Arte
Por Agencia Reforma
Publicado el martes, 31 de diciembre del 2024 a las 03:57
Ciudad de México.- Al fondo del Laboratorio de Detectores del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, un dispositivo en apariencia sencillo y de menor tamaño que un horno de microondas ha sido diseñado para contribuir al entendimiento del origen del universo.
En realidad es todavía un primer esbozo, un prototipo para un identificador de muones (MID, por sus siglas en inglés), que aunque por ahora está detectando rayos cósmicos, su objetivo son las colisiones de iones pesados en el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN), específicamente en el experimento ALICE, donde ya fue probado con éxito.
Fue hecho para que pudiéramos transportarlo; como es algo pequeño, es fácil de llevar, y también la forma en que lo construimos permitió desarmarlo y rearmarlo allá. Porque lo tuvimos que llevar por avión”, cuenta Antonio Paz, parte de los estudiantes que han desarrollado el prototipo y que en octubre pasado viajaron a Ginebra, Suiza, para probarlo.
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Una vez que fuimos allá, hubo muchas pruebas que hacer; fue un trabajo muy intenso”, admite quien se encuentra en la ˙ltima fase para obtener su doctorado en física de altas energías.
Y es que en el CERN, donde incluso es necesario aprobar diferentes cursos antes de poder acceder al área donde se prueban los detectores con el haz del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), los estudiantes trabajaron las 24 horas los siete días de su estancia, montando tres turnos para aprovechar al máximo tal oportunidad, como relata Antonio Ortiz, el físico al frente del grupo.
Los resultados de éste y otros trabajos fueron presentados a Marco van Leeuwen, vocero del experimento, durante el pasado ALICE Mexico Day, celebrado en el ICN y el Instituto de Física (IF) de la Máxima Casa de Estudios el 25 de noviembre.
Ahora tengo una linda imagen de todo lo que está pasando aquí en México, de lo que se ha hecho, y cuáles son los planes a futuro”, destaca en entrevista con REFORMA Van Leeuwen, diciéndose impresionado luego de escuchar tanto a la gente de la UNAM como del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) del Politécnico nacional, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), que también colaboran en todo esto.
El País lleva más de dos décadas participando en ALICE a través de este tipo de organización interinstitucional, que el físico de partículas Gerardo Herrera Corral, académico de Cinvestav y pionero de esta colaboración, ha definido como “sin precedentes en la física de altas energías en México”.
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Por supuesto, sería muy importante mantener esta colaboración, mantener la participación de México para los próximos 10 años o más”, remarca Ortiz, de cara a la fase 3 de actualización de ALICE, o ALICE-3, para la cual están desarrollando el detector MID.
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México es lo suficientemente grande y desarrollado como para no perderse de estas aventuras universales”, sostiene, por su parte, el físico experimental Arturo Menchaca. “Son, por supuesto, muy costosas, pero México no puede perderse esto”.
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