El pasado 4 de julio se llevaron a cabo elecciones en Gran Bretaña. El partido laborista obtuvo una victoria que terminó con el dominio conservador. La izquierda centró su estrategia en la búsqueda de los sectores medios, así como en la recuperación de los votantes tradicionalmente laboristas. El ganador de las elecciones Keir Starmer, abogado que inició tardíamente su actividad en la política y quien se había dedicado a la defensa de los derechos humanos, proviene de un entorno de trabajadores y fue el primero en su familia de acceder a estudios universitarios. El triunfo fue contundente al grado que no requerirá de alianzas para formar gobierno.
La derrota de los conservadores tiene que ver también con sus errores como el escándalo de las fiestas llevadas a cabo por Boris Johnson durante la prohibición de la pandemia que contrastan con estricta observancia de la realeza en las pompas fúnebres del consorte real. También el estancamiento de la economía que ha aplicado recortes en la educación y en la sanidad hasta llevarlas a la crisis, así como el deterioro del valor de la libra esterlina que alcanzó el peor nivel en 17 años, durante el brevísimo mandato de Elizabeth Truss.
Aquí lo relevante es que el candidato conservador Rishi Sunak, uno de los hombres más ricos de Gran Bretaña reconoció públicamente la responsabilidad en la escandalosa derrota diciendo en un mensaje a la nación que lo sentía, que el pueblo había enviado una clara señal y que era el único juicio que importaba. Ofreció disculpas y reconoció también haber escuchado el dolor y la decepción de los votantes previa al resultado.
En contraste, los conservadores mexicanos aún se niegan a asumir la responsabilidad propia en la derrota electoral del 2 de junio, prefieren desvirtuar la realidad culpando al Presidente de haber encabezado una elección de Estado y acusar a los servidores de la nación de llevar un discurso contrario a su proyecto y se refleja los resultados. Bueno, han llegado al absurdo de culpar a gobiernos conservadores anteriores y de desconocer como militantes aquellos funcionarios involucrados en escándalos de narcotráfico
La democracia tiene una construcción dialéctica y en nuestro país ha existido una lucha histórica entre dos facciones. Sin embargo, nunca, nunca había sido tan evidente la falta de madurez política del bloque conservador.
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