Ciudad de México.- Game of Thrones en El Vaticano, Succession al interior de la Capilla Sixtina…  Aunque enmarcada en el ritual de la elección de un nuevo Papa en la Iglesia Católica, la película Cónclave, que se estrena en cines este jueves, tiene poco de religioso y mucho de thriller, aclara el director Edward Berger.

Uno, agrega, lleno de intrigas y traiciones que podrían ocurrir en cualquier lugar (una empresa, un partido político), pero aquí acontecen en el mundo eclesiástico donde “hombres mortales que sirven un ideal” ambicionan el poder.

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Se sintió como una novela atrapante,”, dice en entrevista el director alemán (Sin Novedad en el Frente), sobre el guion de Peter Straughan (ganador del Globo de Oro), que adapta el libro homónimo de Robert Harris. “Un thriller a puertas cerradas”, agrega, “casi un thriller político, no tanto religioso, político, como un juego de ajedrez de cómo poner a tu enemigo en jaque mate”

En la estela de la serie El Joven Papa, de Paolo Sorrentino, o la cinta Habemus Papam, de Nanni Moretti, esta producción ayuda a echar luz al antiquísimo, teatral y casi secreto mecanismo de votación.

Si en Sin Novedad en el Frente, que ganó cuatro premios ”scar, Berger se metió en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, aquí dirige un combate lleno de dialéctica y codicia entre papeletas electorales.

Ralph Fiennes encarna al Cardenal Lawrence, el corazón de la trama rodada en Roma, quien organiza el proceso en paralelo a que sus credos se tambalean, pues experimenta una crisis de vocación y de fe.

Casi no tiene líneas, pues Berger en realidad quería que el actor interpretara con su rostro, con sus ojos, e hiciera que el público empatizara con su estado mental: la duda.

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Otros actores tienen más diálogos, dicen lo que piensan sus personajes. Ralph no, sólo escucha y asimila. Ralph, con sus ojos, nos invita a su mundo interior. Nos deja ver lo que ocurre detrás de ellos. “Es el único actor en el que puedo pensar capaz de hacer eso. Amo verlo cuando lo hace. Con suerte, el público lo amará”.

A aclarar las ideas de Lawrence no lo ayudan los suspirantes por el trono de San Pedro: el progresista Bellini (Stanley Tucci), el ultraconservador Tedesco (Sergio Castellitto), el conspirador Tremblay (John Lithgow).

Todos tienen motivaciones detrás para ser el nuevo Sumo Pontífice, quizás no las más santas, y Lawrence descubrirá poco a poco la suciedad debajo de los hábitos corales.

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Me intrigó mostrar las deficiencias de todos en el filme. Todos los cardinales tienen un pasado que ocultan, que no les enorgullece y saldrá a la luz en la película”.

Luego de que en pantalla se presenten las piezas esenciales de este ajedrez, Cónclave introduce a un jugador inesperado, el Cardenal Benítez, un mexicano que sirvió en Bagdad y Kabul y a quien casi nadie conoce.

El fallecido Papa dejó estipulado que lo necesitaba en la elección de su sucesor y él, de hablar tranquilo, sacudirá los cimientos del Vaticano y agitará los comicios romanos.

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Si les gustan las películas, sabrán que cuando un personaje aparece a la media hora éste tendrá importancia”, dice el realizador, “no será olvidado, que está ahí por alguna razón. Verán cuál es la razón”. 

Lo interpreta Carlos Diehz, un histrión mexicano afincado en Canadá, primerizo, quien cuando se apareció en el set lleno de estrellas causó la misma conmoción que Benítez.

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Es un hombre maravillosamente amable y gentil, y eso permea en su personaje”, describe Berger.

El largometraje, que se tironea entre la espiritualidad y la avidez de los cardenales, culminará en un final controversial, fiel en buena parte al del libro, de esos que hacen que algunos se rasguen las vestiduras.

Berger está seguro de que muchos miembros de la Iglesia han visto este Cónclave con sumo interés, aunque quizás los cardenales reales se guarden sus valoraciones para sí mismos.

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Me puedo imaginar que hay mucha curiosidad de todos los involucrados en el catolicismo. Pero, de nuevo, no es sólo para católicos, es un thriller político que con suerte los sorprenderá”.