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Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 12 de abril del 2025 a las 14:22
Ciudad de México.- Los fabricantes de vehículos con operaciones en México viven un proceso de reconfiguración acelerada de sus cadenas de suministro. El endurecimiento de los requisitos de origen establecidos previamente en el T-MEC, impulsado por Estados Unidos, las obliga a rehacer estructuras, sustituir insumos y reordenar proveedores.
La presión por cumplir con el nuevo contenido regional no admite demoras, y golpea con especial fuerza al sector automotriz, al que la administración de Donald Trump impuso una barrera de hasta 52.5%, así como restricciones adicionales en acero y aluminio.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró el martes que, pese a la presión comercial, las armadoras no planean mover sus operaciones fuera del país. “La mayoría de ellos nos han dicho que no piensan en este momento cambiar nada y que tiene que asentarse la situación”, explicó en conferencia de prensa.
Uno de los principales cambios en la aplicación del T-MEC es el nuevo enfoque en el Valor de Contenido Regional (VCR). Ya no basta con cumplir con el porcentaje norteamericano, ahora se privilegia el contenido específicamente estadounidense, lo que representa un desafío adicional para las operaciones mexicanas.
Empresas como Ford, General Motors, Volkswagen, Mercedes-Benz, Nissan, Toyota y Kia —con fábricas en México— están enfocadas en asegurar el cumplimiento con las nuevas reglas. El proceso implica auditorías internas, renegociaciones con proveedores y el rediseño de procesos de trazabilidad.
Además, se han intensificado las coordinaciones con las autoridades mexicanas y estadounidenses a fin de garantizar que la documentación cumpla con los estándares requeridos.
“ Mover una planta automotriz no es un proceso sencillo. Requiere, primero, dinero de la automotriz para mover de uno a otro lado la planta y no lleva meses, lleva años”, añadió Sheinbaum en su conferencia.
El nuevo contexto impacta la planeación de las compañías. Algunas, anticipándose a los cambios, aceleraron sus exportaciones semanas antes de que entraran en vigor los aranceles, buscando evitar las nuevas cargas tarifarias. Ford, por ejemplo, incrementó sus envíos 50% según datos de Inegi.
“ Las compañías tienen que diseñar estrategias, proyectos para reducir costos, digitalizándose, añadiendo más tecnología… Hay un área de transformación interna que tienen que hacer las compañías”, señaló Luis Gómez Chico, socio de Performance Improvement en Alvarez & Marsal.
Además de modificar la trazabilidad de insumos, las empresas exportadoras se enfrentan a mayores exigencias por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos, lo que eleva la presión por cumplir al pie de la letra cada criterio técnico.
Según Juan Pablo Pacheco, presidente de la Asociación Mexicana de Agentes de Carga (AMACARGA), la normalización de estos nuevos procesos tardará no menos de un mes, pero alerta que el principal obstáculo es la falta de comunicación entre las autoridades mexicanas involucradas en el comercio exterior.
“ El SAT tiene información de los importadores y exportadores. La ANAM está trabajando con lo poco que se tiene… hoy no hay suficiente información, no se la comparten entre ellos”, lamentó Pacheco. Esta falta de coordinación genera cuellos de botella que afectan el desempeño logístico.
Ante ello, empresas y agentes de carga han comenzado a invertir en capacitación de personal y en sistemas más robustos de análisis documental. La meta es garantizar que cada producto que cruce la frontera cuente con la justificación normativa requerida.
Mientras las armadoras ajustan sus cadenas para cumplir con las reglas, el gobierno busca facilitar condiciones para que sigan operando en México. El Plan México, lanzado por el gobierno federal para promover la manufactura nacional, se perfila como una herramienta útil, aunque no definitiva.
“ Es una iniciativa que nos va a ayudar a ser más resilientes… Nuestra competitividad es asumir esos retos de la agenda nacional”, apuntó Claudia Ávila Connely, especialista en inversión extranjera directa.
Para Ávila, es indispensable que el país complemente estas medidas con mejoras estructurales. “Hoy se vuelve crucial contar con una mayor infraestructura, mejor suministro eléctrico e hídrico, y eso no será posible si no se logra de la mano con la iniciativa privada”, advirtió.
Con información de Expansión
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