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Coahuila

Bendito nearshoring

Por Jorge A. Meléndez

Hace 2 años

México tiene todo (siempre lo ha tenido) para ser una potencia. Territorio, talento, ingenio y harta riqueza natural.

Parte de lo que nos falta (siempre ha faltado) han sido gobiernos inteligentes que aprovechen todos nuestros activos.

Tristemente hoy estamos peor que nunca.

Hoy nos gobiernan con dogmas simplones. Ideas terribles de un Tlatoani anacrónico e inflexible, que no le mueve ni una coma a sus verdades.

Espanta que vayamos contra corriente en tantas cosas. Asusta que se destruyan instituciones independientes. Aterroriza que se dé la espalda a una mejora educativa. Genera escalofríos que se promueva tanta polarización y odio desde el máximo púlpito.

Vamos directito al rancho del presidente (así, con minúsculas).

Y, sin embargo, el destino nos presenta con oootra nueva y enorme oportunidad: el famoso nearshoring, el bendito nearshoring.

La pandemia y la guerra en Ucrania desnudaron las limitaciones de la globalización. Parafraseando a Fukuyama, pusieron final a esa historia. O, bueno, digamos que por lo menos la pusieron en una pausa prolongada.

Hoy ya no es factible el mundo just-in-time. No son factibles cadenas de suministro donde insumos recorren miles de kilómetros para llegar a fábricas y mercados.

Antes reinaba la eficiencia. Ahora reinará la cercanía. La certeza de suministro como moneda de cambio.

No será factible que, según BNamericas, 40% de los bienes comerciados en el mundo pasen por China en algún paso de su proceso de producción.

Tomemos a los chips, ese corazoncito que hace que funcione todo en la era digital. La concentración en la era de la globalización era enorme. Imagina: Taiwán acapara 63% de la producción mundial. Ah, y Corea del Sur otro 17% más. 80% en dos países.

Por eso el Covid nos puso de cabeza con los chips. Por eso todo va a cambiar. Por eso Estados Unidos (EU) aprobó estímulos por 52 mil millones de dólares para producción local. Por eso ya anunciaron allá inversiones por 44 mil millones de dólares.

Por eso vienen muchas más. Hombre, Samsung estudia construir 11 plantas en Texas. Una inversión que –siéntate por favor– rondará los ¡200 mil millones de dólares!

De ese tamaño es el interés en el nearshoring.

Y en todo el mundo (sí, en todo el mundo) hay un país que es el más beneficiado. El que tiene la fortuna de ser el mejor localizado. Por supuesto adivinaste: México.

Pues claro, tenemos 3 mil 200 kilómetros de frontera con la cuarta parte del PIB Mundial. Sí, EU representa 25% del producto global.

Ah, y tenemos el T-MEC.

Paréntesis. Apúntale Andrés Manuel: el tratado es nuestro activo económico más relevante. Por Dios, no lo bombardees. Sería tu mayor pentontada. Y entre taaantas, eso ya es mucho decir. Cierro paréntesis.

Por eso siguen llegando inversiones extranjeras, como las 15 empresas italianas que recién anunciaron inversiones en Guanajuato, Querétaro y Nuevo León. Y por eso van a seguir llegando.

Por eso el Banco Interamericano de Desarrollo estimó recientemente incrementos en exportaciones para México por 35 mil millones de dólares anuales en el mediano plazo por el nearshoring, un 2.5% del PIB.

Y antes de que me digan los de la 4T les aclaro: no es por ustedes. Para nada. Es a pesar de sus políticas estatizantes. Es a pesar de los pleitos y las trabas contra los que realmente generan riqueza en México.

Pesan más nuestras ventajas geográficas y arancelarias que todos los obstáculos al desarrollo impuestos por las telarañas mentales de AMLO.

El nearshoring parece imparable, salvo por un negrísimo nubarrón, por supuesto 100% de manufactura 4T: la posible falta de electricidad.

Esta potencia industrial de México forzosamente requiere de electricidad. La estupidez de insistir en prender generadoras ineficientes y sucias de la CFE literalmente nos podría costar un ojo de la cara.

La generación eléctrica es una industria de trazos largos. Los errores que se están cometiendo hoy los pagaremos en 3-4 años. Y cada vez hay más voces que alertan: se están parando inversiones por falta de luz.

Pobre México, tan cerca del nearshoring, pero gobernados por YSQ…

 

En pocas palabras…

“No hay más pecado que la estupidez”.

Oscar Wilde, dramaturgo irlandés.

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