Internacional
Por Excélsior
Publicado el viernes, 17 de enero del 2025 a las 16:51
Pompeya.- Después de más de 2 mil años escondido bajo estratos de rocas volcánicas y ceniza, un descubrimiento histórico ha maravillado a la comunidad arqueológica: un opulento baño privado en la antigua urbe romana de Pompeya. Este hallazgo podría constituir el más grande complejo de baños hallado en la ciudad, con salas calientes, templadas y frías, impresionantes obras artísticas y una vasta piscina que revela el lujo y la sofisticación de la élite pompeyana.
El baño privado está ubicado en el corazón de una extensa residencia, desenterrada en los últimos dos años durante una de las excavaciones más amplias realizadas en Pompeya.
Hallazgo del siglo en las ruinas de Pompeya
Descubrimiento del siglo en las ruinas de Pompeya Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya, comenta que los espacios desenterrados parecen casi intactos, como si los habitantes hubieran abandonado el lugar recientemente.
“Son estos espacios los que realmente contribuyen al efecto Pompeya, dando la impresión de que la gente se marchó del lugar hace apenas un momento”, explica Zuchtriegel.
La nueva excavación está proporcionando una visión inestimable de la vida romana, revelando detalles sobre la estructura de las residencias, el esplendor de los baños privados y, por supuesto, los momentos trágicos vividos por los habitantes de Pompeya durante la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C.
El complejo de baños se halla en una gran mansión que incluye una lavandería, una panadería y, aparentemente, todo pertenecía a un individuo adinerado, posiblemente Aulus Rustius Verus, un influyente político de Pompeya. El descubrimiento de un baño privado dentro de esta residencia refuerza la idea de que esta era una casa de élite.
El baño privado está formado por varias estancias con diferentes temperaturas. Inicialmente, los visitantes pasaban por un vestuario con paredes de un rojo vibrante y un suelo de mosaicos de mármol, donde se despojaban de sus vestimentas antes de comenzar su ritual. Posteriormente ingresaban a una sala caliente con un suelo suspendido que permitía la circulación de aire caliente por debajo, creando una especie de sauna rudimentaria. Después pasaban a la sala templada, decorada con colores vivos, donde se untaban con aceite antes de raspar su piel con un utensilio curvo conocido como estrígil.
La estancia más impresionante de todas era el frigidarium o habitación fría. Este espacio cuenta con una enorme piscina rodeada de columnas rojas y frescos de atletas. La piscina es lo suficientemente amplia como para que entre 20 a 30 personas puedan bañarse y refrescarse.
Según Zuchtriegel, “durante los calurosos veranos, uno podía sentarse con los pies en el agua y charlar con los amigos, quizás disfrutando de una copa de vino”.
Nuevos descubrimientos sobre el estilo de vida de los romanos en Pompeya
Pero el baño no es el único descubrimiento en la residencia, ya que junto a la estructura se han encontrado los restos de dos individuos que fallecieron durante la erupción. Los esqueletos corresponden a una mujer de entre 35 y 50 años, que llevaba consigo joyas y monedas, y a un hombre más joven, de entre 13 y 25 años.
Ambos se habían refugiado en una pequeña habitación, pero la fuerza del flujo piroclástico del Vesubio acabó con sus vidas. El análisis de los esqueletos ha revelado detalles impactantes sobre su muerte. El hombre joven sostenía un par de llaves, mientras que la mujer portaba monedas de oro y perlas, lo que sugiere que pertenecían a una clase social alta.
“Cuando encontramos este tipo de objetos, desaparece la brecha entre la antigüedad y la modernidad“, señala Alessandro Russo, arqueólogo de Pompeya.
Además de los lujos, los hallazgos también muestran el lado oscuro de la vida romana, ya que detrás de la sala caliente se encontró una cámara de calderas, donde los esclavos debían mantener constantemente el fuego para operar el sistema de calefacción del baño.
“Sólo un muro separaba dos realidades distintas”, afirma la Doctora Sophie Hay, arqueóloga de Pompeya, refiriéndose al contraste entre la opulencia de los ricos en el baño y las duras condiciones de trabajo de los esclavos encargados de mantener todo en funcionamiento.
La Doctora Anna Onesti, directora de la excavación, indica que cada jornada trae consigo sorpresas y momentos enriquecedores que permiten comprender mejor la vida en Pompeya. Los planes tras estos descubrimientos incluyen abrir la zona al público en el futuro para que todos puedan admirar la grandeza de estos hallazgos.
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