Ciudad de México.- Por su carácter centralista, y por supeditar la libertad de investigación y el financiamiento de las actividades científicas a los criterios gubernamentales, entre otras cosas, aprobar el Anteproyecto de Iniciativa de Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación de Conacyt afectaría negativamente al Cinvestav.

Así lo manifiestan más de 200 investigadores procedentes de las diferentes sedes de dicha institución, en una misiva dirigida tanto a la Cámara de Diputados como a la de Senadores, así como a la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez.

“ Encontramos que tiene una visión de extrema centralización y verticalidad en la definición de criterios, planeación estratégica y toma de decisiones relacionados al desarrollo del Sistema Nacional de Investigación Científica, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación”, se lee en el documento con fecha del 19 de marzo pasado, pero difundido este lunes.

“ (Además), mandata la formulación de una Agenda de Estado, definida por el Consejo de Estado que establecerá las principales áreas de investigación a desarrollar en México de acuerdo a la problemática nacional”.

En especial, los investigadores advierten por la pretensión de que Conacyt maneje, en concordancia con la Agenda de Estado, todo el ramo 38 del Presupuesto de Egresos de la Federación, del cual depende gran parte de los recursos del Cinvestav en tanto la SEP, su cabeza de sector, ejerce el 50 por ciento de dicho presupuesto para la investigación, frente al 31 por ciento del Conacyt.

“ Por lo tanto, ya no habrá espacio para entablar negociaciones presupuestales entre el Cinvestav y la SEP, y la institución deberá plegarse a los lineamientos de la Agenda de Estado para obtener el presupuesto para su operación”, se expone en la carta.

Esta posición, subrayan los investigadores, no es congruente con la recién aprobada Ley General de Educación Superior, que especifica que el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación debe articularse y actuar de manera convergente con el sistema de educación superior, responsable de más del 73 por ciento de la investigación en el País.

“ A lo largo de todo el anteproyecto de Ley se presagia que el Conacyt será prácticamente el rector del presupuesto para investigación en el País”, lamentan los científicos.

Aunado a lo anterior, también les preocupa la posibilidad de que el Cinvestav pase a ser un Centro Público de Investigación coordinado por Conacyt, como se plantea en el Artículo 71 del Anteproyecto, sin necesidad de consultar a la comunidad académica de tal institución.

Bastaría con que la entidad coordinadora, en este caso la SEP, lo solicite directamente a la Junta de Gobierno del Consejo Nacional.

“ Este planteamiento es altamente preocupante para la comunidad del Cinvestav, ya que estaríamos sujetos a 30 artículos más del Anteproyecto de Ley”, alertan.

Por todo esto, así como por la eliminación de espacios oficiales donde la opinión de Cinvestav pueda ser emitida y escuchada, o por acotar su capacidad y libertad para adquirir infraestructura científica y contratar personal académico con experiencia en las áreas de investigación que considere pertinente, los investigadores piden a los legisladores abrir un amplio debate en torno a la nueva ley para este sector.

“ Que escuchen a las diversas comunidades del sistema de ciencia, tecnología e innovación; que se construya un proyecto de consenso, y que se tome en cuenta la naturaleza específica de todas las instituciones que conforman al sector”, exigen.

“ La futura Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación, lejos de ser un motivo de preocupación para la comunidad científica mexicana, debe ser una excelente noticia para el País, un instrumento que asegure la preservación y crecimiento de nuestro patrimonio científico, y una gran apuesta para que la ciencia sea un pilar para la educación y el desarrollo económico en beneficio de la población mexicana”.

Entre quienes firman la carta destacan figuras como los médicos Adolfo Martínez Palomo y Marcelino Cerejido; los químicos Eusebio Juaristi y Liliana Quintanar; el físico Tonatiuh Matos; la biotecnóloga Beatriz Xoconostle, y el neurocientífico Pablo Rudomín.