“El que es diferente a mí no me empobrece, me enriquece”. A. de Saint-Exupéry

El viernes acudí a la casa Purcell, a invitación de Orgullo y Dignidad Saltillo a la presentación del libro Un arcoíris en medio del desierto, escrito por Livio Ávila, Diego Arizpe y Nidia Sosa, con el prólogo de Humberto Vázquez.

Además del gusto de encontrarme con los activistas de la comunidad, a quienes he tenido el privilegio de acompañar en las distintas manifestaciones de protesta donde enfrentamos con nuestro pequeño valor, el inmenso miedo que provocan el odio, el fanatismo y la intolerancia.

La presentación se dio en el marco de festejos del Mes del Orgullo, promovido por la Asociación Orgullo y Dignidad Saltillo que desde hace 16 años, organiza a los diversos colectivos en defensa de la comunidad con todas las letras de su acrónimo.

El libro también recupera la singular experiencia de haber sido aupados por la jerarquía católica en Saltillo, lo que permitió además de un mayor reconocimiento social, también deslegitimar a los sectores más conservadores y retardatarios de la grey católica.

Así el cambio del mundo es posible a través de la transformación de un bloque histórico que pasa por la construcción de una nueva hegemonía, donde el discurso de los derechos humanos privilegie la dignidad sobre el prejuicio.

Para nosotros, desde la izquierda, el individuo sólo puede existir en contraste con los otros. Todo lo que somos es porque los demás no lo atribuyen y nos permiten ser.

El poema Piedra de sol de Octavio Paz, que sirvió como inspiración al poeta uruguayo,, Mario Benedetti en su libro poemas de otros, dice en un fragmento:

“Para ser yo he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia”.

La inmensidad del desierto, un valle de clima benigno, acoge a nuestra capital y a quienes viven en ella. Ninguna se hizo sola, somos herederas de quienes bajaron de la sierra de Arteaga para poblar los Valles de Santiago y de las labores. Las familias que acogieron durante siglos migraciones de Tlaxcala, San Luis y Nuevo León.

Este año continuará la lucha y volverá a la marcha de la comunidad LGBTTTIQ+ y yo les veré con respeto y con el puño en alto como aliada por cada uno de sus derechos y por los de todas, todes y todos.

Hasta que, como dice Nidia Sosa, el clima benigno de Saltillo se imprima en el alma de cada uno de sus habitantes.