Saltillo.- La arquitectura de Saltillo es una mezcla: por un lado están las antiguas construcciones coloniales y por otro los hogares contemporáneos, los edificios modernos y, entre sus calles, hay algunos que se quedan en la memoria. La Catedral de Santiago es la primera que llega a la mente si alguien piensa en la ciudad, claro, pero cuadras hacia el sur está la imponente iglesia de Nepomuceno, media cuadra hacia el norte la Casa Purcell con su estilo art deco, y entre ellos otros más.

Todos reunidos, analizados y hasta deconstruidos en su historia, en la colección Edificios Emblemáticos de Saltillo, una serie de libros digitales que el Instituto Municipal de Cultura (IMCS) lanzó en el marco del Festival Internacional de Cultura que celebra los 444 años que lleva construyéndose la capital coahuilense.

Esta línea editorial tiene como objetivo “brindar datos e información especializada acerca de edificaciones y espacios públicos que constituyen la esencia del patrimonio inmueble de la localidad”, como explicó Medardo Treviño, coordinador del área de Teatro del IMCS, este miércoles, durante la presentación de los 13 libros en el Centro Cultural Vito Alessio Robles, en donde lo acompañaron los autores de cada una de las publicaciones.

Los tres primeros en tomar el micrófono fueron el arquitecto Arturo Villarreal, autor de La Casa Purcell: El Diablo Está en los Detalles; el investigador Valdemar Ayala Gándara, escritor de La Iglesia de San Juan Nepomuceno, e Iván Muñoz, creador del trabajo Concreto y Papel. Cien Años en la Memoria de un Archivo.

Fue este último quien comentó que el edificio, que cumple 100 este 2021 y es autoría del arquitecto Manuel Ortíz Monasterio, “las actualidades formales y espaciales de la obra destacan a través de los elementos de su fachada: elementos decorativos refinados, materialidad y técnica constructivas sobresalientes y un modelo estructural que los posicionan como un bien de amplia envergadura estética”, pero lo que más destaca del Archivo Municipal es, según detalló Muñoz, “la relevancia cultural de este icónico inmueble”, que parte desde el hecho de que su interior aloja una área dedicada a cada una de las facetas que ha vivido a lo largo de su centenario de existencia: estación de tren, hospital de concentración y una escuela primaria.

También destacan en la colección de Edificios Icónicos de la Ciudad los trabajos de Jorge Tirzo Lechuga y Esperanza Dávila Sota: Crónica de la Escuela Normal de Coahuila: Símbolo de la Educación Estatal y Ateneo Fuente: La Expresión de un Edificio, respectivamente.

Salir a pasear
Pero así, como los edificios protegen con sus amplias paredes y guarecen a sus habitantes, los espacios abiertos sirven para despejar la mente y tranquilizar el alma. ¿Qué saltillense no ha paseado durante horas en la Alameda Zaragoza, se ha sentado frente a la fuente de las ranas y ha visto pasar la vida como si el tiempo no importara? Eso fue lo que motivó a Marco Flores Verduzco a escribir su libro, sobre el área pública más emblemática de la ciudad.

Según comentó el investigador, la Alameda ofrece un tema complejo pues las aristas a tratarla son muchas: el cultural, ecológico, urbano, siendo este el elegido por él, ya que “hay muchas fotografías de la Alameda, pero no hay algo que nos diga cronológicamente cómo se fue dando la Alameda”.

De ahí Flores Verduzco recrea la historia de los tres momentos que llevaron a cabo la creación del área pública que, según señaló, un documento apunta que fue decretada por Antonio López de Santaana en 1835, aunque un plano anterior, muestra un espacio dedicado a este.

La mesa de presentaciones se completó con el historiador Lucas Martínez Sánchez, autor de dos de los libros de la colección El Recinto de Juárez. Una Casona Emblemática, y San Francisco de Saltillo, el Convento de San José y el Colegio Josefino, además de Eduardo Elizalde García, quien investigó sobre el Museo Rubén Herrera, antiguo hogar del pintor que le da nombre.

Trabajar en la memoria
El último libro en presentarse, fue Centro Cultural Vito Alessio Robles. El Indescifrable Aroma del Tiempo, escrito por María Concepción Recio Dávila, en la que la investigadora repasó su historia de una forma íntima y cercana.

Ya que, trabajadora del recinto desde su conversión a centro cultural, Concepción Recio, sabe que el Vito Alessio en esa casa “habita recuerdos. El visitante los toma en sus manos como las piezas de un rompecabezas y reconstruye el perfil de sus habitantes, el paisaje y el escenario de sus vidas. El relato y el retrato de un Saltillo expresado en estos muros, sus pisos, arcos y columnas, de un edificio emblemático que ha visto el discurrir de los años a través de sus innumerables vocaciones”, entre las que actualmente se encuentra la biblioteca enfocada en la historia y galería artística.

Edificios Emblemáticos de Saltillo es una colección completamente digital que puede encontrarse para su libre descarga en las redes sociales del Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, y representa una oportunidad para conocer, ahondar y caminar los pasillos, las habitaciones, los áticos de esas habitaciones y cruzar las ventanas del conocimiento.