Respingó la no científica cuando se describió al campo de exterminio como ese campo de concentración, y exterminio de los nazis.
En Bulgaria, la tiranía comunista, antiguos patrones de los padres de Claudia, la doctora de dos cilindros, estableció un campo parecido en una isla en el Danubio, de nombre Belene, capo denominado “segundo sitio”, en el que eran confinados, castigados y ejecutados los detractores del régimen. Tal vez por eso, es la vehemencia con que defiende la señora al campo ese de Teuchitlán.
Nuestro pobre país abrió los brazos y hasta las piernas a muchos inmigrantes europeos, que ingratamente llegaron para ayudar a destruirlo, muchos de ellos fugitivos de regímenes comunistas como los españoles que acogió Cárdenas, otros, colaboradores de los nazis que huyeron a los aliados, y no mucho tiempo después, los enviados por la internacional socialista.
No generalizamos, pero muchos de ellos, han mordido la mano que les brindó alimento.
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