En mi estado, en el pasado cercano, la prensa tuvo especial cuidado de no informar de actos de despojo de propiedades. Realizados por funcionarios.
En la cultura mexicana, cuando crece el poder de un rico o un funcionario, aparece ese estado de omnipotencia e impunidad, en el que se va perdiendo el respeto a los demás. Y gradualmente la persona se va atreviendo a cosas cade vez peores, es común que ese escenario suceda también entre la familia.
Acompañado del acto, hay una declaración, en la que al dueño de la propiedad se le hacer ver que ya no es dueño del predio, por cualquier motivo, y con actos, palabras o funcionarios, llega el consabido: “y hágale como quiera”, y la víctima tiene la opción de aguantarse, o la opción de actuar y atenerse a las consecuencias.
Ese acto que describo, sucedió muchas veces en la historia en todo el mundo, pero fue preferido en los movimientos sociales, como las revoluciones francesas, y rusa, y mexicana, claro, en la rusa, solo sirvió para preparar un hambre conferida por el estado, perfeccionando una esclavitud que incluía la perdida de la libertad.
Y ese es el infierno prometido con la reforma judicial, imaginen ustedes a una familia, en este caso, doña Carlota, que tienen el habito del ahorro y sacrificando sus ingresos, compran o construyen casas para aumentar su pecunio, autoridades no hacen nada por ella, ella exige a los invasores largarse, y ellos adoptan una actitud violenta para amedrentarla, y ella a tiros los repele, matando a dos, (como que le tocó un Noroña, un rey del arrabal, que decidió apropiarse de una o todas las casas), y “hazle como quieras” , después de perder el tiempo con autoridades que tienen instrucciones de no resolver, se atreven a sacar a los invasores por las armas, independientemente del daño en las vidas, al tener jueces a modo, los defensores de su propiedad acaban encarcelados hasta el final de los tiempos y la propiedad es trasladada a los parásitos, “por los usos y costumbre”.
En México, los abogados y jueces actualmente tienen “áreas de oportunidad”, hay cosas que mejorar, y la existencia de Bartlett, (su padre era ministro de la suprema corte). Zaldívar, Olga Sánchez cordero, jazmín Esquivel, todos los payasos que han acompañado a Cárdenas y Amlo, (Bátiz, del villar, entre otros, nos hicieron recordar es gusto por la narrativa, en vez de la investigación, en el que, cuadrando, desgracian al que se atraviese) hacen ver que ha faltado rigidez, pero en la ctual, siempre ha existido algo que es ajeno a la 4T; el decoro.
Sería nefasto, que esa falta de decoro se institucionalice con jueces a modo.
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