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Autor Invitado
Publicado el jueves, 4 de agosto del 2011 a las 23:51
Monterrey, NL.- A casi dos años de haber sido detenido por haber asesinado al recién nacido que había dado a luz su ahora ex esposa y que no era su hijo, el ingeniero Ricardo Alfonso Cavazos Ramírez recuperó su libertad, porque los magistrados de la cuarta sala del Tribunal Superior de Justicia lo favorecieron al variar el delito de homicidio calificado que enfrentaba por homicidio en estado de emoción violenta.
Con esta resolución, los funcionarios modificaron la sentencia de 29 años 10 meses y 19 días de prisión que había recibido por parte del juez primero penal de Monterrey a tres años y tres meses, de los cuales ya había cumplido dos.
Por lo que alcanzó a conmutar con un beneficio la condena que le restaba y este pasado viernes en la tarde, el profesionista abandonó el penal del Topo Chico después de cubrir una fianza de 50 mil pesos y 120 mil pesos como reparación de daño a favor de la madre de la pequeña víctima, su ex esposa Neyda Gloria Flores Tamez.
Después de analizar durante casi un año la apelación que hizo Ricardo Alfonso y su abogado José Alfredo Rodríguez Treviño, los magistrados coincidieron en que el litigante había acreditado con diversos estudios y diligencias que su representado había estado bajo un estado de emoción violenta el ocho de agosto del 2009, cuando ocurrió el homicidio.
Los funcionarios del TSJ determinaron que quedó plenamente demostrado que Cavazos Ramírez estaba afectado emocionalmente, momentos después de que su ex esposa le confesó que el pequeño que había dado a luz no era su hijo.
Eso, pese a que antes de conocer la noticia, Ricardo Alfonso confirmó con estudios médicos que no podía tener hijos, porque años antes se había sometido a una operación con ese propósito.
Fue en agosto del año pasado, cuando el juez de Monterrey emitió la sentencia en contra del ingeniero a quien consideró responsable por los dos disparos que le propinó al bebé, quien tenía unas horas de haber nacido.
Tras su detención, el profesionista primero aseguró que se le había accionado por accidente el arma que tenía guardada en su domicilio ubicado en el Fraccionamiento El Mirador, al sur de la ciudad.
Pero, antes de dejarlo en manos del juzgador que lo procesó, la Procuraduría de Justicia confirmó que fueron dos disparos y no uno los que Ricardo Alfonso le propinó al bebé.
Ahora, los magistrados confirmaron el alegato del profesionista y su abogado, quienes desde un principio aseguraron que estaba afectado emocionalmente cuando ocurrió el hecho.
El crimen del pequeño de apenas 14 días de nacido sucedió a las afueras del domicilio del matrimonio, ubicado en la colonia Del Paseo Residencial, al sur de Monterrey.
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