En un estudio publicado el año pasado, por el Servicio Geológico Mexicano (SGM) y la Secretaría de Economía federal, revela que Coahuila ocupa el primer lugar nacional en la extracción de carbón, fierro, cadmio, celestita y sulfatos, generando ingresos millonarios para los dueños de las concesiones o de áreas de exploración.
El documento recalca que la historia de la entidad está relacionada con la minería como actividad principal desde la época de la Colonia.
Con la fundación de Minas de la Trinidad en 1577 nace lo que hoy conocemos como el municipio de Monclova. Luego viene el descubrimiento y explotación del carbón en 1828. Y en época más reciente se tienen registros de la explotación de fluorita, celestita, sales de sodio, magnesio, yeso, barita y dolomita.
La dependencia federal señala en el estudio Panorama Minero en Coahuila, que el Estado cuenta con infraestructura minero-metalúrgica y vías de comunicación efectivas. Entre las plantas más reconocidas están las dedicadas a la fundición de metales en Torreón, fundidora de hierro en Monclova, plantas carboeléctricas en Nava, así como varias empresas de beneficio y transformación de zonas donde si bien generan fuentes de empleo, pero la pregunta es ¿a qué costo?
Carbón Subbituminoso de tipo térmico y de tipo siderúrgico es lo que se comercializa, lo que hace ganar importantes cantidades de dinero a los concesionarios, que no invierten o que gastan cifras mínimas en contratación de expertos, peritos o equipos y tecnologías que puedan evitar o prevenir accidentes.
En la región de Sabinas, dice el SGM, existen poco más de 67 pequeños y medianos productores de carbón (registrados) que se agrupan en dos asociaciones mineras y productores independientes. La asociación de mayor importancia por el número de socios que agrupa es la Unión Mexicana de Productores de Carbón.
Estas agrupaciones, revela el estudio presentado por el SGM, que en conjunto suministraron de septiembre de 2020 a diciembre de 2021 alrededor de 2 millones toneladas de carbón para el consumo de CFE de las carboeléctricas Carbón I y Carbón II, ubicada en Nava, Coahuila.
Las ganancias para los dueños de las concesiones o predios donde operan estos pocitos, tajos o arrastre, son millonarias.
Si no voltee a ver a exalcaldes, exdiputados federales o locales que viven de esta industria, poco regulada, generadora del mejor carbón en el país y considerada como una de las actividades más riesgosas por las condiciones en las que se extrae esta sustancia utilizada como combustible fósil, para generar principalmente energía eléctrica.
El recuento es largo y doloroso. Minas de Barroterán, Las Esperanzas, Macarán, La Espuela, La Morita, La Florida, Pasta de Conchos y ahora El Pinabete, en el municipio de Sabinas, ponen en evidencia las condiciones de inseguridad bajo las cuales la Secretaría del Trabajo del Gobierno Federal permite que opere la minería en el país. Panistas, priistas, morenistas han llegado a la Presidencia de la República y ninguno ha querido o logrado, poner un alto a la falta de prevención y regulación de esta industria.
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