“El Sofitel es de otro nivel: ahí van puros clientes Pupis”. Así me comentó Armando Muñoz, de Panamericana de Viajes, mientras me llevaba de Cartagena de Indias al Royal Decameron en la Isla Barú.
Por dentro me carcajeaba, pensando: “chin, soy medio Pupi (o Pupi y medio, ja, ja, ja). ¿Y el Royal Decameron (mi hotel) cómo está?”, le pregunté. “También tiene lo suyo, pero el Sofitel es otra cosa”. Armando tuvo voz de profeta.
Llegué en medio de un diluvio: “No vamos a recepción porque hay mucha gente”, me dijeron. Malo el cuento. Un galerón de central camionera: 80 personas sentaditas esperando pacientemente a que los llamaran. Yo no.
Aviso Pupi 1: “No vengo en tour, ¿a poco me tengo que esperar dos horas a que terminen con todos?”, comenté. Ah, y también avisé a mi agencia en México: esto no pinta bien. Tras quejarme, me atienden rápido (primera lección: al que no habla –o se queja– Dios no lo ayuda).
Arribo al cuarto. No me gusta. Comparado con Casa Don Luis de Cartagena, parece un Motel 6. Ah… ¡y la señal de internet no llega a la habitación! Veo un mapa del complejo, es grande.
Hay una zona VIP plus más cerca de la playa… aunque hasta eso, comparado con otros, mi edificio no estaba tan lejos.
Aviso Pupi 2: llamo a recepción: “¿Cuánto cuesta y cuál es la diferencia con VIP plus?”. Indiferencia: “No se puede, se lo debía haber ofrecido su agencia”. Me voy a la playa y –oh sorpresa– no me gusta. Y todos están en barra libre, aprovechando que el hotel es “all inclusive”.
¿Cómo estará por las mañanas con toda la gente? Voy a recepción para reservar las tres noches en restaurantes (comidas y desayunos son buffet): “No se puede. Pero no se preocupe, desde las 7 de la mañana puede reservar en nuestra app”. ¡Ja, pero ni hay internet!
Aviso Pupi 3: “¿Qué, qué? ¿Quieren que me levante a las 7 A.M. a reservar? Pero si son mis vacaciones…”.
Aviso Pupi 4: “Quiero hablar con el gerente”. Me decido: no estoy a gusto.
¿Voy a pasarme aquí las últimas cuatro noches de mi vacación?
Aviso Pupi 5: “Agencia de México, cotícenme por favor tres noches en Sofitel y regresar a Cartagena”. En media hora tengo la información: Sofitel, mil 250 dólares y no es “all inclusive”. Cartagena, 584 dólares. Como no me gustó la playa, decido regresar a Cartagena.
Al rato me marca el gerente: “Sr. Meléndez, ya quedaron las reservas. Aparte le doy mi clave de internet”. Ja, pequeño detalle: no hay internet en el cuarto. Ni la clave de James Bond me saca del apuro.
“Gracias Señor Vargas, pero ya decidí regresarme a Cartagena. Mañana pasan por mí a las 11 de la mañana”. “Pero le vamos a ofrecer algo especial…”. Demasiado tarde: la decisión ya estaba tomada.
Por cierto, lo conocí después y muy amable me hizo reserva en el restaurante asiático para la única noche que pasé en el hotel. ¿Y saben qué? Confirmé mi decisión: comida regularzona. Soy totalmente Pupi, ja, ja, ja.
Este divertido cuento brinda cuatro lecciones clave para tu negocio, apúntalas:
1. Tus clientes te dan señales. Reconócelas. Capacita a tu personal y que te alerten. ¿Alguien pregunta por VIP plus? ¡Es Pupi!
2. ¿Es Pupi? Ofrécele otras opciones, aunque cuesten.
3. Prepárate para servir a los clientes Pupi. Hombre, que funcione el internet, por Dios.
4. ¿Sabes que tu cliente es Pupi? No le ofrezcas servicios “que también tienen lo suyo”. Evítales el problema y mejor ofréceles Sofitel.
Cierro con una curiosidad. ¿Saben por qué había tanta gente en el Royal Decameron? Resulta que apenas en mayo, seis sicarios en dos jetskis ejecutaron en esa playita que no me gustó, al fiscal paraguayo Marcelo Daniel Pecci, en su luna de miel y frente a su esposa embarazada.
“En lugar de arruinarlo, el hotel es más popular”, me platicó Armando al regresar a Cartagena. “Ese día recogía a unos clientes y gracias a Dios pude salir del hotel. Las muchachas que recogí me dijeron: ‘Mataron a una persona’.
“Casualmente eran dos paraguayas. Las detuvieron en el aeropuerto. Estuvieron detenidas dos días”. Así como yo iba a estar detenido en el Royal Decameron. Ja, ja, ja… y va aquí la última lección: a final de cuentas, un pupi no calla, actúa… y por eso disfruté mis últimas tres noches en Cartagena.
Posdata. Renunció Tatiana, se cansó de ser florero. Se dio cuenta de que no podía dar resultados por sus cuatro problemas: 1. Andrés. 2. Manuel. 3. López y 4. Obrador.
En pocas palabras…
“Hay que tomar decisiones para disfrutar tus vacaciones”. Verso sin esfuerzo al regresar a Cartagena.
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