Seguramente usted aun tiene amigos o conocidos que por ser fanáticos de López Obrador, a la menor provocación o recuerdo, arremeten como faramalleros, con todo tipo de consignas, en contra del Partido Revolucionario Institucional.

Lo anterior, ya sea por causa de desconocer que la mayoría de los nuevos integrantes de Morena son priistas recién desempacados, o que este partido apenas y conserva dos entidades de las 32 –Durango y Coahuila– o simplemente porque sus frustraciones no han sido superadas y por la pura necesidad de odiar, mantienen ese resentimiento ya sin causa.

Para quien dude que el odiar al PRI ya es más una manía que una verdadera causa, debo mencionarle que, además de que dicho partido en los últimos años electorales ha perdido casi todo, y su situación actual, es por demás crítica, según los resultados de los últimos comicios, en los que sólo obtuvo poco más de 5.4 millones de votos, menos del 10%, con una participación del 60% de los 98 millones de electores y que con esta votación solo obtendrá 34 diputados de un total de 500, convirtiéndose así en la quinta fuerza en el Congreso de la Unión, y sólo logrará 17 senadores, muchos de sus malquerientes, azuzados por AMLO, siguen despertando en las noches por causa del insomnio que les provoca su tenue existencia.

Debemos recordar que el año pasado, el PRI perdió el Estado de México, estado que fue por siempre su principal bastión, gracias que fue cuna de varios presidentes. Pues bien, en este estado, la última candidata que tuvieron a la Gubernatura, Alejandra del Moral, se pasó a Morena y su antecesor, el exgobernador Alfredo del Mazo, fue expulsado del partido hace unas semanas, precisamente por haber entregado su estado, y seguramente en los próximos días anunciara su ingreso a las filas obradoristas, lo que será premiado con un buen puesto.

Además de lo anterior, en julio del año pasado, un grupo de senadores, abandonaron al PRI, por discrepancias con la dirección y con ellos se fueron 320 connotados priistas; una de las senadoras que abandonó a este partido, fue la secretaria general y después presidenta entre 2017 y 2019, y ministra con Enrique Peña Nieto, Claudia Ruiz Massieu, hija de un dirigente histórico asesinado, por lo que el cuadro de su padre ya ha sido descolgado.          Evidentemente nadie parece capaz de parar el desfonde de este partido. Así pues, y por si lo anterior no fuese poca causa para considerar que el rencor ya es una necedad, le comento a usted, que el 7 de julio, este partido, el Revolucionario Institucional, celebró su 24 asamblea general ordinaria, en la que su presidente, Alejandro Moreno, logró cambiar los estatutos de este partido, para poder reelegirse como tal, por lo menos hasta el 2032, buscando con lo anterior, asegurarse de entregar al partido gobernante (Morena) a cambio de impunidad, lo que queda del PRI.

En resumen, el PRI ha pasado de ser un partido gobernante de carro completo a sólo como una franquicia, con dueño y todo, tal cual lo son Movimiento Ciudadano o el Partido del Trabajo, los cuales se dedican a vivir en la comodidad de la derrota, con el inminente riesgo de perder su registro en cada elección. O lo que es lo mismo, vaya buscando ahora, a otro a quien odiar.