En sólo dos de los 38 municipios del estado hubo manifestaciones públicas de inconformidad con el resultado de la pasada elección municipal en los días posteriores: Ciudad Frontera y Arteaga, espoleadas por el PT y Morena respectivamente, partidos que obtuvieron el segundo lugar de votación en ambos casos.

Si bien en dichas demarcaciones la diferencia con el ganador fue menor a otros cómputos, es interesante saber, más allá de los reclamos airados -la mayoría de ellos desde el anonimato con perfiles falsos y a través de redes sociales- qué alegan formalmente los que impugnan. Aquellos que, investidos con un aire de superioridad moral, se resisten a aceptar los resultados afirmando tener “otros datos”.

Como se dijo aquí el 7 de julio: “Salvo en Sabinas, donde la diferencia fue de 104 votos entre primer y segundo lugar con un universo de 33 mil 421 sufragios emitidos, lo cual podría generar nulidad y repetición de la votación, o cambio de mayoría en un momento dado, en los 37 de 38 ayuntamientos restantes los resultados y el desarrollo del proceso no tendrían mayor inconveniente para confirmar a quienes ya recibieron del árbitro su constancia de mayoría en los días posteriores a la jornada electoral”.

Y así sucedió. Por enésima ocasión se repitió el fenómeno: la imposibilidad de aterrizar la política ficción a los hechos demostrables.

En Arteaga, Morena partió de una presunción: las boletas “fueron extraídas de los paquetes electorales durante su traslado al Comité Municipal y marcadas -con patrones, trazos o marcas de votación similares a favor del PRI- por la misma persona para favorecer al partido”.

Es decir, con posterioridad a la clausura del centro de votación. Lo que, en el argot electoral, se le denomina “taqueo” de urnas. Se trató de 117 papeletas producto de tres casillas en específico (de 41 instaladas en total). Esas tres impugnadas, no obstante, fueron recontadas por el Comité Municipal junto a otros 34 paquetes. Dicho de otra forma: 37 de 41 casillas volvieron a contarse voto por voto. Y se verificó, por lo demás, que dichos paquetes controvertidos fueron entregados “sin muestras de alteración, en buen estado”.

Invocó también un retraso deliberado en la entrega de los paquetes al Comité Municipal en 11 casillas (desde los 47 minutos hasta 4 horas con 24 minutos), con la intención de manipularlos en el trayecto.

Para calcular la demora, se basó en la distancia existente entre los puntos de recogida y el Comité, tomando como fuente la aplicación Google Earth y el tiempo de recorrido que le tomaría llegar, sin considerar se trataba de casillas rurales ubicadas en zonas ejidales, donde legalmente se contaba hasta con 12 horas para la entrega-recepción, situación que consta en los recibos de entrega que fueron tramitados en tiempo y forma en las instalaciones del Comité Municipal, y asentados en copia certificada del sistema electrónico autorizado por el Instituto Electoral de Coahuila.

En otras palabras: Morena quiso picar los ojos, simulando que cada paquete electoral tuviese dentro un dispositivo de localización tipo USB; situación que no existió.

Además el quejoso dijo desconocer los resultados del cómputo, pese a que su representante estuvo presente en la sesión donde fueron aprobados estos, y expresó supuestas inconsistencias entre los resultados del PREP y lo asentados en el acta de cómputo municipal, así como en la sumatoria de votos cruzados (marcando más de una casilla, al tratarse de coalición).

Sin embargo cotejando actas y constancias individuales, se demostró que sencillamente los Morenos no saben contar. Ni siquiera existió coincidencia en las cantidades señaladas.

En resumen: pretendían anular la elección con un rosario de agravios ambiguos y superficiales. Al chicle y pega. La semana pasada resolvió el caso el Tribunal Electoral de Coahuila, quien dejó asentada una sentencia: “No puede concederse valor alguno a las afirmaciones del partido actor”. Punto.

 

Cortita y al pie

En Frontera, en cambio, el error fue mayúsculo: al PT se le pasó el término de cuatro días para presentar la demanda. Así de grave. Así de simple. De lo anterior quedó constancia en el expediente TECZ-JE-40-2024 con fecha 9 de julio.

Una USB con supuestas pruebas en video y fotografía, y 44 fojas (muy pocas, justo es decirlo) le fueron desechadas en el acto por no cumplir con el procedimiento.

Y si la cadena de impugnación ni quiera alcanzó a iniciar, no hay tribunal de alzada que pueda subsanar ese tema primario.

Ajo y agua, pues.

 

La última y nos vamos

Ganó Arteaga y al perder Morena con él pierde Humberto Moreira, Alfonso Cepeda Salas y La dinastía Durán. No precisamente en ése orden.