Nacional
Por
Agencias
Publicado el domingo, 18 de octubre del 2009 a las 14:00
México, DF.- Proceso El 25 de febrero de 1998, Carlos Castillo Peraza le reveló al periodista Julio Scherer García, en un viaje que hicieron a España, que había decidido renunciar al Partido Acción Nacional después de los maltratos que recibió de Felipe Calderón, su discípulo y sucesor en la presidencia del PAN.
“¿Cómo, de qué manera vivir sin el impulso de saberse útil en el mundo de tu pasión, la política?”, le decía Castillo Peraza a Scherer García, quien narra episodios clave de la unión y ruptura de ambos políticos en su libro “Secuestrados”, publicado por Editorial Grijalbo en agosto de 2009.
“A su propia torpeza y a Calderón Hinojosa, ‘inescrupuloso, mezquino, desleal a principios y a personas’, atribuyó Castillo Peraza una de las decisiones drásticas de su vida: la renuncia al PAN”, escribe el periodista en su más reciente obra, y explica:
“Castillo Peraza cuidó el porvenir político de Calderón Hinojosa, y Calderón Hinojosa se desentendió de Castillo Peraza cuando éste más lo necesitaba. Se dio así una radical diferencia entre ambos. Las consecuencias tardarían en sobrevenir, pero finalmente llegaron, dramáticas: estalló una amistad que muchos tenían por definitiva”.
La disyuntiva
Apenas cinco años antes, esa amistad y esa alianza política parecían a prueba de todo. Con los datos que le confió Castillo Peraza, Scherer lo registra, en unas cuantas líneas, del siguiente modo:
“El 5 de febrero de 1993, Acción Nacional viviría una jornada crucial para el propio partido y también para la República, según se sabría al paso del tiempo. Se trataba de la elección interna para suceder al presidente de la institución, Luis H. Álvarez.
“Después de horas sudorosas, los consejeros del partido privilegiados con el voto habían llegado a una encrucijada. La lucha entre dos de los contendientes, Alfredo Ling Altamirano y Carlos Castillo Peraza, hacía imposible definir al vencedor. El número de adherentes para uno y otro eran insuficientes para levantar el brazo del ganador. Se llegaba así al último episodio de la ardorosa batalla: Sendos discursos de los finalistas, o de sus representantes, sellarían una página histórica en los anales del partido.
“Calderón Hinojosa se aproximó a Castillo Peraza y, baja la voz, le propuso hablar en su nombre. Campeón juvenil de oratoria, tenía confianza en sí mismo. Frente al rechazo de Castillo Peraza, insistió una y otra vez.
“–No, Felipe.
“Felipe buscó una explicación y la obtuvo:
“Si Castillo Peraza hablaba por él mismo y salía airoso de la prueba, él sería el ganador, pero también Calderón Hinojosa. Amigos en el entramado de una relación intensa, maestro y discípulo ascenderían juntos a la cumbre panista. Pero si hablaba Calderón Hinojosa en nombre de Castillo Peraza y perdía, perdían los dos el inmenso futuro de sus sueños”.
Se desentendió
Tras una exitosa gestión al frente del PAN, Castillo Peraza le heredó el cargo a Felipe Calderón, quien ya en el poder de su partido fue cobrando paulatina distancia de su amigo y mentor, lo que se hizo patente cuando, en 1997, Castillo Peraza contendió por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
En “Secuestrados”, Scherer lo relata así:
“El PAN lo dio por perdido y fue retirándole el apoyo. Hubo voces que plantearon su remoción como candidato.”
Y añade: “Vencido, conoció la antesala, calentando una silla y perdiéndose en la lectura de periódicos y de revistas para apartarse de los desaires que lo acosaban. Calderón Hinojosa se mostró distante, frío como un grillete que corta. Castillo Peraza optó por su renuncia al partido. No hubo en ella melindres ni reclamos”.
El 28 de abril de 1998, dos meses después de aquel viaje a España donde le hizo a Scherer algunas de las confidencias mencionadas, Castillo Peraza “renunció al PAN, pero no renunció a sí mismo –dice el periodista–. Poco a poco se fue rehaciendo, personaje de otra manera en la vida pública. Sus colaboraciones en ‘Proceso’ continuaron, sin alteración posible; asistió a mesas redondas, pronunció conferencias, incursionó en Vuelta. Octavio Paz le dijo que dedicara su tiempo a la literatura, ‘noble señora que no traiciona a los escritores que le son fieles’”.
Las cartas
Seis meses antes de su salida definitiva del PAN, Castillo Peraza le había ya enviado a Calderón una carta donde, con fecha del 31 de octubre de 1997, le habla del “sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo” que había entre los colaboradores de Calderón, y le comunica el “dolor” que le ocasionó la sugerencia calderonista de utilizar en “beneficio personal” su cargo dentro del CEN del partido.
Un día antes de escribir esa misiva, Castillo Peraza y Calderón Hinojosa tenían una cita a la que éste no acudió, sin mediar cancelación.
Más sobre esta sección Más en Nacional
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 6 horas
Hace 7 horas
Hace 8 horas
Hace 8 horas