Elon Musk es diferente. En las últimas semanas, respaldó a Donald Trump y le hizo una entrevista fácil en X, la plataforma de redes sociales de su propiedad. Musk también está involucrado en una amarga disputa pública con la Suprema Corte de Brasil, que prohibió X la semana pasada. Recientemente afirmó que la guerra civil es inevitable en Gran Bretaña y respondió al arresto en Francia de Pavel Durov, el fundador de Telegram, publicando: “POV: Estamos en 2030 en Europa y te están ejecutando por darle me gusta a un meme”.
La propiedad de X le da a Musk un enorme megáfono para difundir sus puntos de vista. Pero centrarse en su plataforma de redes sociales oscurece el alcance real.