Coahuila
Por María José César
Hace 5 dias
– Lo que permites, es lo que continuará –
Los límites son las expectativas y necesidades que te ayudan a sentirte cómodo en tus relaciones. Son una manera de cuidar de ti y de aprender a escucharte.
Es una realidad que los demás no saben lo que nosotros queremos. Tal vez podrían suponerlo, pero es nuestra responsabilidad dejarlo claro.
Qué cierta es la frase… “Los demás respetarán tus límites, si les indicas dónde están”.
Todos conocemos a alguien o tenemos a ese amigo que “no sabe decir que no”. Muchas veces hemos sido nosotros. Muchas veces no hemos podido decir que no a algo o a alguien. Nos ha costado establecer un límite en concreto que nos ha anulado o nos ha hecho tragarnos incomodidades, forzarnos a cosas que en el fondo no queríamos hacer o simplemente no escucharnos.
Y sí que es bonito entregarnos, darnos, amar. Qué bonito que la propia esencia esté en el estar para los demás, sin embargo, es muy importante saber estar para uno y escuchar lo que muchas veces el alma grita, pero que de manera inconsciente acomodamos en el último lugar.
Hemos de buscar un balance entre estar y la circunstancia…
Yuvia Cárdenas, mi maestra de aplicación mental, lo dice hermoso cuando dice: hay que ser bueno y correcto con los demás, pero primero contigo.
¿Cómo funciona para ti? ¿Qué te hace más feliz?
¿Qué es lo bueno y correcto para ti? Muchas veces nos pasamos de buenas con los demás, pero no de correctas con nosotros porque es algo que en el fondo no quisiéramos hacer.
Saber qué queremos y qué no queremos para nosotros mismos y para nuestra vida, nos ayuda a establecer límites tanto en nosotros como en los demás. Al establecer esos límites, es cuando realmente generamos cambios en nuestra vida.
Colocar límites no es sólo un acto hacia las relaciones externas.
Es un acto que también consiste en colocarlos para ti y para poder mirarte y atenderte. Por ejemplo, cuando dices que sí, pero en el fondo quieres decir no, y en tu interior comienzas a sentir rabia, frustración, enojo contigo mismo, ira, resentimiento, queja, tristeza, miedo… Todas esas emociones son naturales y normales.
Es normal y natural sentir miedo, incomodidad, dolor, confusión, tristeza al poner límites. Por lo general es así, y es esperable. Y aquí es cuando eres correcta con los demás, pero no contigo.
Poner límites es incómodo. No temas lo incómodo.
Teme a no escucharte ni las necesidades de tu corazón.
Poner límites saludables implica tomar decisiones centradas en ti con el objetivo de poder relacionarte de una mejor manera con el mundo que te rodea.
Recuerda que ser transparente salva relaciones. Por eso quisiera que hoy te detuvieras a mirar en qué circunstancias o con qué y con quién te sientes incómodo.
El daño no es el límite.
El daño es que la relación no estaba siendo saludable y salieron a la superficie las dificultades que eran urgentes de abordar.
Poner límites no rompe relaciones saludables: rompe relaciones tóxicas.
¿Cómo saber que estás marcando límites sanos?
1. Te sientes capaz de decir lo que no te agrada y lo que sí.
2. Tomas tus decisiones con base en lo que te da paz.
3. Pides lo que necesitas sin culpa y sin problemas, escuchándote y validándote tus propias necesidades e inquietudes.
4. Cuando estableces un compromiso, eres claro al establecer las condiciones necesarias.
5. Puedes decir NO sin dar explicaciones, sin disculparte, sin arrepentirte y sin inventar excusas.
Recuerda siempre que poner límites es un acto de amor propio.
Dejar en claro lo que sientes, lo que no te gusta, te molesta, te duele e incomoda, es una forma de cuidarte.
No olvides que al declarar un límite, también es necesario sostenerlo.
En ocasiones, sostener esos límites después de haberlos comunicado, puede ser incluso más incómodo o difícil. Esto es porque implica que actuemos de forma congruente con lo que ya se declaró.
Establecer límites saludables con las personas que nos rodean es sinónimo de salud mental. El trabajo interior es esencial y necesario para establecer acuerdos sanos en nuestros relaciones.
Poner límites en los vínculos es tan importante como tenerlos.
Son necesarios. Aprender a decir no, y recordar que eso no te hace una persona mala ni egoísta. Cancela esa creencia y deja de vivir acorde a eso.
Ama y recibe amor, cuidando tus espacios personales y los tiempos de cada quien.
Ponte como prioridad. No tengas miedo de decir NO por no lastimar a otros.
Pon tus emociones y sentimientos en primer lugar. Validarlos es validarte.
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