Coahuila
Hace 5 horas
Mientras la Presidenta de la República manda un mensaje al viajar en avión comercial para ir a la Cumbre de Líderes del G20, en Río de Janeiro, Brasil, la Senadora por Coahuila, Cecilia Guadiana, viaja en avión privado para ir a Saltillo al informe de su “tío”, el diputado local plurinominal Alberto Hurtado (ese que, cada que tiene oportunidad frente a terceros, especialmente si hay cámaras y micrófonos delante, se dice “hermano” del finado Armando Guadiana pese a la diferencia de 46 años de edad entre ambos y a que, en realidad, era su asistente).
Sucedió el jueves 14 de noviembre, es decir, la semana pasada. El análisis cronológico inicia con la Reunión con Senadores y Diputados Federales (exclusivamente de Morena y aliados: PT y Partido Verde) en el Patio Central de Palacio Nacional, en la Ciudad de México, convocada de última hora para ese día a las 10 de la mañana pero que inició alrededor de las 11.
Un acto partidista usando instalaciones públicas (sin acceso a medios de comunicación, ni difusión oficial de los temas tratados en la “reunión de trabajo”, aunque esa es otra historia).
El evento se prolongó hasta las 12:30 del mediodía, cuando rompieron filas los asistentes y cada uno aprovechó para tomarse las fotografías de rigor entre sí.
Como consta en sus publicaciones de Facebook, Cecilia Guadiana hizo lo propio y posteó a las 12:37 una imagen etiquetando a la titular de la Secretaría de Gobernación, utilizando la opción ubicación en tiempo real que provee la red social.
Después del registro fotográfico, suponiendo que hubiese salido inmediatamente del edificio, sin interrupciones, y la estuviesen esperando por la calle Corregidora en el estacionamiento VIP (con privilegios por encima de los otros 450 invitados), necesitaría un recorrido de 25 minutos aproximadamente desde el Centro Histórico hasta el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, sin tráfico (lo cual se antoja complicado en circunstancias habituales para la capital del país en catorcena).
Acto seguido, debió documentar ipso facto en el mostrador más cercano de la Terminal 2, obtener el pase de abordar (o llevarlo digitalizado en el celular, es lo mismo), dirigirse a la sala de espera, y subir al avión en el acto.
Presumiendo que no haya retrasos en la salida como habitualmente sucede, lo anterior tomaría otra media hora hasta el despegue de la pista, en el mejor de los escenarios. Aunque para ello se necesitaría conectar, en un acto de logística impoluta, un vuelo nacional con asientos disponibles.
Y esta es la vía rápida. Peor hubiese sido irse al AIFA.
La ruta directa del vuelo comercial desde el AICM, por lo regular, sin turbulencias ni desviaciones, dura 1 hora y 40 minutos hasta la Sultana del Norte.
Bajar de la aeronave en orden y por filas, salir sin detenerse a recoger equipaje del Aeropuerto Internacional General Mariano Escobedo, desde Apodaca, con una camioneta y chofer esperando en la puerta y el motor encendido, implica otra hora y 45 minutos de trayecto hasta la entrada a Saltillo, estimando que no existan incidencias en la carretera libre ni en la autopista, como suele ocurrir diariamente.
Pero de hecho sí hubo una en ése momento: la construcción intensiva del arco de seguridad en la carretera Saltillo-Monterrey, a la altura de “Kimberly Clark”, en Ramos Arizpe, los días previos a su inauguración por el Gobernador de Coahuila, misma que provocó desviaciones, tráfico, y la circulación ralentizada por ese inevitable tramo de acceso.
Ahora bien, trasladarse desde la entrada, en el norte de la ciudad, hasta un salón en el sur de la misma, alquilado para el Informe Legislativo de Alberto Hurtado, supone alrededor de 35 minutos a esa hora de la tarde, ya sea conduciendo por el bulevar V. Carranza o por periférico Luis Echeverría en condiciones de normalidad (ninguna de las dos vialidades las tiene desde hace años, por lo demás).
Así, sumando los obligados intervalos de tiempo, y sin pararse ni un minuto por eventualidades ni necesidades fisiológicas, el tour dura 5 horas desde la puerta de Palacio Nacional hasta la puerta del salón en la colonia Lourdes, o, lo que es lo mismo, llegar a las 5:35 de la tarde al último recinto. Justo a tiempo para instalarse y escuchar al ‘tío’ en primera fila.
Se antoja complicado, por no decir imposible.
Como es del dominio público, no hay vuelos comerciales al Aeropuerto Internacional Plan de Guadalupe, de Ramos Arizpe. Sólo privados y de carga.
Entonces, ¿cómo le hizo ‘Cecy’ para llegar puntual?
Fácil: en avión privado. “Taxi aéreo ejecutivo”, como le llaman. Chárter. De los que cobran en dólares y por hora. Un promedio de 3 mil dólares cada 60 minutos.
No es la primera vez. Los XB-RJT y XA-RJT, de Aeroharp, o el XA-RCL, de Rajet, ambos con sede en el Aeropuerto “de Saltillo”, reportan salidas al Aeropuerto Adolfo López Mateos, de Toluca, por lo menos una vez a la semana y en los días de sesión en el Senado, martes y miércoles, durante octubre y noviembre. Un Learjet 35 y un Hawker 800 salen en los mismos horarios. Como ambos son proveedores de un servicio privado, pueden esconder su bitácora de pasajeros, y a estos en un hangar.
Aproximadamente 90 mil pesos cuesta cada vuelo, sólo de ida. De regreso vale una cantidad similar.
Lo anterior viene a cuento debido a la polémica que generó a mediados de noviembre el viaje en helicóptero rentado por Ricardo Monreal y Pedro Haces, legisladores federales por Morena, para trasladarse desde la Ciudad de México. El problema para su causa fue que lo hicieron a plena luz del día y en medio de un deportivo, a lado de la Cámara de Diputados.
“No debe haber Gobierno rico con pueblo pobre; creo que todos debemos dar un ejemplo”, dijo Claudia Sheinbaum, cuestionada al respecto.
Independientemente de que se pague con recursos privados, el punto es la austeridad republicana; la narrativa del pobrismo.
Pues hay noticias: los referidos representantes no son los únicos.
Cortita y al pie
El asunto no es nuevo. El 18 de noviembre de 2021, desde el Senado, Armando Guadiana expuso a los medios de comunicación en conferencia de prensa: “Desde 1981 compré mi primer avioncito y gracias a Dios siempre he tenido avión en lo personal (…) He tenido diferentes avioncitos”. Y enumeró cuatro.
Para mayor contexto, recordará usted el avionazo del jet Hawker 800, propiedad de Guadiana, el 19 de abril de 2014, en el que se mató el comunicador “Toño” Dávila y siete personas más, a escasos metros de llegar al aeropuerto en Ramos Arizpe.
Para dimensionar: cualquier aeronave de Guadiana (cuya fortuna procede también del carbón entre otros minerales) cuesta más que el Lamborghini de Antonio Flores. Pero como andan a 15 mil pies de altura, no se ven.
La última y nos vamos
La incongruencia y el nepotismo, en cambio, son las que sí se ven a kilómetros de distancia.
Una élite privilegiada que abusa de la palabra “pueblo”.
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