Internacional
Publicado el jueves, 26 de diciembre del 2024 a las 11:13
Nuevo York, NY.- Un millón 600 mil personas con orden de deportación ya emitida serían las primeras expulsadas de los Estados Unidos a partir de enero.
A dónde serán enviadas es incierto aún, pues una buena cantidad de países de origen de esos migrantes rechazan que los Estados Unidos les devuelva a sus propios nacionales; aunque una inmensa mayoría son ciudadanos de México. Durante el año fiscal 2024, de octubre de 2023 a septiembre pasado, una de las policías migratorias estadunidense, el ICE, por sus siglas en inglés, escoltó a 315 mil 480 individuos fuera del país. De estos, 63 mil 959 fueron retornados a México.
Aunque Donald Trump, Presidente electo de los Estados Unidos, ofreció en campaña la mayor deportación de residentes indocumentados, oferta que sin duda le atrajo buena cantidad de votos, la promesa puede ser inalcanzable como aquel ratón Speedy González que siempre escapó a las garras del gato Silvestre, la vieja historia animada de la compañía Warner Bros, “caricaturas para las criaturas”, inspirada sin recato en las primeras oleadas de inmigrantes indocumentados que atrajo el programa Bracero.
Tom Homan, designado por Trump como futuro zar fronterizo, ha repetido que primero deportará sin consideraciones a los indocumentados con cargos criminales y aquellos otros que representen una amenaza para la seguridad nacional. Al momento de arrestar a estos, advirtió, otros más pueden también ser detenidos y expulsados.
La prioridad de Homan son, pues, esos 1.6 millones de extranjeros cuyas esperanzas de permanencia en territorio norteamericano los tribunales migratorios cerraron con una orden de deportación.
Los tres países con mayor número de nacionales en esa lista de expulsiones inapelables son: Honduras (261 mil 651); México (252 mil 44 individuos); Guatemala (253 mil 413); El Salvador (203 mil 822), esto según un reporte noticioso de la cadena Fox News, que el 12 de diciembre refirió haber obtenido la información del ICE.
Los cuatro países mencionados tienen acuerdos de repatriación con los Estados Unidos. Los detenidos serán transportados en vuelos que el ICE coordina y custodia.
‘Deportables’
El cuándo ocurrirán estas repatriaciones es otra historia. Primero, hay que perseguir, arrestar y concluir trámites con aquellos cientos de miles con orden de deportación; de los 1.6 millones de extranjeros (Fox News habla de 1.4 millones) no todos están bajo custodia de ICE.
Se espera que quienes están libres se entreguen voluntariamente para ser expulsados. Pero, claro, muchos de estos pensarán: “atrápame si puedes”.
Para perseguir a esos miles de inmigrantes irregulares con plazos vencidos de estancia (los hay de China, Irán, Haití, Venezuela, Pakistán…), ICE dispone sólo de mil elementos. En total, la policía migratoria tiene 8 mil agentes; pero de estos, siete mil están de manera permanente resguardando las fronteras.
Homan ha recordado, además, que las deportaciones no son instantáneas. Cada detenido debe ser procesado, en caso de no haber tenido previo contacto con tribunales migratorios; o, para aquellos con órdenes de deportación ya emitidas, esperar a que se finiquiten sus trámites. Ese tiempo los arrestados tendrán que pasarlos en cárceles administradas por ICE o campos de detención, aunque éstos últimos aún no se construyen.
Otros que estarían entre los primeros deportados serían los inmigrantes que ingresen de manera irregular a territorio estadounidense luego del 20 de enero, fecha en que Donald Trump asumirá como presidente del país.
Temporales
Otro grupo de “deportables” son quienes poseen estatus de protección temporal, TPS por sus siglas en inglés. Para este día, unos 850 mil migrantes de 16 naciones gozan de ese beneficio, que el departamento de Seguridad Nacional otorga a poblaciones que enfrentan severas crisis humanitarias o fueron azotadas por calamidades naturales.
De América Latina, miles de originarios de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Venezuela están protegidos en este momento de una deportación por tener TPS; del Caribe, Haití. Pero con excepción de Haití, esa salvaguarda acabará en distintas fechas de 2025. Depende del secretario en turno de Seguridad Nacional, con aval del Presidente, extender la gracia o no renovarla. En su pasada Administración, Trump no fue simpático a renovar TPS para los haitianos, por ejemplo.
Si llegara a cancelarse el TPS para El Salvador, por decir, el país tendría que recibir a otros 180 mil deportados en 2025 –si acaso ICE tuviera tal capacidad para remover a tantos y otros migrantes-; los cuales sumados a los 203 mil con orden de deportación ya emitida, sumarían el equivalente al 6% de la población actual del país gobernado por Nayib Bukele. Pero es lejano que esto ocurra, además, según un reporte noticioso, la nación centroamericana estaría negociando con el equipo de Trump servir como tercer país seguro para recibir a aquellos que esperen obtener asilo.
Proceso
Trump prometió en campaña que desde el día uno de su Administración todo aquel migrante sin papeles detenido por el ICE en las fronteras será puesto bajo custodia, procesado y expulsado.
En octubre pasado, primer mes del nuevo año fiscal 2025, otra agencia que resguarda aduanas y fronteras, CBP por sus siglas en inglés, reportó 143 mil 50 “encuentros” con migrantes no documentados en todo el país (fronteras norte y sur y en ciudades del interior).
Es preciso aclarar que el término empleado, “encuentros”, no implica detenciones ni tampoco individuos totales; sucede que con un solo migrante, CPB suele tener hasta tres “encuentros” en un mes.
La escasez de espacio en cárceles migratorias es la razón por la que muchas veces el ICE y CBP liberan a los indocumentados que detiene.
La venidera Administración estadunidense se propone, por esto, construir campos de detención para ampliar de manera inmediata los centros de reclusión.
Privados de movilidad, los migrantes sin documentos que entren mes con mes a los Estados Unidos serán procesados -toma de datos: nombre; procedencia; huellas dactilares; fotos…- y salvo contadas excepciones por razones humanitarias, serán deportados de manera expedita.
Esto está en los planes; la compleja realidad social, política y económica del país marcará el ritmo con que pueda concretarse.
Logística
Erigir esos campos de detención, comprar camas para esas cárceles, contratar a más agentes migratorios, incrementar los equipos de oficina, vehículos, armamento, pagar el combustible adicional para tantos vuelos de repatriación que se imagina…, requerirá, claro, de un presupuesto extra. Hay voluntad para que se tenga, pues ambas cámaras del Congreso tendrán mayorías afines a Trump.
El senador republicano Lindsey Graham, quien se apresta a presidir el comité de Presupuesto de la Cámara alta, dijo apenas el 10 de diciembre: “Vamos a reducir impuestos, sí. Pero la prioridad para el Senado es retomar el control de la frontera” y el sistema migratorio.
Ese 10 de diciembre el comité de Asuntos Judiciales del Senado tuvo una reunión para analizar el impacto de la deportación masiva prometida por Trump.
Se recordó entonces la operación “Espalda mojada”, que en un solo año, 1954, consiguió la remoción de un millón de mexicanos a su país de origen. “Espalda mojada” fue una operación cuasimilitar encargada al general Joseph Swing, héroe de dos guerras y quien en su juventud participó en la “Expedición Punitiva”, otra más de las invasiones estadunidenses a territorio mexicano, esa vez con el propósito de capturar al general Pancho Villa.
La que hoy comienza a perfilarse como la más grande deportación de indocumentados tiene como referente esa operación de 1954.
A seis semanas de recuperar la Casa Blanca, Donald Trump completó el equipo más cercano de colaboradores que tendrá a su cargo el día a día de la contención migratoria y lucha antidrogas en la frontera con México, y la aplicación de las leyes migratorias en el interior del país, con nuevas designaciones de funcionarios de línea dura en posiciones clave.
Nombró a Rodney Scott como comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), a Caleb Vitello como director interino de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y a Tony Salisbury como asesor adjunto de Seguridad Nacional (Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca).
La lista la completa la designación de la Gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, para ocupar la titularidad del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), a Tom Homan como “zar” fronterizo y a Stephen Miller como subjefe de Gabinete de la Casa Blanca, tres funcionarios con sólidas credenciales
antimigratorias,
Miller y Homan -exdirector interino de la ICE- fueron, respectivamente, el arquitecto y el ejecutor de la política de tolerancia cero en la frontera con México durante el primer mandato de Trump. Su nuevo encargo es diseñar e implementar el inédito plan de deportaciones masivas de Trump.
Estados Unidos registró el inicio de año fiscal con menor número de detenciones de migrantes irregulares en su frontera sur desde la pandemia de Covid-19. CBP reportó que en octubre y noviembre, los dos primeros meses del año fiscal 2025, se registraron 200 mil 525 “encuentros” (detenciones) entre puntos regulares de entrada en la frontera con México.
La cifra representa una caída de 59% respecto al primer bimestre del año fiscal 2024. La reducción fue de 47.5% en el caso de México, de 57% en el de Venezuela y de 68% en el de Guatemala.
Al presentar las estadísticas operativas de la CBP correspondientes a noviembre, Troy A. Miller, comisionado del organismo, destacó el descenso sostenido en el número de detenciones de migrantes irregulares en los últimos meses. Los encuentros entre puertos de entrada, añadió la CBP en un comunicado, están ahora en su nivel más bajo desde julio de 2020.
Antecedente
En su primer periodo como Presidente, de 2017 a 2020, la Administración de Donald Trump echó, con órdenes de deportación, a un millón 196 mil 896 migrantes.
Esto sin contar los expulsados por causa de la pandemia y los retornados, aquellos que aceptan marcharse tras indicarles que se les niega el permiso de entrada.
Temor
Antes de la elección presidencial de Estados Unidos, los albergues para migrantes de la frontera de Coahuila con Texas lucían semivacíos. Ahora, familias enteras llegan con la esperanza de alcanzar EU antes de que Trump rinda protesta.
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