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Café Oso: Sabor cien por ciento saltillense

  Por Maricela Jiménez

Publicado el martes, 16 de marzo del 2010 a las 15:00


Seguramente usted lo conoce y hasta lo ha probado, pues desde hace más de nueve décadas ha deleitado a saltillenses

Saltillo, Coah.- Seguramente usted lo conoce y hasta lo ha probado, pues desde hace más de nueve décadas ha deleitado a saltillenses con su exquisito sabor a café de casa, molido en la fábrica de la calle Allende, en pleno corazón de la ciudad, para deleite de los peatones y conductores.

Con más de 90 años de antigüedad, el Café Oso, representativo de la ciudad, ha llenado las mesas de miles de saltillenses, que de generación en generación han heredado el gusto por el buen café, fabricado por la familia Zertuche.

Don Manuel Zertuche, comerciante originario de Villa de Patos, hoy General Cepeda, heredó el gusto por el café a su hijo Ernesto, quien inició con el negocio familiar moliendo café y después ampliando el negocio al chocolate.

De los miles de automovilistas que circulan por la calle Victoria cada día, pocos saben que ahí, entre Xicoténcatl y Obregón, el Café Oso tuvo sus primeras instalaciones, en donde don Ernesto Zertuche inició con el negocio: tostando, moliendo, empacando personalmente y repartiendo el café en bicicleta por todo el centro de la ciudad.

Javier Villarreal Lozano, escritor y conocido historiador recuerda que el negocio fue iniciado por la familia Zertuche en la calle Victoria, en la casa familiar, en donde quedó establecida la primera fábrica para tostar, moler y empacar el grano, que después distribuía de manera personal Don Ernesto.

“Este negocio lo inició la familia Zertuche, que era el padre y varios hermanos: don Emilio, Ernesto y Jesús, Artemio, Manuel que murió joven, y las hermanas, Ninfa, Irene y Leonela, que eran los Zertuche Aguirre”, señaló el historiador.

Si bien la tostadora tuvo su esplendor al ser manejada por don Ernesto Zertuche; fue don Manuel, su padre, quien inició con el negocio al establecerse en Saltillo procedente de General Cepeda, según recuerda Villarreal Lozano.

“El padre era de General Cepeda, era comerciante y se vino aquí a Saltillo y empezó el negocio del tostado, empezaron con café y después siguieron con el chocolate”, apuntó.

La primera fábrica, en la calle Victoria, formaba parte de la casa familiar, pues del lado oriente se encontraba la casa, mientras que al frente se localizaban las instalaciones de la tostadora, inundando de agradables olores este paseo familiar.

En la esquina se ubicaba la casa de don Isidro López, donde ahora está un cine, y atrás de la fábrica, el Colegio Saltillense.

PRIMER RASCACIELOS

Después, hacia los años 50, las instalaciones de la calle Victoria resultaron insuficientes para albergar el negocio ya en su máximo esplendor, por lo que se mudaron al nuevo edificio en la calle Allende, en donde se mantienen hasta la fecha.

Este edificio diseñado ex profeso para el Café Oso, fue uno de los más representativos de la época y que vino a romper con la arquitectura plana de la ciudad, tanto que en el libro Herodes, de Óscar Flores Tapia, se refiere al mismo como “Saltillo ya tiene un rascacielos, con el nuevo edificio de la calle Allende”.

“Era algo muy inteligente, don Ernesto tenía una mente muy mecánica, estaba perfectamente diseñado el edificio”, señaló.

Actualmente, el Café Oso, en la calle Allende, antes de llegar a Lerdo, sigue rompiendo con las estructuras aplastadas del centro de la ciudad, pues cuenta con más de cuatro pisos y fue diseñado de manera inteligente.

Según Villarreal Lozano, la mecanización, que apenas empezaba en esa época se implementó de manera inmediata en esta construcción, pues en el último piso se tostaba el café, pasando al siguiente para ser molido y, en el segundo piso se empacaba y etiquetaba.

“En los 50 fue algo típico, tiene cubos de vidrio, como tragaluz, estaba muy bien diseñado. Me acuerdo muy bien que empezaba arriba, allá arriba tostaban, así iba todo el proceso hasta llegar a la planta baja, en donde se etiquetaba y tenían incluso su imprenta para hacer las etiquetas”, comentó el historiador.

Esta empresa, junto con Molinos El Fénix y CINSA, sigue siendo una de las más antiguas de Saltillo y que han dado forma a la ciudad, pues a la fecha mantiene sus instalaciones y emplea a decenas de personas.

Actualmente el Café Oso es uno de los de mayor consumo, pues no sólo se vende a nivel local y estatal, sino que se distribuye en toda la Republica Mexicana.

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