La “Opacicracia”, según el Dr. Alfredo Carlos Victoria Marínes, en su libro del mismo nombre, se define como la forma degenerativa del Gobierno, la cual es resultado de una cultura política patrimonialista y autoritaria al administrar el poder público, por lo que se puede ubicar dentro de las formas impuras de Gobierno como la tiranía, la dictadura y la kakistocracia (proviene de “kakos” (malo) y “kratia” (gobierno) y se refiere al Gobierno de los peores.
Finalmente, terminó el año 2024, y con él la democracia de México, lo que se comprueba fácilmente con las últimas acciones realizadas por los integrantes del actual régimen gobernante; para quienes dudan de mi aseveración, debo mencionar que, para llegar a la misma, debemos reconocer que la democracia en nuestro estado mexicano, apenas venía construyéndose, por lo que considero que en México la primera elección presidencial libre y justa fue apenas en el año 2000.
Es válido decir que, sólo a partir de ahí, podremos considerar que nuestro régimen gubernamental fue democrático. Es decir, que el país ha elegido realmente a sus gobernantes solo cuatro veces.
Por desgracia, la elección de este 2024 que pudo ser la quinta, si no se hubiera detenido el avance en materia democrática, resultó tan ilegitima, que sólo se puede comparar con las de los años más hegemónicos del régimen unipartidista del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Por desgracia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde que asumió el cargo en 2018 se convirtió gracias a su inusual base social, en el expresidente más poderoso del país desde 1940, lo que no dudó en utilizar para someter y reducir a la oposición, y apoderarse de la voluntad de todas las instituciones encargadas de velar por la democracia.
Así pues, la elección presidencial del año 2024, desde antes de los tiempos legales electorales, por causa de todas las ilegalidades que le vinieron a la mente al ahora expresidente, estaba suciamente inclinada en favor de Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial del partido gobernante, lo que nos hizo regresar a los tiempos de apogeo del régimen del pasado antidemocrático. Así pues, Sheinbaum, protegida de AMLO, “compitió” con el respaldo de una gran mayoría de los gobernadores mexicanos.
Aunado a lo anterior, para preparar el golpe final a las elecciones democráticas, el expresidente AMLO, se encargó de someter a todos los ministros, los medios de comunicación, utilizar para fines electorales al aparato estatal y al presupuesto federal; imponer a la presidenta del Instituto Electoral Nacional, expulsar al presidente del Tribunal Electoral Federal y reemplazarlo con una colega afín al Gobierno.
Además, las agencias encuestadoras se encargaron de publicar supuestos resultados mostrando a Sheinbaum con una importante diferencia a favor, con el fin de convencer a los mexicanos de que la elección ya estaba decidida.
Así pues, una vez que la candidata del régimen instaurado por el expresidente AMLO, arribó al poder, éste mismo, se dio a la tarea de aprobar un Reforma al Poder Judicial y la desaparición de los organismos autónomos para transferir sus funciones al mismo Gobierno; lo anterior, con el inequívoco propósito de concentrar todo el poder y abrir la puerta a la opacidad necesaria para la consolidación de un régimen kakistocrático y tirano, como el que, sin duda, ya tenemos.
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