Zaragoza Coahuila, de frente a su tradicional Cabalgata con la que se conmemora la fundación de la ciudad en 1753, se realiza este fin de semana entre el arraigo de la gente de toda la región que acudió a formar parte de una edición más de esta magnífica tradición norteña.

No hay mejor forma de festejar nuestra fundación que con una cabalgata, ésta que se caracteriza por ser una de ambiente cien por ciento familiar, inició hace más de treinta años, no quiero pecar de rigorismo al citar fechas exactas para no plagar de días y años con anécdotas de cada una de las ediciones de la Cabalgata Zaragoza.

Pero lo que sí haré es remontarme a sus inicios, a la primera edición de la cabalgata, yo era muy joven, vagamente recuerdo que fue una idea que nació como una cabalgata sencilla de amigos y gente de la ciudad que quisiera participar, era muy tradicional, se buscó que fuera lo más apegado a la realidad de los primeros pobladores.

Armando Villarreal García, “El Cuate” para todos sus amigos y conocidos, acudió a esa primera cabalgata, recuerdo que llevó un guayín o carrucha de madera ya desgastada por el tiempo, parecía salida de una película del viejo oeste, aparte de ellos se había encargado de ataviarla con una serie de objetos de época como aceros para cocinar, cofres, herraduras, en sí, todo no lo necesario para que se viera genial; de hecho también recuerdo que le dio resultados, por que ganó el primer lugar como el equipo participante en la primera edición de la Cabalgata Zaragoza, con el mejor guayín caracterizado de época.

La idea de una cabalgata para conmemorar la fundación de Zaragoza, había surgido de uno de sus mejores amigos, el cronista de la ciudad, el doctor José Alberto Galindo Galindo, ellos eran amigos desde la infancia, que cuando le comentó al Cuate, éste no dudó en secundar su idea, así transcurrió la primera cabalgata, las otras fueron llegando como llegan los días, los meses y los años, una tras otra fueron celebrándose.

La de Zaragoza, es la más antigua de las cabalgatas, con excepción de la de Sabinas Coahuila, que como se podrán imaginar, ya llevaba varias emisiones anteriores; pero respecto de los Manantiales, ésta fue la primera, le siguieron luego las de los municipios de Villa Unión, Morelos, Allende y Nava; luego se empezaron a realizar en Zaragoza diversas cabalgatas de iniciativa privada, como la ya también tradicional cabalgata de Los Romo, la de los kínderes, las primarias y las universidades, de una u otra forma también han realizado sus cabalgatas para conmemorar distintas cosas aquí en la ciudad.

La cabalgata inició como una tradición netamente masculina, las mujeres no cabalgaban, sólo iba uno a verlos partir el primer día de la cabalgata en la rivera de Las Compuertas o cuando llegaba el contingente cabalgando a la altura de Puertas Coloradas, o en la entrada de la ciudad, o en las diversas vialidades por donde pasaba la cabalgata hasta arribar al lienzo charro; esto atendía principalmente a que cuando los cabalgantes llegaban al campamento, pernoctaban ahí en contacto con la naturaleza, al aire libre, en sus tiendas de campaña o simplemente tendidos al suelo con la montura de almohada y el cielo estrellado por cobija. Por lo cual, decían ellos no era un lugar para las mujeres.

Sin embargo, algo parecido al movimiento sufragista también ocurrió en las cabalgatas de Zaragoza, las primeras mujeres empezaron a cabalgar y a pernoctar en el campamento, exigiendo también el acceso a cabalgar en igualdad de circunstancias, lo que inevitablemente pasó convirtiéndose así en una celebración familiar.

Cabalgantes de todos lados han nutrido año con año la cabalgata de Zaragoza, convirtiéndola en una atracción turística de arraigo cultural, pues encona un conjunto de actividades que son muy propias de la Región Norte de nuestro país, desde las delicias gastronómicas, como las suertes que se deben atravesar para poder cabalgar, es decir, cabalgar por lo menos regularmente con anticipación a la cabalgata si no quieres amanecer todo molido o molida después de la cabalgata, la renta de caballos, guayín, entre otras cosas, alimentar los caballos, revisar monturas, suaderos, entre otras cosas que se disfruta muchísimo.

Por lo menos así me parecía a mi cuando veía al Cuate hacer todo ese folclor de prepararse para cada cabalgata, agarraba brete como decimos por acá, así era mi padre, era el fan número uno de la cabalgata, tanto que empezaba a decirle a mi mamá aproximadamente desde noviembre, ya hay que preparar todo para febrero.

Fue un hombre muy amiguero el Cuate, para mí, el mejor de los padres, también uno de los pocos que acudió a todas y cada una de las cabalgatas y lo hizo sin excepción, hasta el día de su muerte; por eso para mí guarda un lugar muy especial la cabalgata de Zaragoza, porque lleva un poco del alma de mi padre en ella, e indiscutiblemente él forma parte de su historia; hoy su mejor amigo ya está con él y juntos seguramente siguen cabalgando en el cielo.