Coahuila
Hace 1 semana
En el susurro de las olas del Pacífico, donde el cielo se funde con el mar, el puerto de Acapulco guarda en su historia el 6 de abril de 1913. En esta fecha, la bahía se alza como monumento natural de resistencia y valentía. Un hito que, trascendiendo el tiempo, invita a la reflexión sobre los sacrificios realizados en la lucha por la libertad de México.
Durante el periodo convulso de la Revolución, Acapulco se erigió como un enclave estratégico. En medio del caos político y social, la toma de esta plaza por los ejércitos revolucionarios bajo el mando de José María Morelos marcó un cambio crucial en el rumbo de la insurgencia.
La importancia del puerto no se limitaba a su ubicación geográfica. Controlar Acapulco significaba asegurar rutas comerciales y estratégicas en un país desgarrado por la tiranía y la desigualdad. En un acto de audacia, las fuerzas insurrectas capturaron el puerto, lo que no sólo debilitó la resistencia conservadora, sino que también revitalizó el espíritu de los insurgentes.
Morelos, hombre de gran determinación y cuya vida estuvo marcada por el ideal de una nación libre e igualitaria –designado por Hidalgo como su sucesor en la lucha por la independencia–, se autodeterminó un “Siervo de la Nación”, título que connotaba su humildad ante su elección como generalísimo y encargado del Poder Ejecutivo.
El cura de Carácuaro, quien escribe una carta desde Acapulco a López Rayón, el 3 de agosto de 1813, en la que le reprocha su desinterés para realizar el Congreso de Chilpancingo, le dice: “No pretendo la Presidencia (del futuro Congreso); mis funciones cesarán establecida la Junta, y me tendré por muy honrado con el epíteto de humilde Siervo de la Nación”. Esta es la primera vez que Morelos utilizó –para sí– ese calificativo.
El “Siervo de la Nación” no sólo inspiró a sus contemporáneos por su valentía, liderazgo y humildad, sino que cimentó un legado que resonaría en las luchas futuras como un imperativo moral. Algunos historiadores mencionan que las palabras que dijo fueron: “Soy Siervo de la Nación porque esta asume la más grande, legítima e inviolable de las soberanías. Y yo estoy al servicio de ella”.
Hoy es una fecha que permite recordar la valentía de aquellos que, como Morelos, lucharon por un ideal. Es un día para rendir homenaje a las luchas que forjaron la identidad nacional.
Para celebrar este día, recordemos que Acapulco es más que un hermoso puerto, es un símbolo de resistencia y portal de liberación, que sigue vivo en nuestra conciencia nacional. Al celebrar el 6 de abril, reafirmemos nuestro compromiso con un México libre, justo y digno y reflexionemos en el legado de Morelos, en el verdadero significado de aquél que luchó como “Siervo de la Nación” por la patria que hoy tenemos.
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