Monclova
Por
Aníbal Díaz
Publicado el domingo, 16 de marzo del 2025 a las 04:00
Monclova, Coah.- Son las 10:00 de la mañana y doña Anastacia, diligente, ya ha tomado ‘su lugar’ afuera de un restaurante de pollo frito, ubicado sobre el bulevar Juárez, se sienta en un bote que lleva a todas partes, junto a la puerta del negocio.
Porta en sus manos una bolsa ecológica de supermercado donde lleva algunas de sus pertenencias; además de un bote de plástico vacío, que alguna vez contuvo 900 gramos de crema comestible que usa para pedir dinero a los transeúntes.
Es prácticamente sorda; para tener una suerte de conversación con ella, no queda más que hablarle fuerte y que lea los labios del interlocutor.
Acepta ‘platicar’ y se le ofrece un teléfono celular, para que teclee sus respuestas a la entrevista, pero también, a su manera, responde que no sabe leer ni escribir; con esfuerzos, empieza a relatar parte de su andar diario.
Cuando se le pregunta por su identidad, se vuelca sonriente a escudriñar en su bolsa ecológica, con el entusiasmo de una niña pequeña, ávida de presentarse.
Tras quitar de en medio bolsas de plástico e incontables documentos, finalmente logra extraer su credencial para votar, que revela que su nombre completo es Anastacia Hernández Escobar, vecina de la colonia Héroes del 47.
Nació el 19 de octubre de 1959, por lo que este 2025 estará cumpliendo 66 años de edad.
Bajo su fotografía en la credencial, en el espacio de su firma, yace una ‘x’, que corrobora su versión de ser analfabeta.
Esforzándose por conversar -entre señas, afirmaciones y negaciones con la cabeza y palabras que se esfuerzan por salir de su garganta- la adulta mayor relata que solía pedir apoyo económico apostándose afuera de las instalaciones del Simas, a unos pasos del establecimiento de comida rápida.
Sin embargo, añade que hace días, personal de vigilancia de la paramunicipal le pidió que se retirara del lugar, por lo que ahora, su nuevo lugar ‘de trabajo’ es el exterior del restaurante de pollo, donde, afirma, la tratan bien e incluso le ofrecen comida los clientes, de vez en cuando.
Sobre su familia, logra comunicar que tiene esposo, sin más detalles. Además, menciona que tiene una hija en Piedras Negras que la visita de vez en cuando y que tuvo un hijo policía, ya fallecido.
Se le pregunta, de nuevo en voz alta, si permite ser fotografiada para su entrevista, asiente con la cabeza, se acomoda sobre ‘su asiento’ y usa sus dedos para ‘peinar’ su canosa cabellera, sonríe.
Tras ‘el click’, se despide ampliando más la sonrisa y extendiendo su mano derecha, con la seguridad de que al día siguiente, la jornada será la misma.
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