estarán atentos, para ser muy inteligentes, hábiles y sensibles, para que cada día, según las circunstancias estatales y nacionales, puedan planear- con la experiencia y aprendizaje del pasado-, el futuro para construir y realizar en el “aquí y ahora”, la mejor realidad que sea posible para nuestra querida Coahuila.