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| El guionista y también dramaturgo, revela su aguda mirada sobre los sucesos que cambian y deforman la visión personal de cada uno.

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‘En la juventud habrá siempre una libertad de experimentar el mundo’; Nadie nos va a Extrañara

  Por Christian García

Publicado el viernes, 13 de diciembre del 2024 a las 04:08


Habla el guionista de la serie de Amazon sobre su interés por las historias de crecimiento

Saltillo, Coah.-Hace un par de meses, un grupo de adolescentes hizo reír y llorar a quienes los conocieron. En un par de horas se convirtieron en sus amigos, les compartieron sus secretos, los dejaron entrar en lo más íntimo de sus vidas y, como todo en esta vida, terminó dejando una canción en el aire… un éxito de Caifanes.

Ese grupo, conformado por Alex, Memo, Marifer, Tenoch y Daniela, hicieron que los cuarentones del ahora se convirtieran nuevamente en los jóvenes que en 1994 escuchaban música en walkmans, se emocionaban viendo Jurassic Park e ignoraban lo que llegaría con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, y que recordaran toda una época con sólo una canción que les da nombre: Nadie nos Va a Extrañar, la serie mexicana que dominó los primeros puestos de Amazon Prime y que fue escrita por los guionistas Adriana Pelusi y Gibrán Portela.

Una serie que se inspira en las memorias de ambos escritores, ya que como apunta Portela “(la adolescencia) fue una época chida para mí, y supongo que es una época bastante particular donde las hormonas son un desastre, todo es un drama, todo es importante y hay muchas ganas de hacer cosas, de vivir, de ver. Justo es la edad de descubrir y, justo, esa época para mí fue en el 94, en la secundaria”, detalló el guionista en entrevista con Zócalo.

Pero la serie va más allá de retratar las experiencias personales, que se confunden con la ficción, sino que busca retratar una época en la que las relaciones eran diferentes, directas y en persona, alejadas de la distancia que ofrecen los medios digitales como celulares y computadoras. Un repaso por lo intenso de vivir de cerca los hechos y situaciones, las risas, los llantos y los corazones rotos. 

Para Portela y Pelusie era importante “evitar este rollo del celular” porque “la juventud es muy extraña porque a esa edad todos somos como muy raros”, y aunque los 90 es “ la época que nos tocó vivir, y la conocemos bien, los sentimientos y las cosas que realmente importan siguen siendo las mismas: el primer amor, la primera vez, la amistad y también el descubrimiento de quién eres como persona, la sensualidad, y cómo forma tu pandilla de amigos. Siento que los mecanismos más o menos son parecidos, pero pues esa época la conocemos mucho mejor que ahora”, explicó.

Así, el viaje que los jóvenes interpretados por Nicolás Haza, Axel Madrazo, Camila Calónico, Virgilio Delgado y Macarena Oz, aprenden a vivir y sobrevivir esos ritos de paso. Nadie nos Va a Extrañar se convierte en un viaje de crecimiento para cada uno de ellos, en los que deben de lidiar con las sensaciones buenas y malas “los amigos, los daños y estos pequeños enredos sentimentales” que conquistaron a los asiduos del streaming.

 

Relatos de crecimiento

Así, el guionista y también dramaturgo, revela su aguda mirada sobre los sucesos que cambian y deforman la visión personal de cada uno. Esas mutaciones que duelen y que hablan, no sólo de los individuos, sino también de los tiempos y espacios en los que se mueven.

Esa misma mirada puede encontrarse en otros trabajos que Portela ha hecho, especialmente tres películas, La Jaula de Oro ( Diego Quemada-Diez, 2013), Todas las Pecas del Mundo (Yibrán Asaud, 2019), y Güeros (Alonso Ruizpalacios, 2014), historias de crecimiento en las que los impactos sociales se observan de forma directa sobre sus personajes, especialmente en la última.

Para él, “hay un interés inconsciente tuyo en este tipo de historias, un interés en crear una aventura de chavitos, porque aunque lo que estén atravesando sea muy duro, siempre habrá esa juventud, esa libertad de experimentar el mundo. Me gusta porque quizá la veo con nostalgia porque supongo que era una época mejor o que sé yo, pero siento que hay mucha libertad en este tipo de relatos”.

Así, Güeros relata la historia de dos hermanos que cruzan la Ciudad de México en búsqueda de un músico y a la vez se ven atravesados por las huelgas estudiantiles de la UNAM a finales de los 90, en una road movie que ahonda, sí en sus personajes y sus relaciones, pero también en los contextos sociales de una década que marcó al país. 

En el caso de Güeros siempre estuvimos pensando un dispositivo para contar la historia de estos chicos que estaban en medio de tuna época de la vida donde estás detenido, y ese contexto de la huelga nos hizo sentido porque un montón de banda de la UNAM se quedó un poco detenida. Unos estaban gritando ‘¡cabrón!’ y otros no porque estaban en huelga de la huelga, y se nos hizo una época y un movimiento importante para recordarlo y para tenerlo en cuenta porque sí pasó y fue importante”, aunque destaca que “también fue importante recordarlo desde nuestro punto de vista”, la de estos dos hermanos y su amigo.

Y si algo hermana a Güeros con Nadie Nos va a Extrañar es ese fantasma que pervive en el tiempo: la música. En el primer caso, es la voz de un rockero que se mantiene atrapada en un caset y se reproduce solamente como un rumor de que quizá vive, la necesidad de que exista para dotar de una experiencia única al recuerdo de un padre. En la segunda, en cambio, es el hilo que guía a todos los personajes por un laberinto emocional y una forma de tejer sus destinos.

Según apunta Portela, la canción clave de la serie es la homónima de los Caifanes, una canción que siempre estuvo como punto de toque para el programa, uno que grita con rabia que el pasado sigue y nunca se irá.

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