Aquí lo advertimos durante años. Una advertencia que, en la más reciente semana, se convirtió en realidad: un golpe de Estado ordenado por el propio Presidente mexicano.

Sí, un golpe a la división de poderes, a la civilidad política, a la legalidad y, sobre todo, un golpe mortal a la democrático, que fue demolida por el INE y por el Tribunal Electoral. ¿Y por qué y para qué tal ilegalidad?

Poca cosa: para aprobar un puñado de reformas que degradan al Estado, destruyen la trasparencia, ocultan un descomunal saqueo oficial, le arrebatan al ciudadano derechos y libertades fundamentales y concentran el poder en unas cuántas manos.

En rigor, el bodrio legislativo ordenado desde Palacio –el golpe de Estado– cumple todas las características de una atrocidad cometida por el propio Presidente mexicano.

Y es que, la tradición francesa define al “golpe de Estado” como “una violación deliberada de las normas constitucionales, llevada a cabo por un Gobierno, por un Congreso o por un grupo de personas que detentan la autoridad”. (Bobbio, Diccionario de la Política, pág. 724)

En efecto, lo que vimos hace pocas horas en el Congreso mexicano fue una violación deliberada de la Ley Suprema –la Constitución– ordenada por uno de los poderes del Estado –el Ejecutivo– y operadas por otro poder que debiera ser independiente pero que terminó como un subordinado o un lacayo del Presidente, el Poder Legislativo.

Peor aún, se trató del clásico “golpe ejemplar” de Obrador, cuyo mensaje es ese, “que todos se enteren de quién manda y quien tiene el poder”. Y es que AMLO será el poder detrás del trono.

Sí, porque lo que lo que estamos viendo y viviendo no es más que la muerte de la democracia mexicana, el fin de la división de poderes, la cancelación de derechos humanos fundamentales, como el derecho a la información, a la transparencia, a la rendición de cuentas y responsabilidades del Estado como la salud.

Sí, asistimos a la muerte de la democracia, a la instauración de la dictadura de López Obrador; un sátrapa que, de esa manera, preparó el fraude electoral en la contienda del 2024 y hoy que hoy se adueñó del poder absoluto.

Pero la buena noticia es que no todos los mexicanos estamos solos y tampoco estamos callados. Y es que, empresarios como Ricardo Salinas Pliego, no sólo salieron a cuestionar de manera pública al Presidente mexicano, sino que le dijeron pan al pan y vino el vino.

Sí, Salinas Pliego dijo que la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados no era otra cosa que “un golpe de Estado”. Así lo dijo.

“Con una votación de 4 a 1 el Tribunal Electoral aprueba la distribución de la próxima Legislatura con mayoría calificada para Morena.

“Primer Acto Ilegal: Permite la sobrerrepresentación de Morena al asignarle 75% del congreso con sólo 54% de votos obtenidos.

“Segundo Acto Ilegal: Acaba con la independencia del Poder Judicial y lo deja en manos de Morena.

“Tercer Acto: Deja a los ciudadanos sometidos a la voluntad de Morena y secuaces, o sea, la ‘Tiranía de la Mayoría’”.

Pero además, el el dueño de TV Azteca sostuvo que: “esto, señoras y señores es nada menos que la definición de un golpe de Estado: Un cambio de Gobierno repentino y decisivo, hecho de manera ilegal… o por la fuerza. Día lluvioso y triste”.

Por eso la pregunta. ¿Qué mas tiene que pasar para entender que vivimos en dictadura?

Al tiempo.