Esta es la historia simple de un hombre sencillo, que sirvió de mucho como ayudante y chofer de uno de los más famosos saltillenses de nuestro tiempo, hombre de destacada personalidad, el empresario don Antonio Espinosa Falcón, de afición cazador, con emotivas aventuras en México, África, Canadá y Estados Unidos, donde cobró importantes piezas de la fauna (animales en estado de libertad o independencia del ser humano).
José Rodríguez, “Chepo”, no sólo fue un seguro y buen chofer, sino un eficiente ayudante en los menesteres de la cacería.
Treinta años de su vida los pasó “Chepo” con don Antonio, ya sirviendo de piloto de su automóvil o como acompañante en las peligrosas actividades cinegéticas.
Ellos viajaron mucho juntos, tanto al extranjero como en el interior del país. Como era chofer oficial de don Antonio, pues le acompañó a todos lados a donde iba el empresario. Desafortunadamente o afortunadamente don José no cazaba, sólo era operador del auto y asistente del señor Espinosa Falcón.
Cuando no había salida “Chepo” despachaba en la más antigua de las gasolineras del país, ubicada en las calles de Múzquiz y Allende, en el mero Centro Histórico de Saltillo, propiedad de don Antonio, que aún sigue funcionando y que actualmente es propiedad del nieto de don Antonio, de nombre Luis Antonio Valdés Espinosa, quien fue secretario de Finanzas en el gobierno de Enrique Martínez y Martínez.
Chepo fue compañero como trabajador en la gasolinera, de Fidel, “El Oso”, “El Pajarito” y los hermanos Carlos, Francisco y Agustín Gaytán. Asimismo, compartió labores en el llamado Servicio Espinosa Falcón (gasolinera) con las secretarias Beatriz, Consuelo Meza y la señora Valverde. Don José casó con María Elena Ábrego y tuvieron a Dora Elia, Rosario, Javier, Miguel, Alejandro, María Guadalupe, Rosa Celina y María de Lourdes.
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