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Campo de exterminio

Por Guadalupe Loaeza

Hace 1 dia

La expresión campo de exterminio ha sido aplicada especialmente para uno de los momentos más oscuros en el devenir de la humanidad, nos referimos a Auschwitz, por lo que no debe de ser utilizado más que para ese momento de la historia. No obstante, no se puede negar que en el rancho Izaguirre del estado Jalisco ocurrió algo que se acerca a esa tragedia, toda proporción guardada.

No hay duda que para la Presidenta debe ser un tema muy delicado dados sus orígenes, de allí que en la mañanera de ayer, ella hubiera insistido en que más que campo de exterminio, era un rancho de adiestramiento. Fue muy evidente la puesta en escena con los periodistas “chayoteros”, contratados por el coordinador de Asesores de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, y por Jenaro Villamil, director del Canal 14, mismos que negaron que existieran montañas de ropa, de zapatos, gorras, mochilas, maletas, etcétera. Lo cual prendió a las redes sociales por lo burdo que resultó el hecho de haber limpiado por completo el sitio donde se encontraban estas pruebas del horror de esa barbarie. Como bien dice Guadalupe Acosta Naranjo en su X: “Aún en la versión de Harfuch en ese rancho se reclutaba personas engañadas, los entrenaban para matar y los asignaban a actividades delictivas, si no aceptaban los torturaban y asesinaban. No los exterminaban, sólo los mataban”. También se alborotaron las redes en Estados Unidos. Según US Homeland Security: “La Presidenta de México rehúsa luchar o detener los cárteles dentro de México. ¿Por qué permite que operen abiertamente a lo largo de su país? Los asesinatos masivos y la guerra contra la policía hacen a México uno de los países más peligrosos de la tierra. Ella tiene el poder, pero no hace nada”.

No nada más las redes reaccionaron con mucha indignación, ayer, en primera plana el diario estadunidense The New York Times, se refiere a este drama, haciendo hincapié en el título del reportaje firmado por Paulina Villegas: Un campo para matar en México, con una fotografía de Irma González, con la fotografía de su hijo Jossel Sánchez, desaparecido de hace de tres años. En otra fotografía se ven los hornos de cremación que se encontraron en el rancho de un pueblo en el estado de Jalisco; además se ven muchas llantas en un área que se supone que era un campo de entrenamiento para los recién entrenados por el cártel: en otra fotografía se aprecian varios agujeros excavados por los antropólogos forenses en su búsqueda por restos humanos y otras evidencias.

El reportaje de Villegas es largo ya que ocupa casi dos planas en las que hablan de los “cremation ovens” (hornos crematorios), “con restos humanos quemados y partes de huesos. Además de artículos personales y cientos de zapatos”. (Qué bueno que nuestro periódico fue el primero en referirse al rancho Izaguirre como campo de exterminio, ya que García Harfuch insiste en decir que: “Tenemos confirmado que era un centro de adiestramiento. Hasta el momento no hay indicios de que sea un campo de exterminio”). El New York Times apunta que: “Ciento veinte mil personas han desaparecido en México, desde que el país empezó a seguir sus huellas en 1962 de acuerdo con los datos oficiales. Desde el 2018 hasta enero del 2023, la agencia del Gobierno que coordina los esfuerzos para localizar a las personas desaparecidas en México, descubrió 2,710 tumbas clandestinas conteniendo restos humanos a lo largo del país”.

Qué vergüenza y qué angustia resulta leer reportajes como el anterior, publicados en la primera plana de un periódico que tira un millón de ejemplares diarios, el cual goza de amplia credibilidad, ha ganado 132 premios Pulitzer y cuenta con 23 sitios impresos en todo Estados Unidos. ¡Qué vergüenza que el mundo se entere de nuestro país con este tipo de noticias!

El reportaje termina citando al fotoperiodista Ulises Ruiz Basurto, quien ha documentado con crudeza la desaparición forzada en México, Ruiz acompañó al grupo de búsqueda del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco: “Tal como sucedió con el Covid, pensábamos que estaba sucediendo en otro lugar, en otro estado, en otra ciudad. Pero repentinamente todo el mundo tiene a un ser querido o sabe de alguien que ha desaparecido”.

Sí, desaparecidos en el campo de exterminio.

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