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Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 12 de abril del 2025 a las 14:53
Estados Unidos.- Un pelotón de fusilamiento ejecutó este viernes a un hombre de Carolina del Sur que mató a un policía fuera de servicio. Esta es la segunda vez que el estado utiliza este inusual método de ejecución en las últimas cinco semanas.
Mikal Mahdi no ofreció declaración final ni dirigió su mirada hacia los nueve testigos que se encontraban en la sala, tras un cristal a prueba de balas y rejas, una vez que se abrió el telón.
Gritó cuando los disparos lo alcanzaron y flexionó los brazos. Una diana blanca con una marca roja puesta sobre el corazón de Mahdi se introdujo en la herida de su pecho por el empuje de las balas.
Gimió dos veces más unos 45 segundos después. Respiró durante unos 80 segundos antes de parecer dar un último suspiro.
Un médico lo revisó durante poco más de un minuto y fue declarado muerto a las 6:05 p. m., menos de cuatro minutos después de los disparos.
El ‘menor de tres males’: ¿Por qué vuelve el fusilamiento?
El resurgimiento del interés por el pelotón de fusilamiento se debe, en gran medida, a las dificultades que enfrentan los estados para aplicar la inyección letal.
La escasez de los fármacos necesarios, una serie de ejecuciones fallidas o prolongadas y los desafíos legales basados en la Octava Enmienda (que prohíbe castigos crueles e inusuales) han llevado a buscar otras vías.
El caso de Idaho es emblemático: tras luchar por conseguir los fármacos y sufrir un intento fallido de ejecución por inyección letal en febrero de 2024 (Thomas Creech), el estado aprobó la ley HB 37 en marzo de 2025, convirtiendo al pelotón de fusilamiento en su método principal, algo único en el país.
El patrocinador de la ley, Bruce Skaug, argumentó la necesidad de evitar los problemas logísticos y legales de la inyección.
Rapidez y eficacia vs. ‘brutalidad visible’
Aunque considerado por algunos como un retroceso a una era “más primitiva”, el pelotón de fusilamiento es visto por expertos y algunos juristas como un método potencialmente más rápido, fiable y menos propenso a errores que la inyección letal.
La jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor, en su disidencia del caso Glossip v. Gross (2015), señaló que había “evidencia que sugiere” que el fusilamiento es “significativamente más confiable” y “relativamente rápido e indoloro”, aunque reconoció su “brutalidad visible”.
Expertos como el Dr. Jonathan Groner afirman que causa una inconsciencia “casi instantánea” al detener el flujo sanguíneo al cerebro. Además, investigaciones como la de Austin Sarat documentaron un índice de fallos del 0% para este método entre 1900 y 2010, en contraste con más del 7% para la inyección letal.
Un método antiguo en la búsqueda de una ejecución “humana”
Actualmente, solo cinco de los 27 estados con pena de muerte lo autorizan, mayoritariamente como opción secundaria.
La vuelta del pelotón de fusilamiento, impulsada por los fallos del método predominante, obliga a confrontar directamente la naturaleza violenta de la pena capital.
Como sugirió Sotomayor en entrevista con nuestro canal aliado CNN, levantar el velo sobre esta brutalidad podría forzar conversaciones necesarias sobre una práctica que busca, quizás en vano, una forma “humana” de quitar la vida.
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