Para 2025, los retos para Torreón son variados. El principal, el del agua, que se mantiene como el más crítico para la ciudad. La sobreexplotación del acuífero principal, la falta de infraestructura eficiente y la urgencia de implementar sistemas de saneamiento y reutilización son desafíos que ya no se pueden postergar. Agua Saludable para la Laguna, programa ícono de la pasada administración federal, está lejos de consolidarse.
En seguridad pública, los retos persisten. La percepción ciudadana de inseguridad en la mayoría de los sectores, el robo a negocios y los amagos de la delincuencia organizada exigen acciones más integrales, pero lejos de esto, el gobierno de Román Alberto Cepeda apostó por la segregación y separarse de la estrategia estatal. Un berrinche político que no deja nada bueno a la ciudad.
Rendir cuentas, no se les da
En gobernabilidad y transparencia, la administración municipal enfrenta el reto de mantener la confianza de los ciudadanos a través de una gestión eficiente, transparente y participativa. Sí, o sí, el ayuntamiento debe de rendir cuentas claras, pero queda claro que no se le da y el último reporte de la Auditoría Superior del Estado, en donde manda Manuel Ramírez Briones, deja mucho qué desear en transparencia y uso eficiente del recurso público: más de 324 millones de pesos sin comprobar, sólo el año pasado.
Otro desafío importante está en el desarrollo económico. La ciudad necesita diversificar su economía hacia industrias emergentes como tecnología, energías renovables y servicios y en movilidad y transporte, Torreón necesita un plan integral de movilidad que contemple transporte público eficiente, infraestructura para ciclistas y peatones, así como una renovación de las vialidades más deterioradas.
Incertidumbre al límite
Con la incertidumbre al límite, pues hasta este martes algunos directores, subdirectores y mandos de distintas áreas no tenían la certeza de continuar en el cargo, o en la estructura del gobierno municipal, el ayuntamiento concluyó la entrega-recepción, que de acuerdo con los enterados, se convirtió en una simulación, amparada por los integrantes del Consejo Ciudadano de Transición.
En opinión del diputado Antonio Attolini Murra, el organismo quedó lejos de representar a los ciudadanos.
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