Internacional
Por Milenio
Publicado el sábado, 14 de diciembre del 2024 a las 01:18
Ciudad de México.- Para Daniel Ryu, hay pocos lugares más típicamente estadunidenses que Kokomo, en Indiana. La ciudad del Medio Oeste, cuna del automóvil, es una ciudad industrial, donde los sindicatos son fuertes y los lugareños se rigen por una mentalidad de “se compra lo que se construye”.
“Esto es como el verdadero Estados Unidos”, dice Ryu, sentado en el piso superior de la Primera Iglesia Evangélica Presbiteriana. Su padre, Joshua, utiliza el santuario como líder de la Iglesia de la Gloria, un lugar de adoración surcoreana, para servicios con alrededor de 10 asistentes coreanos.
Ryu, un ingeniero coreano-estadunidense de 25 años de edad, creció en Fullerton, California, una ciudad históricamente más estrechamente relacionada con la inmigración asiático-estadunidense. Pero se mudó a la pequeña ciudad al norte de Indianápolis el año pasado para asumir un puesto de dirección en Starplus Energy, una empresa conjunta de 6 mil 300 millones de dólares (mdd) entre Samsung y Stellantis, que se prepara para transformar a Kokomo en el epicentro de las baterías del Medio Oeste.
Poco después de llegar, consiguió un trabajo para su hermano y, en septiembre, sus padres se unieron a ellos para iniciar una iglesia para familias como la suya: coreano-estadunidenses recién instalados, o expatriados coreanos, que trabajan en la planta de baterías.
“Solamente queremos que sepan que son bienvenidos aquí”, dice Perry Martinson, ingeniero de General Motor (GM) y presbítero de la iglesia presbiteriana, que recientemente pudo descifrar cómo mostrar el alfabeto coreano en su letrero digital. Las autoridades estiman que ya llegaron hasta 800 ciudadanos coreanos desde que Starplus anunció la empresa en 2022, duplicando más o menos la población asiática de la ciudad.
Kokomo es una de las más de una docena de ciudades de Estados Unidos (EU) que se han transformado y revitalizado gracias a la llegada de inversiones procedentes de Corea del Sur.
Corea del Sur se convirtió en el principal inversionista extranjero en nuevas instalaciones en EU, liderado por sus fabricantes de coches y productos electrónicos, como Hyundai, Kia, LG y Samsung, con compromisos por un total de 21 mil mdd el año pasado, el nivel más alto en más de una década.
Pero las ciudades que se beneficiaron están lejos de los grandes centros metropolitanos de las costas a los que tradicionalmente han emigrado los surcoreano-estadunidenses. En ciudades como Kokomo y Savannah en Georgia, y Auburn en Alabama, estos ciudadanos llevaron sus costumbres y culturas a rincones inesperados del país.
En Savannah, donde el grupo automotriz Hyundai está construyendo su planta de vehículos eléctricos de 7 mil 600 mdd, la ciudad calcula que le ha dado la bienvenida a cientos de trabajadores surcoreanos, junto con sus familias. Una gran tienda de abarrotes asiática y un par de iglesias coreanas abrieron durante el verano. Mientras tanto, en Taylor, Texas, la agencia de desarrollo económico está en conversaciones con restaurantes surcoreanos interesados en atender la demanda de la planta de fabricación de chips de 40 mil mdd de Samsung.
“Esta es una oportunidad única en la vida para que los surcoreano redefinan su papel en la identidad estadunidense”, dice Jae Kim, presidente de la Cámara de Comercio Coreana del Sureste de EU, que ha ayudado a “cientos” de surcoreanos a mudarse a Savannah para trabajar en Hyundai. Su primo, James Chin, se mudó de Boston con su esposa e hija para administrar la planta.
En Kokomo, la transformación se puede ver en casi cada esquina. Siete restaurantes surcoreanos llegaron el año pasado a una ciudad donde antes no había ninguno. Los nuevos hoteles que atienden a expatriados surcoreanos ofrecen pantuflas y palillos chinos, y el club campestre está en proceso de renovación para atraer a golfistas de esta nacionalidad.
La Cámara de Comercio de la ciudad organiza talleres para socorristas, personal de hostelería y dueños de negocios sobre las costumbres, la etiqueta y la comida surcoreanas.
“Nos ha permitido salvar edificios históricos”, dice Scott Pitcher, de 70 años, un antiguo trabajador de Chrysler, que se convirtió en desarrollador inmobiliario dedicado a preservar el centro de Kokomo. “Antes no podíamos hacer los cálculos, pero ahora, con las tarifas que estamos obteniendo, es económico”, dice.
En octubre, Pitcher presentó Sute, un restaurante surcoreano de lujo ubicado en un sitio que alguna vez fue un almacén abandonado y está equipado con un sistema de karaoke, donde el alcalde recientemente interpretó una canción de las Spice Girls con ejecutivos surcoreanos.
Pitcher quiere construir una tienda de abarrotes y una peluquería surcoreanas, junto con viviendas adicionales en un plan que denominó “Kokotown”. Su socio es Sean Park, que el año pasado se mudó de Seúl a Kokomo junto con su esposa y su hija de cuatro años después de enterarse de Starplus.
La afluencia no podría llegar en un momento más oportuno. La ciudad fue golpeada fuertemente por la globalización, perdiendo una quinta parte de su fuerza laboral de fabricación entre 2000 y 2005. Ese año, Delphi, su segundo empleador más grande y el mayor proveedor de autopartes de EU, se declaró en quiebra, despidiendo a miles de trabajadores.
La crisis financiera mundial que siguió fue aún más debilitante. Dos de las otras empresas principales de Kokomo, General Motors y Chrysler, también se declararon en quiebra. En un momento dado, se ejecutó la hipoteca de 40 por ciento de las casas y el desempleo se disparó a más de 20 por ciento. En 2008, Forbes declaró a Kokomo una de las ciudades de EU que más rápido muere.
17 años después, la ciudad está creciendo, con el salvamento del rescate de la industria automotriz de EU en 2009 y la inversión de Stellantis, la matriz de Chrysler. Starplus y sus proveedores de Corea del Sur, incluidos Jaewon, Junho y Soulbrain, están construyendo nuevas fábricas. El hijo de Flores-Guillaume acaba de ser contratado en Starplus.
“Parece una nueva era”, dice Lori Dukes, directora ejecutiva de Greater Kokomo Economic Development Alliance, sentada en su oficina, un antiguo edificio de GM. Paul Wyman, comisionado del condado de Kokomo y desarrollador inmobiliario, lo expresa de manera más sucinta: “Forbes se equivocó”.
Kokomo recibió la ayuda de la agencia de desarrollo económico de Indiana, que ofreció a Starplus 363 mdd en incentivos y durante años reclutó a inversionistas surcoreanos antes de que se concretara el acuerdo con Starplus.
Otras ciudades del estado también están preparadas para experimentar un auge surcoreano. Dos horas al norte de Kokomo, en New Carlisle, Samsung está construyendo una fábrica de baterías de 3 mil mdd con GM. Una hora al oeste, SK Hynix está construyendo una planta de empaques para semiconductores de 3 mil 900 mdd. El año pasado, Indiana ocupó el segundo lugar entre todos los estados de EU en cuanto a proyectos surcoreanos y abrió una oficina en Seúl.
Kokomo, e Indiana en general, reciben la ayuda de los cambios en la geopolítica de inversión, gran parte de la cual está motivada por las preocupaciones de EU sobre la dependencia de los proveedores chinos.
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